El domingo 21 se celebró en una modesta ceremonia el primer aniversario del Frente Amplio. La entente que alcanzara un 20 y 17% de las preferencias electorales en la última presidencial y parlamentaria, respectivamente, y que agrupa a las organizaciones Revolución Democrática, humanistas, autonomistas, ecologistas, liberales, el Partido Igualdad y libertarios está en medio de un proceso de sustantivas definiciones. Tres nudos destacan a media distancia.
El más evidente es el problema que asoma con cierta premura a causa del éxito alcanzado a nivel parlamentario. El senador y 21 diputados y diputadas a favor que ahora cuentan les obliga a entrar en un agobiante proceso de negociaciones y definiciones en relación a la repartija de comisiones y a tomar una decisión respecto de si disputar o no la cabeza de la Cámara. Y, luego, si ello justificaría establecer una alianza ad-hoc con la Concertación en miras de la negociación sobre comisiones y sobre la presidencia del hemiciclo. La Concertación, por su parte, también está tensionada: puede acceder a aliarse con el FA, o uno de sus sectores (la DC), podría preferir cerrar un trato con el futuro oficialismo.
La flamante «bancada» ha destinado buena parte de su energía vital a resolver ese entuerto y otros administrativos.
En segundo término, es sabido que el Frente Amplio carece de una orgánica común que dé representación a todo el espectro político y social que movilizó electoralmente el 19 de noviembre. Convive una dimensión territorial que realizó sendos procesos de discusión del programa que presentó la alianza hacia la primera vuelta y están en medio de un debate orientado a darle una cabida y mayor protagonismo. Por otro lado, existe también un amplio espectro de organizaciones políticas. El problema de la «sopa de letras» como se apunta en la interna a la dificultad de distinguir entre una y otra organización en una mirada un poco más panorámica.
Sin embargo, el tema sustantivo en debate es el político.
Durante 2017 operó la «máquina de guerra electoral» que utilizó una táctica de «blitzkrieg» con máxima flexibilidad: pactos electorales, inscripciones de militantes de una organización en otra, juntar firmas para legalizar y empoderar dicha máquina, alto protagonismo de Revolución Democrática en este empeño y un consiguiente resultado que lo confirmó: RD tiene 10 de los 21 diputados del frente amplio. Aquí el balance es evidentemente positivo.
A los pocos días del resultado las declaraciones del senador electo Juan Ignacio Latorre fueron claras: «No es soberbia, yo creo que es un análisis político: el Frente Amplio sin RD iría para cualquier lado y se quebraría ‘al toque’», puntualizando en particular el anterior quiebre protagonizado por los autonomistas en 2016. Y si bien las declaraciones fueron matizadas los días posteriores, la pregunta quedó en el aire para el resto de las organizaciones del Frente Amplio: no se ha consolidado una alternativa «de izquierda» que equilibre la relación al interior de la alianza.
¿Expandir RD?
No es tan fácil seguir este último debate. Una compleja articulación entre expresiones orgánicas y de sectores, a través de declaraciones, columnas, posteos y misivas internas ha atiborrado esta discusión al interior de las organizaciones autorreconocidas de izquierda: autonomistas, libertarias -de ambas tendencias han emergido dos orgánicas distintas, respectivamente-, otras también representativas de 2011 y algunas escisiones han ido fijando posturas o provocando el debate. A continuación representaremos algunas de tales intervenciones.
Una de las hipótesis en juego en el terreno de la izquierda, ha sido la de formar parte de una tendencia de Revolución Democrática. Esta fue una de las aproximaciones que terminó sacramentando el éxodo de un relevante grupo que formaba parte del binomio Unión Nacional Estudiantil-Nueva Democracia hacia RD.
Esta hipótesis no cae del cielo. Ya muchos se habían inscrito legalmente en el marco de la legalización de dicho partido para poder concretar la realización de primarias, aun cuando su candidato fuese Alberto Mayol y no Beatriz Sánchez.
Ahora la mudanza sería política. Destaca en este grupo el presidente de la Fech durante 2017, Daniel Andrade, quien argumentó el 18 de enero que la UNE «hoy es una herramienta que no da el ancho al momento político que estamos viviendo, para que decir Nueva Democracia, que fue una posibilidad de proyecto político que no llegó a concretar, por diversos problemas, desde las desconfianzas, el identitarismo hasta el machismo».
Por su parte, Marta Cinto y María Tapia -parte del mismo grupo- argumentaron al día siguiente a través de una columna que dicho éxodo se fundamenta en que «creemos que hoy Revolución Democrática ha demostrado hacer frente de mejor forma a los desafíos abiertos el 2011-emergencia institucional, consolidación de una organización política útil para su cometido, un relato unificador e interpretar de mejor forma a la ‘nueva izquierda’-, permitiendo impulsar política para avanzar en transformaciones y no solo apuestas testimoniales. Pero también es una fuerza carente de arraigo social y territorial en aquellos sectores en conflicto estructural con el neoliberalismo», sostienen.
¿Articular la dispersión de la izquierda?
Una semana antes, Izquierda Autónoma -que eligió a la ex presidenta de la Fech Camila Rojas como diputada por Valparaíso en el reciente proceso eleccionario- había dirigido una carta hacia el Frente Amplio acusando que «enfrentar de verdad a la derecha significa construir una izquierda capaz de ofrecer un proyecto distinto al país», cuestión que implica » madurar como proyecto político, ser mucho más que una alianza electoral».
Reconocen la actual hegemonía de RD sobre el FA, y critican que la dispersión de la «izquierda» del bloque hace que muchos se vean como pocos. Consideran que «fortalecer una nueva alternativa de izquierda es para nosotros un problema político de primer orden. En su consolidación radica la posibilidad de dar protagonismo político a las mayorías trabajadoras y a las fuerzas de cambio», motivo por el cual realizaron un «llamado amplio a la izquierda que cree en el proyecto del FA a iniciar un proceso de consolidación de su identidad aunando fuerzas», sostiene la misiva.
El movimiento político SOL -franja libertaria que hasta hace poco tiempo compartía domicilio junto a la Izquierda Libertaria- también fijó posición en este debate. El 17 de enero enviaron una carta dirigida a Movimiento Autonomista, Nueva Democracia, Izquierda Autónoma e Izquierda Libertaria en la que llaman a romper con «la tendencia histórica a la fragmentación de las últimas décadas». En la carta filtrada por La Tercera, argumentan que «es urgente establecer acuerdos mayores que apunten a construir las condiciones para la unidad y no esperar que lleguen por sí solas. En esa línea, queremos proponer un espacio de diálogo estratégico entre nuestras fuerzas que nos lleven hacia la construcción de una Fuerza Común para transformar Chile».
La iniciativa, subrayan, debe decantar en un «plan político común». La pregunta, puntualizaron a través de una columna firmada por las miembras de la dirección política de su organización Soledad Ramírez y Antonia Orellana, es «cómo conformar una izquierda dentro del Frente Amplio que crezca, se fortalezca y pueda discutir democráticamente con el progresismo, impulsando y defendiendo las demandas de los movimientos sociales, no cómo ‘competir con Revolución Democrática’”.
En Movimiento Autonomista las posiciones también han ido principlamente en favor de una confluencia. El debate, sin embargo, ha sido áspero, pues se sabe que el proceso de quiebre con IA mantiene heridas abiertas. En una reciente jornada de discusión, y sin apuros, sancionaron un proceso que parte con la declaración de «voluntad política de confluir con otras organizaciones, ser oposición a un gobierno de derecha y consolidar el Frente Amplio”, sin exclusiones.
Sin embargo, el diputado electo Gonzalo Winter (MA) ha puntualizado que “no estoy de acuerdo con la forma en que lo plantean algunos que dicen que esto es para contrarrestar el poder de otros sectores». Winter formó parte de la lista de Giorgio Jackson, quien gracias a los 300 mil votos alcanzados «arrastró» la elección de dos representantes del FA.
El debate tendrá más definiciones en la medida en que avance el semestre. Sendos movimientos han definido, como MA, instancias congresales que no se agotarán durante el verano. Llaman a no caer en la ansiedad y a construir definiciones sustantivas no solo de palabra, sino de práctica y para ello hay que dar más tiempo.