Como sugiere una nueva investigación, el famoso pirata Barbanegra (Blackbeard), del siglo XVIII, puede haber pasado las horas entre saqueo y saqueo acurrucándose con un buen libro.
Arqueólogos de Carolina del Norte, EEUU, que trabajaban en los restos del buque insignia del pirata, el Queen Anne’s Revenge (venganza de la reina Ana), encontraron 16 pequeños fragmentos de papel «en una majamama de lodo húmedo» que había estado en la cámara de un cañón. Trabajaron durante meses para conservar los pequeños trozos, el mayor de los cuales tenía el tamaño de una moneda de cuarto de dólar. En sus labores descubrieron que en algunos restos todavía había palabras visibles.
Luego de meses de trabajo, los investigadores determinaron que los fragmentos provenían del libro del capitán Edward Cooke, «Un viaje al mar del sur y alrededor del mundo» (A Voyage to the South Sea, and Round the World), de 1712.
Los científicos en conservación, que trabajan para el laboratorio QAR del Departamento de Recursos Naturales y Culturales de Carolina del Norte, dijeron que lograr rescatar papel en sitios de naufragios es un evento muy raro.
«Este hallazgo único de los restos del Queen Anne’s Revenge proporciona evidencia arqueológica de libros transportados en barcos a principios del siglo XVIII y se suma a nuestro conocimiento de la historia del buque insignia de Barbanegra y de quienes lo dirigieron», dijo el departamento. «El registro histórico tiene varias referencias a libros a bordo de buques en la flota de Barbanegra, pero no proporciona títulos específicos; este hallazgo es la primera evidencia arqueológica de su presencia en QAR», agregan.
Barbanegra, cuyo verdadero nombre era Edward Teach, capitaneó el Queen Anne’s Revenge en 1718 frente a la costa de Carolina del Norte. Los restos fueron descubiertos en 1996 y desde entonces los arqueólogos han estado trabajando para encontrar y preservar los artefactos del navío.
«Es tan inusual obtener material orgánico como el papel. Una opción para mantener la carga de pólvora en su lugar en un cañón era acuñarla con papel. El aficionado a los libros que hay en mí odia el hecho de que los piratas pudieran haber arrancado la página de un libro para disparar su arma», dijo el historiador Angus Konstam, autor de una biografía de Blackbeard.
Konstam opinó que la narrativa de viaje del libro, que describe las aventuras de Cooke en la costa de América del Sur, habría sido «muy buena lectura para un pirata a la hora de dormir».
El libro también relata el rescate de Alexander Selkirk de una isla en el Pacífico Sur, en la que estuvo abandonado durante cuatro años; una historia que habría inspirado la novela «Robinson Crusoe» de Daniel Defoe (1719).
El historiador Simon Layton, de la Universidad Queen Mary de Londres, dijo que muchos piratas de los tiempos de Barbanegra sabían leer y que a menudo llevaban libros a sus travesías de saqueo. «Dicho esto, ¡encontrar estas páginas en el eje de un cañón no implica necesariamente que la tripulación de Barbanegra estuviera absorta en tal literatura! Se podría argumentar, a la inversa, que revela cierta irreverencia hacia los libros en general. Pero los piratas eran, después de todo, una tripulación variopinta; indudablemente algunos eran mejores lectores que otros», especula Layton.
«Aunque los libros como estos, relatos de viajes, habrían sido relativamente comunes en los barcos de principios del siglo XVIII, la evidencia arqueológica de ellos es extremadamente rara y este hallazgo representa una visión de los hábitos de lectura de una tripulación de piratas», explican los arqueólogos, que están planificando una exhibición para conmemorar el tricentenario de Blackbeard, que es este año.
El Ciudadano, vía The Guardian