Valdivia, 11 de enero de 2012
Estimado Gonzalo, estimados colegas: El día de hoy me he informado que el tema del Contrato de Investigación con Forestal Arauco presentada por la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales se tratará una vez más en Consejo Académico. Como sabrán, mi posición y la de mi Facultad son contrarias a la realización de este contrato. Celebro la pertinacia del Decano Paredes en la misma medida que elogio su inteligencia: sabe que las opiniones y argumentos desfavorables al contrato con Forestal Arauco no lo desaprueban a él, ni a su equipo, ni a su Facultad, sino estrictamente a sus razones. Debido a que en un momento el Decano me pidió que expresara las mías, las comparto muy brevemente con ustedes:
Obviando las características técnicas y operativas del proyecto, resulta persuasivo que se arguya que a través de esta iniciativa de investigación comienza y se refunda una nueva relación con la empresa. Relación ejemplar y necesaria para el futuro de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales y de la propia Corporación. Ciertamente es deseable y necesario que ello ocurra. Sin embargo, esta nueva relación no puede fundarse en la impunidad comunicativa (amén, obviamente, de la ambiental y jurídica).
No debemos olvidar –la documentación es amplia y profusa- que las acciones desarrolladas por Celulosa Arauco y Constitución S.A. lesionaron notablemente la imagen pública de la Universidad Austral de Chile. Una de muchas, fue la descalificación –de modo, forma y fondo- del “Estudio sobre origen de mortalidades y disminución poblacional de aves acuáticas en el Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter, en la provincia de Valdivia”, que puso en cuestión a través de los medios y en la ciudadanía, la calidad y rigor científico de las y los investigadores de la UACh.
¿Es posible una nueva relación con la empresa? Sí. Pero sin impunidad. La empresa no ha hecho nada para reparar los graves daños morales y comunicativos que le ha infringido a nuestra Corporación y a una parte importante de la ciudadanía. Descalificando estudios, obliterando fallos judiciales y velando los impactos ambientales y sociales producidos por su actuar, no ha reconocido públicamente -y con la misma proporción al daño infringido- sus responsabilidades.
Este borrón y cuenta nueva, este “nuevo trato”, sólo me parece posible con un mea culpa público y publicitado que parta del reconocimiento del daño causado al medio, comunidades e instituciones. Operar en sentido inverso, es legitimar la impunidad. El Consejo Académico no puede fungir como la pátina institucional y científica de un blanqueamiento “desmemoriado” de lo que aquí ha ocurrido.
Esperaba que este tema estuviese zanjado. Se me informa que jurídicamente hay nuevos antecedentes. Desde mi punto de vista y so pena de majadería, estos son los únicos nuevos antecedentes que nos deben importar como Universidad: la empresa ha reconocido abierta, clara y honestamente el daño causado.
Mi saludo cordial,
Dr. Yanko González
Decano Facultad de Filosofía y Humanidades
Universidad Austral de Chile
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