Con la llegada del transantiago Zenen Vargas tuvo que reinventarse. Sus letreros para las micros fueron reemplazados por impresiones digitales y en ese momento descubrió que su trabajo también era demandado para otros usos.
Fue así que su mano se comenzó a ver en otros lugares de nuestro entorno, decorando calles, restaurantes, cafés, bares y también hogares, con mensajes de nuestro folklore y recuerdos que uno puede personalizar.
Zenen es una leyenda viviente. Un ícono que define parte del espíritu chileno a través de sus pinceles.