“Buscaremos la forma de hacerle llegar una carta con nuestra situación propia de maipucinos”, señala Mauricio Llaitul, presidente de la Asociación Mapuche Tripay Antü de Maipú, en conversación con El Ciudadano. Si bien no participará en la actividad que el Papa Francisco encabezará en el Templo Votivo de la comuna poniente, el dirigente estará atento al mensaje que el líder de la Iglesia Católica entregará sobre temas como la participación ciudadana y los pueblos originarios.
También hay otras situaciones que concentran su atención, como el papel de la institución eclesial en relación a las demandas territoriales de las comunidades mapuche. “Mantenemos conflictos con la Iglesia”, sentencia Llaitul, ante lo cual espera “algunas señales” sobre la restitución de terrenos que hoy están en manos de la Iglesia chilena.
¿Cómo le describirías al Papa el Maipú del 2018, desde el punto de vista de un dirigente mapuche urbano?
Es un Maipú que ha retrocedido en los procesos de participación ciudadana. En 2017 hemos constatado que aquí ha habido un retroceso en el Maipú que conocíamos en el proceso de participación ciudadana y de organizaciones, en lo concreto, en la toma de decisiones, en el contexto de la creación de espacios participativos.
El Papa ha dado señales durante todo este tiempo de diálogo y acercamiento y hoy vemos que cuando se empieza a retroceder la participación ciudadana y todo lo que eso conlleva, es todo lo contrario: menos acercamientos, menos diálogo y visiones que se contraponen y se ponen mucho más radicales.
Hemos tenido una experiencia bastante mala con la administración municipal, tanto como organización, pero también culturalmente como pueblo. Hoy seguimos sin un espacio donde reunirnos, lo hemos hecho en espacios públicos, pero el espacio que se tenía para esa situación ya no está.
Años atrás, Maipú tuvo como lema comunal la frase “Cuna de la Patria”, en alusión a la Batalla de Maipú como uno de los hitos precedentes de lo que sería la conformación del Estado Chileno. Justamente, es éste último uno de los actores en el conflicto con las comunidades indígenas que demandan una restitución territorial. ¿Altera en algo el significado de la visita de Francisco atendiendo a esa realidad histórica y a la representación de Maipú en una suerte de “imaginario patriota”?
Yo creo que no lo cambia. Más allá de eso, espero que el Papa sea capaz de generar no un nuevo trato, pero sí establecer niveles mínimos de diálogo, en donde hoy podamos también nosotros, como comunidades indígenas, mostrar nuestro pensamiento sin ser considerados un movimiento anti Estado.
Años atrás estaba el lema de «Cuna de la Patria». Yo me acuerdo que en el tiempo del alcalde Undurraga, si no me equivoco, era «la Comuna del Abrazo». Empezamos a hacer un proceso justamente de reencuentro. Fueron en esos tiempos en que empezaron las comunidades indígenas a tener espacios de diálogo y participación. Creo que eso dista mucho de lo que en la actualidad existe.
Si bien Maipú es parte esencial de la historia de Chile, es una comuna clave en el contexto de la participación, por lo que es un tema que hoy no nos deja ajenos.
¿Cuál debiese ser a tu juicio el carácter del discurso papal sobre el tema indígena?
Difícil pregunta, porque en realidad, creo que el Papa debe asumir un mea culpa en razón de la institucionalidad de la Iglesia y pedir perdón, por los procesos en los que ha incurrido históricamente la Iglesia.
Recordemos los procesos de enseñanza religiosa, las misiones que se hacían, fueron ocultando también el proceso histórico y cultural de nuestros pueblos, específicamente, del pueblo Mapuche. Por ejemplo, la fiesta de San Juan, que es nuestro Wüñoy Tripantu, y otras festividades no solo en el sur de Chile, sino que también en el norte.
Parte del discurso papal debiese ser capaz de recoger un mea culpa y un proceso de solicitud de perdón por cómo se hizo el proceso de evangelización y el porqué también de aquello.
El discurso también debe contener una arista que dé señales claras de avance en el respeto a la identidad y, por cierto, a la territorialidad de nuestros pueblos. En eso, me gustaría poder escuchar sobre un proceso donde se comprometa la Iglesia a devolver esos espacios que son históricos y que tienen importancia para nuestras comunidades. Lo mismo para el norte de Chile.
¿Cómo crees que debe ser abordado la demanda por restitución de tierras que hoy están en manos de la Iglesia Católica?
Hoy la Iglesia tiene mucho decir. Tenemos situaciones en los territorios en donde hay justamente lugares que pertenecen a la Iglesia Católica y que son parte de reivindicaciones territoriales de comunidades indígenas.
Espero que se aborde desde la forma más amplia, pero también entendiendo que debe haber, en algún momento, una devolución de esos territorios, porque esas tierras tienen un valor dentro de lo cultural e histórico, pero también espiritual.
¿Consideras necesario que el Papa se pronuncie sobre las víctimas del conflicto entre el Estado y las comunidades movilizadas, no solo en relación a las personas que han muerto, sino que también a las que sufren cotidianamente la represión?
Si esa fuese la voluntad del Papa, sería muy bien visto por muchos del movimiento. También el proceso de mediación, sobre todo por los casos que hoy vemos judicializados. El caso más evidente es el de la machi Francisca Linconao, en donde vemos que tenemos una opinión pública muchas veces manipulada. Muchos hablaban prácticamente de que la machi huía del país, sin embargo, la machi está enfrentando la justicia, a pesar de lo injusto que consideramos que es el juicio. Lo primero que se ha buscado en todo contexto es criminalizar muchas veces cualquier acción que venga por parte de comuneros o de los mismos indígenas afectados.
Hay un montón de casos de nuestros hermanos que no han sido resueltos por la justicia. Tenemos un carabinero que ha sido más de dos veces citado a declarar [NdR: se refiere al policía que atacó por la espalda a Brandon Hernández Huentecol] y no tenemos ninguna medida cautelar en contra de aquello.
Se genera un ataque constante y la machi, prácticamente, se estaba escapando. Poco faltó para que dijeran que estaba pidiendo asilo político, cosa que ni siquiera fue planteada ni puesta en la visión de nuestra gente. Para nosotros, pedir asilo político sería casi la misma situación que estar encarcelado, es estar lejos del territorio y de nuestros procesos culturales.