«No me callaré. Más bien, hablaré con respeto algunas verdades duras», fueron las palabras que este martes dijo la embajadora de EE.UU. ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Nikki Haley, en una reunión mensual del Consejo de Seguridad de sobre el tema palestino-israelí.
La expresión fue una respuesta al negociador palestino Saeb Erekat, quien a principios de febrero le aconsejó ‘callarse’ por criticar al líder palestino Mahmud Abbás, reseñó The Independent.
Haley se expresó este martes en la ONU en un mensaje claramente dirigido a Abbás, quien había intervenido antes que ella.
Abbas estuvo presente en la sede de la ONU en Nueva York, donde propuso un «plan de paz», que incluye que las partes en conflicto no tomen acciones «unilaterales» durante las negociaciones, que EE.UU. aborte la idea de trasladar su embajada a Jerusalén y que cese la actividad de asentamientos de Israel en territorio palestino.
A cambio, Palestina se abstendría de tratar de unirse a nuevas organizaciones y tratados internacionales. También sugirió la realización de una conferencia internacional, a mediados de este año, para desbloquear el proceso de paz de Oriente Medio.
El líder palestino recordó que en 2017 se reunió cuatro veces con el presidente de EE.UU., Donald Trump, a quien le expresó su «absoluta disposición a alcanzar un acuerdo de paz histórico».
Pese a ello, la actual administración de la Casa Blanca «no ha aclarado su posición» en cuanto a la solución del conflicto palestino-israelí, sobre si apoya la creación de «dos Estados» o de «un solo Estado».
Haley tomó la palabra y en primer lugar resaltó la ausencia de Abbás, quien abandonó el lugar después de ofrecer su discurso. Al respecto señaló que sus «negociadores están sentados justo detrás de mí, listos para hablar», pero «no lo perseguiremos. La elección, señor presidente, es suya».
La diplomática mencionó que «EE.UU. sabe que los líderes palestinos estaban muy descontentos» con la decisión de trasladar la embajada en Israel a Jerusalén, pero que a ellos «no tiene que gustarle esa decisión», e indicó que el líder de ese Estado «ni siquiera tiene que aceptarla», porque para Washington «esa decisión no cambiará».
En diciembre pasado, Palestina dijo que EE.UU. había renunciado a su papel de mediador en el conflicto palestino-israelí, luego de reconocer a Jerusalén como capital de Israel y ordenar el traslado de su sede diplomática en Tel Aviv a esta ciudad.