Un equipo de neurocientíficos ha identificado un pequeño grupo de células cerebrales que responden especialmente a la nicotina y que podrían ser los principales culpables de la adicción a la sustancia.
Al manipular estas neuronas en el cerebro de unos ratones, los científicos pudieron frenarles la adicción a la nicotina. Sus resultados no solo constituyen una pieza importante del rompecabezas de la adicción a la nicotina, sino que también podrían llevar a nuevos tratamientos para el problema.
La nicotina es una de las drogas más populares de la humanidad y se considera que es la tercera sustancia más adictiva que conocemos. Debido a que tiene un gran dominio sobre nuestros cerebros, es extremadamente difícil de dejar.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU, fumar es una de las principales causas de muerte prevenible, con aproximadamente 1.300 personas –en Estados Unidos– que mueren todos los días debido al consumo de cigarrillos o al humo.
Es por eso que un equipo dirigido por investigadores de la Universidad Rockefeller ha estado investigando la química del cerebro para identificar posibles nuevos objetivos farmacológicos que ayuden a frenar la adicción.
Se centraron en dos pequeñas regiones del cerebro ubicadas en el cerebro medio, la parte evolutiva más antigua de los cerebros de vertebrados, y una de las muchas características cerebrales que compartimos con los ratones.
Se sabe que dos regiones interconectadas, la habénula medial y el núcleo interpeduncular (NPI), están involucradas en la dependencia a las drogas y también contienen los receptores a los que se une la nicotina una vez que ingresa al torrente sanguíneo y se cruza con el cerebro.
El equipo ha descubierto previamente mecanismos específicos de producción de neurotransmisores en estas áreas, que juegan un rol crucial en el desarrollo de la adicción a la nicotina.
Para este último estudio se perfeccionaron aún más y encontraron un pequeño grupo de células cerebrales en el IPN, que cambian su actividad después de estar expuestas a la nicotina de manera crónica.
Cuando el cerebro recibe un golpe de nicotina, normalmente la habénula envía una señal a la IPN que disminuye los efectos placenteros de la droga, lo que limita la ingesta de nicotina. Pero una de las características de la adicción a la nicotina es la insensibilidad a la droga y la necesidad de fumar más.
Usando ratones que habían estado bebiendo agua con nicotina durante seis semanas, los investigadores descubrieron que la exposición crónica a la sustancia realmente cambia un grupo de neuronas, a las que denominaron Amigo1. Estas células liberan dos neurotransmisores diferentes que rompen la señal de la habénula.
«Si usted está expuesto a la nicotina durante un período prolongado, produce más sustancias químicas que alteran la señal y esto lo insensibiliza», dice la investigadora principal, la neurocientífica Inés Ibáñez-Tallon de la Universidad Rockefeller, quien publicó es estudio en PNAS.
Esa es una pista muy importante si vamos a encontrar medicamentos que puedan frenar la adicción a la nicotina al cambiar la forma en que nuestros cerebros responden a ella.
Para ver si las neuronas Amigo1 realmente controlan la adicción, el equipo manipuló la expresión de uno de los genes que codifican los receptores de nicotina en estas células.
Luego colocaron a los ratones, adictos a la nicotina, en un ambiente donde los animales podían elegir entre pasar el rato donde había agua con droga, o bien en otra área.
Efectivamente, los ratones cuyas neuronas Amigo1 fueron silenciadas, no mostraron preferencia por la nicotina, mientras que sus familiares adictos seguían regresando a la cámara por un poco más.
Aunque hasta ahora solo hemos visto estos resultados en ratones, si compartimos estructuras cerebrales similares con estos animales, los investigadores confían en que con este estudio podemos llegar a buen puerto con respecto a la adicción humana.
«Lo que todo esto nos dice es que la vía habénula-IPN es importante en el hábito de fumar en los humanos», dice Ibanez-Tallon.
Ahora que los investigadores saben dónde buscar, seguirán investigando cómo manipular las neuronas Amigo1, con el fin de descubrir nuevas formas de atacar la adicción a la nicotina.
El Ciudadano, vía Science Alert