Pese al lobby del gremio de la pesca industrial denunciado por los pescadores del Archipiélago de Juan Fernández, este 22 de enero, el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad aprobó un parque marino y un Área Marina Costera Protegida de Múltiples Usos (AMCP-MU). Sin embargo, fue de una extensión menor a lo propuesto en un comienzo por la comunidad y al compromiso de la Presidenta de la República, Michelle Bachelet. Aún así, especialistas valoran la iniciativa.
El parque marino en los territorios de la región de Valparaíso, contempla 262 mil km2, y el AMCP-MU, 24 mil km2, es decir 286 mil km2 en zonas protegidas. No obstante la propuesta inicial abarcaba 485 mil km2. de resguardo y conservación, cuya extensión disminuyó en 199 mil km2.
Pese a lo anterior, en los sectores que conservará hay una zona crítica para la cría del jurel chileno y otros espacios donde habita el atún aleta azul del sur que está en peligro crítico de extinción (ver detalle de especies amenazadas más abajo).
Esta demanda de proteger espacios marinos fue levantada por la comunidad, después la ciencia colaboró para identificar la biodiversidad que había. Pero, “solo al bucear, sabíamos que había mucha diversidad marina, era muy distinto a otras partes de Chile, por lo que era muy importante que se protegiera”, sostiene a El Ciudadano Liesbeth van der Meer, directora ejecutiva de Oceana.
“Encontramos unos índices de biodiversidad muchos más altos que Hawai y otros que son emblemáticos en biodiversidad”, explica van der Meer, quien agrega que después se hizo parte el gobierno a través del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Pese a que la Presidenta Michelle Bachelet anunció en su cuenta pública de mayo de 2016 la creación de estos espacios marinos protegidos, en el camino la Subsecretaría de Pesca presentó un proyecto que contemplaba un área de protección más reducida. Tras reuniones y negociaciones entre la industria, los artesanales y los ministerios de Medioambiente, Relaciones Exteriores, Economía y otros, además de la comunidad y los pescadores artesanales, y un largo proceso de análisis científico, técnico e información pesquera, lo votado por el Comité de Ministros para la Sustentabilidad redujo la extensión total ya mencionada. De todas maneras, lo destacable de esta propuesta es que se logró proteger los montes submarinos que van hacia el continente.
El lobby industrial
Las extensiones de las áreas protegidas propuestas inicialmente fueron disminuidas debido al lobby de los industriales, Subpesca y al del Ministerio de Economía, tal como dice van der Meer. “Si bien este es un gran paso para la protección, lo que se había pedido era más”, pero “hubo un lobby muy grande detrás, una fuerte presión desde el Ministerio de Economía para que esta área se redujera”.
Subpesca defendió los intereses de las flotas del pez espada que alegaban que les iban a quitar espacio para extraer recursos marinos, y en realidad “ellos pescan desde Arica a más al sur de Concepción en toda la Zona Exclusiva Económica, o sea que sí tienen espacio para pescar”, expresa Liesbeth quien complementa con que el 60% de las pesquerías en Chile están o colapsadas o sobreexplotadas y en el único lugar donde queda un recurso realmente abundante es en Juan Fernández, el archipiélago y sus alrededores. Esa era la razón por la que se debía proteger.
Para Liesbeth el problema más de fondo tiene que ver con que en Chile es muy difícil la conservación, porque “lamentablemente la pesca industrial no ve esto como un beneficio, y lo es”. De hecho, en esta zona que se protege se reproducen jureles lo que asegura que a futuro pueda tener más pesquerías con mayor biomasa. Sin embargo, “la pesca industrial no lo ve así, solo lo ve como una restricción y claramente no es así”, sostiene. De hecho, espeta que “todo Chile está abierto para pescar y solo se resguardan áreas que son realmente importantes a nivel de biodiversidad”.
El estatus de Área Marina Costera Protegida de Múltiples Usos permite la extracción artesanal de baja presión mientras que en el parque marino “no se puede extraer absolutamente nada, es decir, no se permite ninguna actividad extractiva”, asegura la especialista.
El sueño de una comunidad
Los fernandecianos “son un ejemplo de pesca artesanal sustentable cosa que no vemos en ninguna otra parte de Chile, por eso proteger esto, su gente y la forma en que viven hoy día era sumamente importante, con esto, se logra el sueño de una comunidad”, expresa Liesbeth quien agrega que Juan Fernández “se merecía esto, porque su gente ha podido construir una economía sustentable en una isla, es muy difícil que 800 personas puedan controlar de forma efectiva cómo pescan y sus actividades sobre el mar”, sostiene.
“Esto es un hito histórico en conservación”, sostiene van der Meer, quien explica que pescadores y la ciudadanía isleña querían proteger lo que es único en el país que es la práctica sustentable de pesca de Langostas que tiene 120 años.
Este hito se comenzó a trazar el año 2014, cuando se protegieron 12 millas del Área Marina Protegida de Múltiples Usos alrededor del Archipiélago de Juan Fernández, además de algunos parques más pequeños. Luego, el año 2016 se creó el Parque Marino Nazca Desventuradas, donde ya aparecieron resistencias de parte del gremio pesquero.
Tal como explica el Consejo, el Parque Marino Archipiélago de Juan Fernández alberga montes submarinos con una biodiversidad profunda única en el mundo y muy frágil, con cerca de 130 especies reconocidas como objeto de conservación, entre ellas al atún aleta azul del sur (en peligro crítico de extinción), el tiburón mako y la tortuga laúd (ambos vulnerables) y el tiburón azulejo (casi amenazado); y que además es una zona crítica para la cría del jurel chileno, por lo que su protección de esta área ayudará a la protección de la especie y de sus pesquerías.
En la misma sesión del Consejo de Ministros para la Sustentabilidad, se aprobó un parque marino en el Cabo de Hornos que tiene una superficie total de 140.000 km2 y que tiene por objetivo la preservación de ecosistemas marinos de los canales y fiordos asociados al Archipiélago Diego Ramírez, los montes submarinos del Paso Drake y los componentes de la biota acuática existente en el área bajo protección.
Ahora solo falta que la Presidenta firme el decreto que declara estas zonas protegidas.
Por Javier Karmy Bolton