Sonrientes. Así lucían la presidenta Michelle Bachelet y los ministros de Bienes Nacionales –Nivia Palma– y del Medio Ambiente –Marcelo Mena– durante la ceremonia de firma de decretos para crear la Red de Parques Nacionales de la Patagonia, realizada el lunes 29 de enero en la comuna de Cochrane, región de Aysén.
De acuerdo a las cifras que entregaron, tenían razones para estar contentos, puesto que el proyecto considera la protección de ocho áreas (Hornopirén, Pumalín, Corcovado, Melimoyu, Isla Magdalena, Cerro Castillo, Patagonia y Kawesqar), abarcando una superficie aproximada de 4.519.713 hectáreas. En tanto, los parques nacionales aumentarán su superficie en 38,5% y alcanzarán un 81,1% del total de áreas protegidas en Chile.
Sin embargo, la firma de los decretos también genera dudas en algunos habitantes, particularmente en las comunidades kawesqar que participaron en la Consulta Indígena correspondiente al proceso que dio origen al parque nacional del mismo nombre. ¿La razón? La reclasificación y ampliación de la Reserva Forestal Alacalufes a Parque Nacional Kawesqar considera solo la porción terrestre de la zona, omitiendo el mar adyacente y, por consiguiente, la solicitud que habían hecho las comunidades de crear un Área Marina Costera Protegida de Múltiple Uso (AMCP – MU), como aconteció en Rapa Nui.
En conversación con El Ciudadano, Leticia Caro, miembro de la comunidad Grupos Familiares Kawesqar Nómades del Mar, reconoce que “se veía venir que el Estado no iba a cumplir con lo que se pactó en la Consulta Indígena”.
“La verdad es que no fue una sorpresa, porque es lo venía sucediendo. El Ministerio de Bienes Nacionales nunca nos llamó a trabajar en el documento que daría pasó al AMCP – MU. El último día hábil antes de que se firme el decreto, el intendente (Jorge Flies) nos llamó a una reunión informal para decir que el área marina se creará y que estemos tranquilos”, agrega.
Los reparos de la dirigenta apuntan a la inconsistencia que implica dar protección a una zona terrestre y no a la porción marina adyacente, a sabiendas de la importancia del océano en la historia y cosmovisión de los que alguna vez fueron conocidos como los “canoeros de la Patagonia Occidental”.
“Desde mi perspectiva, que un sector del área esté protegido, no tiene mucha significancia, porque los ecosistemas interactúan. Aunque los kawesqar también hacen uso de la tierra, su cosmovisión viene desde el mar. Está bien que se proteja un lugar, estoy contenta por eso, pero también provoca tristeza el hecho de que le hacen consulta al pueblo Kawesqar para proteger la tierra y nosotros pensamos que debemos proteger el mar, porque la tierra, con o sin consulta, ya estaba protegida. Para nosotros es insultante que este parque terrestre se llame Kawesqar y no contemple el mar. Eso es violento”, sostiene.
Leticia Caro precisa, eso sí, que “esta área marina no solo sería para los kawesqar. Será de múltiples usos, es decir, los pescadores artesanales también van a tener interacción con el territorio, como lo hacen siempre. Quizá pequeños cultivos de especies autóctonas, no exóticas, como sucede hoy con la salmonicultura”.
«Uno le sirve al otro”
Es su forma de ver e interpretar el mundo la que sienten afectada, tras la reciente firma de decretos efectuada por la Presidenta. “Nosotros somos mar, somos agua. Nuestra cosmovisión gira en torno al borde marino costero. Los antiguos navegaron y se nutrieron del borde marino costero. La cultura está en el borde marino costero. Las historias y mitos de los kawesqar provienen todas del mar. Nosotros todavía hacemos uso de ese mar, que hoy está siendo invadido por las empresas de salmonicultura”, explica.
En este sentido, la integrante de Grupos Familiares Kawesqar Nómades del Mar especifica algunos elementos de la cultura ancestral todavía presentes, como la pesca, caza y recolección, además de sitios arqueológicos emplazados en el borde costero y de la valoración sobre el entorno natural, puesto que –según cuenta– “las aves y la fauna son energía. El mismo mar también lo es”.
Leticia Caro define además la relación kawesqar–naturaleza con la siguiente frase: «uno le sirve al otro”, esto significa que «hay una suerte de equilibrio, donde yo puedo ir a sacar huevos, pero no voy a desbastar todos los nidales que existen”.
“Segundo genocidio”
El Informe Final del Ministerio de Bienes Nacional, sobre la sistematización del proceso de Consulta Indígena al pueblo Kawesqar, entregado en octubre de 2017, constata un acuerdo parcial entre el Estado y las comunidades en relación al objeto de la consulta –la ampliación y reclasificación de reserva forestal a parque nacional–, a la espera de la revisión de 12 observaciones que las comunidades efectuaron.
Una de ellas, era la “incorporación de las aguas fluviales, estuarinas, lacustres y marinas interiores y exteriores adyacentes al futuro Parque Nacional bajo la categoría de Área Marina Costera Protegida de Múltiples Usos (AMCP-MU), lo cual permita actividades de recolección, pesca y caza de pequeña escala para usos comunitarios, culturales y de subsistencia”.
En el documento, Bienes Nacionales se compromete a elevar “la posición a resolución de la Presidenta de la República en lo tocante a las aguas marinas interiores y exteriores bajo la fórmula de AMCP-MU”.
¿Qué pasó?, preguntamos a Leticia Caro. “El compromiso del Gobierno es la coadministración en conjunto con Conaf. También dice que el Ministerio del Medio Ambiente empezará a trabajar en la creación del área marina que eventualmente se creará. Nosotros le entregamos simbólicamente a la ministra (Nivia Palma, de Bienes Nacionales) una canoa con un solo remo. Eso tenía un sentido y es que esa embarcación era un remo para ellos y otro para nosotros. Nosotros ya remamos, falta que lo hagan ellos”, relata la dirigenta.
Si bien existen sospechas sobre eventuales presiones ejercidas por la industria salmonera para excluir la porción marina adyacente al nuevo parque nacional, es el Gobierno la entidad que conduce la Consulta Indígena, siguiendo las exigencias del Convenio 169 de la OIT.
“El Estado ha hecho el segundo genocidio en esta época. Si el Estado no cumple con la creación de esa área protegida, nos vino a vender espejos de colores, nuevamente, como lo hacían los colonizadores al inicio de su intromisión en los territorios”, sentencia Leticia Caro.