El dueño del Liguria y el «Negro» Palma Salamanca: Los disímiles destinos de dos ex compañeros de las JJCC

En The Clinic, Marcelo Cicali recordó distintas vivencias compartidas con el ex frentista condenado por la muerte de Jaime Guzmán, exhibiendo los contrastes de la izquierda ochentera enfrentada a la denominada transición a la democracia.

El dueño del Liguria y el «Negro» Palma Salamanca: Los disímiles destinos de dos ex compañeros de las JJCC

Autor: Javier Paredes

La tierra estaba a punto de temblar y  jóvenes y originales revolucionarios figuraban fumándose un pito en Ñuñoa. La esquina de Pedro de Valdivia con Simón Bolívar reunía esa noche de 1985 a dos paradigmas de la izquierda ochentera: la que terminaría marginada por llevar hasta las últimas consecuencias la obstinación armada y la que se renovaría hasta la total comodidad en el neoliberalismo. Esa misma noche del 3 de marzo de 1985 tembló.

El empresario y dueño del Liguria, Marcelo Cicali, recordó en conversación con The Clinic algo de su relación con Ricardo Palma Salamanca, hoy retenido en Francia a la espera de un eventual proceso de extradición a Chile por su responsabilidad en la muerte del senador de la UDI, Jaime Guzmán. El primero, egresado del Liceo Experimental Manuel de Salas. El segundo, del Latinoamericano. Dos reductos de lo que quedaba de izquierda en Chile por esos años.

Palma Salamanca, el que mató a Jaime Guzmán

Protagonista de sendos momentos inscritos en la mitología de la transición, el ex miembro del Frente Patriótico Manuel Rodríguez -en su momento brazo armado del Partido Comunista durante la Dictadura-, Ricardo Patricio Salamanca, fue detenido el viernes pasado en París.

«El Negro», como lo apodan sus cercanos, fue condenado como autor del atentado que le quitó la vida al entonces senador Jaime Guzmán en 1991. Guzmán también forma parte de la mitología política actual, pues fue el brazo derecho de la última fase de la Dictadura, en donde se sentaron las bases políticas del Chile actual. Fue, de hecho, ideólogo del gremialismo y artífice de la actual Constitución Política de la República.

Ricardo Palma Salamanca fue detenido y condenado en 1992, luego de también haber secuestrado a Cristián Edwards, hijo del difunto e histórico timonel de El Mercurio, Agustín. Luego de la muerte de este último en 2017, Cristián encabeza la conducción del decano.

El año 1996 Palma Salamanca se fugó en helicóptero junto a otros tres compañeros de la Cárcel de Alta Seguridad de Santiago (CAS) y se mantuvo prófugo de la Justicia hasta el viernes pasado. No obstante, la policía ya lo liberó y se anunció que Francia evaluará su extradición durante el mes de marzo.

«El negro» según Cicali

Cicali recuerda los años de militancia con «el Negro»: “Lo conocí el 84 en la ‘Jota’, en algo que se llamaban unidades de combate. Algo así como las Juventudes del Frente. Éramos muy amigos. Éramos secundarios. Yo Manuel de Salas, él del Latino”. Destaca, a su vez, la experiencia del enfrentamiento con la policía en las calles de los barrios desde los que se resistía a la Dictadura: “En mi generación, en la lucha contra los ‘chanchos’, el ‘Negro’ era el mejor”.

Incluso, Cicali dibuja con cierto heroísmo a Palma Salamanca: “El ‘Negro’ cantaba Pink Floyd entremedio de las barricadas y si te agarraban los pacos, el ‘Negro’ se devolvía a salvarte”. “Los Rodriguistas son ante todo intrépidos”, consigna en The Clinic.

Así recuerda la «Fuga del Siglo» de 1996, última vez en que tuvo información de su ex compañero: “La última vez que lo vi fue en la Cárcel de San Miguel, antes de que lo trasladaran a la Cárcel de Alta Seguridad. Cuando fue lo del helicóptero sentí una felicidad inmensa”, rememora, agregando que no lo ve desde el año ’95 o ’96. «Nadie ha estado con él. Yo supongo. Nadie ha tenido contacto con él en estos 25 años supongo”, apunta el dueño del Liguria.

La izquierda ochentera

Sin embargo, Cicali no tiene empacho para distanciarse del asesinato del ideólogo del gremialismo: «Lo de Guzmán fue un tremendo error político y militar. Él, a pesar de todo, era un civil”, señala. «Secuestros y asesinatos de civiles no eran el proceder del Frente histórico”, repara.

En ese sentido, el empresario gastronómico reflexiona sobre el devenir de la izquierda de los ochenta proyectada hacia la transición: “La transición del ’89 al ’94 fue muy dura para una izquierda que fue derrotada y marginada, sobre todo por otra izquierda que fue vencedora y acaparó gran parte del Estado para engordar”, critica. «Después del plebiscito todo se volvió raro”, confiesa.

En 1990, mientras en el Frente se urdía el plan que contemplaría el atentado a Guzmán, Cicali y su hermano levantaban el Bar Liguria. En otra entrevista en revista Paula, Marcelo confiesa la raíz política del asunto: “Mi propósito fue nada más que olvidar una mala vida que había estado llevando, muchos fracasos políticos, muchos desamores», señala.

La idea en la práctica rescataba la herencia de su abuelo, inmigrante italiano que arrancó de la guerra y fundó Los Tres Mosqueteros. “Un bar donde el presidente Allende celebraba, el presidente Alessandri celebraba, el Presidente Frei Montalva iba a hacer campaña”, recuerda.

«Luego se sumaron músicos –Los Tres, Javiera Parra, Cuti Aste, Carlos Cabezas– y periodistas como Patricio Fernández, creador de The Clinic, cuyos primeros números se repartieron en la terraza del Liguria de Manuel Montt», describe Cicali.

Los dos caminos

“El mundo cambió. Y nosotros lamentablemente también”, remata Marcelo Cicali en The Clinic.

Sin embargo, los destinos del empresario y de Salamanca son disímiles.

Cicali afirmó a revista Paula que su espíritu continúa: «Nos sigue gustando el hueveo, la gente, cantar, comer, beber y amar. Nos gusta la vida y como en ella, acá en el Liguria se ríe y se llora, pero con la música fuerte y harto vino”, levanta a modo de manifiesto.

Por su parte, el «Negro» Ricardo Palma Salamanca debió solicitar asilo político en Francia y lleva 22 años prófugo de la justicia chilena, totalmente borrado del mapa político y la disputa por el poder. La Constitución Política de Guzmán, a su vez, sigue vigente. “Yo creo que el ‘Negro’ debe estar cansado”, remata irónico a The Clinic el «gerente espiritual» del bar Liguria.


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