Fiscalía Regional de Valparaíso se comprometió a agilizar la investigación por el homicidio de Nicole Saavedra

Nicole Saavedra Bahamondes, de 23 años, estudiaba Prevención de Riesgos en Quillota y vivía junto a su madre en un modesto hogar de El Melón, comuna de Nogales. Llevaba varios años manifestando abiertamente su lesbianismo y en el último tiempo estaba analizando la posibilidad de iniciar un proceso de transexualidad.

Después de una fiesta, la mañana del 18 de junio de 2016, fue secuestrada por un vehículo en el paradero 7 de la comuna de La Cruz (Av. 21 de Mayo con Baquedano), cuando esperaba locomoción para irse a su casa.

El mediodía del 25 de junio de ese año, su cuerpo sin vida fue encontrado en el terreno de la parcela N°7 del sector Los Aromos, en la comuna de Limache, con sus manos atadas y claras señas de haber sufrido torturas. La autopsia reveló que Nicole murió el día anterior por un fuerte golpe en la nuca.

Tras ocho meses sin resultados y sin poder conocer los detalles de la investigación, a comienzos de 2017 la familia de Nicole aceptó el ofrecimiento de la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres, para que el caso fuera tomado por la abogada Silvana del Valle.

Para la parte querellante, la investigación ha sido deficiente y la Fiscalía de Limache no ha realizado todas las diligencias solicitadas por la abogada, y las que se han llevado a cabo han sido tardías. Por este motivo, y habiendo pasado más de un año y medio sin resultados, la familia de Nicole decidió solicitar el cambio del fiscal a cargo, Juan Emilio Gatica, a quien acusan de tomar este caso con desidia.

El pasado miércoles 13 de diciembre, a las 15:30 horas, los familiares de Nicole y Silvana Del Valle fueron recibidas por dos abogadas asistentes de Pablo Gómez Niada, fiscal regional de Valparaíso.

“Hoy tuvo que excusarse el Fiscal Regional porque tuvo una emergencia, pero dejó a sus abogadas asistentes a cargo y nos atendieron. Se notó que ellas estudiaron bien el caso de Nicole; estaban al tanto de la lentitud y falta de diligencias del fiscal Juan Emilio Gatica de Limache y cómo su inoperancia ha generado una desconfianza en la familia de Nicole. En visto a la falta de diligencias por parte del fiscal Gatica, la Fiscalía Regional se comprometió con la mamá de Nicole y su prima María a ponerse en contacto con la Unidad de Delitos Sexuales de Santiago para trabajar directamente con ellos”, contó Del Valle.

Para la familia de Nicole, estas aprensiones no son gratuitas, pues está el precedente del caso de María Pía Castro, otra joven lesbiana asesinada en Limache y para quien no ha habido justicia.

PRECEDENTE DE IMPUNIDAD: EL CASO DE MARÍA PÍA CASTRO

La noche del 12 de febrero de 2008, el cadáver de María Pía Castro fue depositado entre unos colchones viejos que se hallaban en un sitio eriazo ubicado en la salida sur de Limache, cerca de un sector conocido como El Pangal. Allí sus asesinos le prendieron fuego, el cual, además de incinerar el cuerpo, comenzó a quemar las hojas de los eucaliptus que abundan en ese lugar.

Según un vecino del barrio, en el momento previo al incendio, en ese sitio había dos autos “enchulados” y una camioneta, y se escuchaba música ‘reggaetón’ a fuerte volumen. Los vehículos huyeron a gran velocidad poco después de iniciado el fuego.

Posteriormente llegaron los bomberos, quienes encontraron el cadáver de la joven, la cual era una destacada futbolista de Olmué, y que fue vista por última vez esa tarde en la plazoleta de la población Lo Narváez, próxima a su domicilio, un humilde hogar en donde vivía junto a su madre y hermana.

La autopsia reveló que María Pía murió a consecuencia de un fuerte golpe en la nuca, y presentaba dos lesiones más en la cabeza. No había sido abusada sexualmente ni presentaba indicios de haber ingerido drogas o alcohol.

La joven era conocida como “buena para el carrete” y quienes la frecuentaban señalaron que era consumidora de cerveza y marihuana, y, en el último tiempo, de pasta base. Por este motivo, cuando se supo su fallecimiento, en su población se rumoreó que probablemente su muerte había sido provocada por narcotraficantes a quienes María Pía les habría debido dinero. Haciéndose eco de esta hipótesis, y ansiosa por dar con los culpables del crimen, su hermana Sara le dijo a los policías que la última vez que había hablado por celular con Pía, ella le había contado que estaba secuestrada por un supuesto vendedor de droga conocido como “el Mayo”.

Debido a que un par de testigos habían visto una camioneta la noche que la muchacha fue quemada, y se sabía que “el Mayo” tenía un vehículo de ese tipo, la policía lo buscó como principal sospechoso. Pero una vez que dieron con él, éste demostró que el día y hora en que se produjo el crimen, se encontraba detenido en una comisaría de Viña del Mar, acusado de haber robado en una ferretería. Al derrumbarse esta hipótesis, la policía volvió a interrogar a Sara, quien confesó que había inventado su primera versión, pues se había dejado llevar por rumores que circulaban en su barrio. Ella indicó que los interrogatorios se hicieron cada vez más violentos y que la policía intentó que se autoinculpara del crimen de su hermana. Como esto no prosperó, la policía abandonó la investigación y el caso fue cerrado en abril de 2010 sin imputados.

Al revisar el expediente, se constata que la Fiscalía de Limache tampoco ordenó investigar la hipótesis del crimen pasional. María Pía era una atractiva joven de 19 años, carismática, que, si bien había tenido algunos romances con hombres, su predilección eran las mujeres. Aunque su diario de vida desapareció luego de su multitudinario funeral, en un cuaderno que conserva su madre, hay una lista de 25 amantes femeninas. En él y en su agenda de 2007, se constata que su último “gran amor” antes de morir fue una joven viñamarina, la cual paralelamente mantenía una relación de pareja con un muchacho de Limache, quien, según varios testimonios que aparecen en la carpeta  investigativa, tuvo un conato de pelea con Pía en una plaza de aquella comuna, ocasión en que la amenazó a viva voz. Pese a esta información, y a que aquel joven tenía antecedentes por hurto, nunca la PDI ni la Fiscalía llamaron a declarar a esa pareja.

Con el paso de los años, la madre de Pía piensa que ellos son los principales sospechosos; ella recuerda que después de la muerte de su hija, la joven viñamarina llegó a su casa a buscar todas las cosas que ella tenía allí, sin siquiera darles el pésame sino que con la sola preocupación de que no quedara nada suyo en ese lugar. Además, un mes después de ser enterrada en el cementerio de Limache, la joven viñamarina visitó la tumba de Pía y escribió en un block que había para dejar mensajes de condolencias, un texto que comenzaba con la siguiente frase: “Ay Ratona, por qué xuxa tuvo que ser así todo…”. Para Francisca, la madre de Pía, el que esa pareja de sospechosos nunca fueran interrogados, se debe a que tendrían vínculos con gente poderosa de la zona.

Otra cosa que resulta inexplicable al leer el expediente, es que pese a que un testigo describió con lujo de detalles las características de dos autos “enchulados” que estuvieron en la escena del crimen, y que en el valle de Limache-Olmué existe un club de ese tipo de vehículos, la policía nunca los investigó. Además, en el registro de llamadas del celular de Pía el día de su asesinato, hay un par de números que tampoco se supo a quiénes pertenecían. Este caso prescribirá en febrero de este año, tras cumplirse diez años del crimen, que permanece en total impunidad.

Para María Bahamondes, prima de Nicole Saavedra, la desidia en la investigación de ambos crímenes se debe a la discriminación institucional, pues las dos eran mujeres lesbianas de familias humildes (las madres son temporeras agrícolas). Una muestra de ello, fue que los abogados que les asignó el Estado jamás realizaron ninguna acción, y la querella por homicidio sólo fue presentada meses después, cuando el caso de Nicole fue asumido por la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres.

Por Cristian Sotomayor Demuth

Fotografía de portada: Manifestación del 13 de diciembre en Valparaíso. Tomada por Claudia Amigo.

El Ciudadano