A pesar de haber evolucionado hace unos 250 millones de años, el tiburón Hexanchus todavía es una de las criaturas más misteriosas que viven en los océanos. Estos depredadores de aguas profundas son tan escurridizos son que los investigadores acaban de descubrir que hay una nueva especie que vive en el Atlántico.
Estos tiburones son inusuales por ser los únicos que tienen un par de hendiduras branquiales adicionales. Se han dividido durante mucho tiempo en dos especies: el tiburón cañabota gris (Hexanchus griseus), que puede vivir a 2.500 metros bajo la superficie y el tiburón vaca de ojos grandes (Hexanchus nakamurai), que es más pequeño y tiende a vivir más cerca de la superficie, aunque todavía está fuera del alcance de la mayoría de los biólogos.
El H. nakamurai se ha encontrado en la mayoría de los océanos principales y hasta ahora se consideraba una sola especie. Pero un nuevo documento revela que los tiburones que viven en el Océano Atlántico son una especie diferente a los encontrados en los océanos Índico y Pacífico. A esta especie de las Bahamas recientemente descrita se la ha llamado Hexanchus vitulus.
Al publicar su trabajo en la revista Marine Biodiversity, el equipo utilizó la genética para resolver el debate de si existían o no múltiples especies de depredadores de aguas profundas. Al analizar 1.310 pares de bases de dos genes mitocondriales, pudieron confirmar que, a pesar de parecer casi idénticos, la población atlántica era de hecho lo suficientemente diferente como para elevarse al nivel de especie.
«Demostramos que los sixgills [como es su nombre en inglés] del Atlántico, a nivel molecular son en realidad muy diferentes de los del Océano Índico y Pacífico, hasta el punto en que es obvio que son una especie diferente aunque se vean muy similares a simple vista», explica Toby Daly-Engel, coautor del artículo que describe la nueva especie.
Esto es importante, porque a pesar de que se sabe poco sobre estos tiburones y sobre el abismo profundo en el que viven, los barcos de pesca están investigando cada vez más las profundidades en busca de nuevas reservas.
«Debido a que ahora sabemos que hay dos especies únicas, tenemos una idea de la variación general en las poblaciones de sixgills», dice Daly-Engel. «Entendemos que si abusamos de uno de ellos, no se repondrán de ninguna otra parte del mundo», sentencia.
El Ciudadano, vía IFLScience