La ratificación y el aumento a 12 años de la condena impuesta a Lula da Silva ha generado una ola de protestas en todo el país que se ha saldado con al menos 17 detenidos en la localidad de Porto Alegre, en el estado de Río Grande del Sur.
A la manifestación que se mantuvo a la espera de la sentencia en Porto Alegre y a la de São Paulo -en la que el propio líder del PT se personó tras conocer su sentencia- se sumaron otras en diferentes puntos del país como Fortaleza, Belem y Río de Janeiro, donde organizaciones políticas y sociales ocuparon la sede del grupo mediático O’Globo para denunciar la complicidad de la empresa contra Dilma Rouseff y el proceso judicial contra Lula, que según los manifestantes tiene como objeto evitar que el exmandatario se presente como candidato a la presidencia en las nuevas elecciones.
Fue al poco de conocerse el veredicto judicial cuando el expresidente hizo acto de presencia en la plaza de la República, en pleno centro de São Paulo, donde el Partido de los Trabajadores (PT) -que ya había publicado una nota asegurando que no tiene más candidato para las elecciones de octubre que el propio Lula- había concentrado a miles de seguidores.
El exmandatario, condenado por aceptar un lujoso departamento a cambio de beneficiar a la constructora OAS con contratos de la estatal Petrobras, aseguró que «todo lo que están haciendo es para que yo no sea candidato (..) “Y ahora quiero ser candidato. Y donde quiero dar la batalla es en la conciencia de los brasileños. Si presentasen algún delito que yo haya cometido, desisto de la candidatura. Quiero desafiar a los tres jueces que me condenaron a que presenten algún delito que yo haya cometido” proclamó Lula.
El líder del PT aseguró que «ha habido un pacto entre el poder judicial y la prensa para acabar con nuestra gobernanza del país. No soportaban más la ascensión de las personas más pobres, no soportaban más la ascensión de la escolaridad».
Lula se mostró confiado y declaró que no tiene «miedo de ir a la cárcel» y mandó un aviso a la «élite del país»: «Quiero avisarles que esperen, porque nos vamos a ver». El expresidente fue rotundo al afirmar que su condena es en realidad la condena «del pueblo brasileño»: “Que sepáis que están acabando las ayudas a los estudiantes, que el trabajo con contrato va a dejar de existir… Quiero que sepáis que quien está en el banco de los acusados es Lula, pero quien fue condenado es el pueblo brasileño”, agregó.
Reunión para aprobar oficialmente la candidatura
Según lo apuntado por varios miembros del PT, en la reunión convocada este jueves, a la que asistirá la dirección del partido, se estudiará de manera oficial la aprobación de la candidatura de Lula Da Silva.
La propia Dilma Rouseff, que durante estos días ha estado centrada en la defensa de la inocencia de Lula, manifestó a través de una nota su compromiso con que sea nuevamente presidente:
“Vamos a garantizar el derecho de Lula a concurrir a la presidencia de la República en las calles y en todos los rincones y ciudades de Brasil. Justo cuando nos golpean, como hoy, vamos a luchar aún más”.
Cabe señalar que si bien la legislación contempla la posibilidad de que Lula ingrese en prisión de forma inmediata tras la ratificación de la condena, es bastante improbable que sea así dados los mecanismos de apelación -revisión y esclarecimiento del fallo- a los que puede recurrir el expresidente, si bien la sentencia en sí misma constituye su inhabilitación como candidato.
Aunque el Tribunal Electoral es el que tiene la última palabra, la legislación del país establece que los condenados por corrupción no pueden ser elegidos para cargos públicos. En base a ello, y en declaraciones al medio RT, el politólogo argentino Atilo Borón señaló que unos comicios en Brasil sin la presencia de Lula da Silva podrían considerarse «prácticamente un fraude» y carentes de valor.