Khader Adnan (33 años), preso palestino en Israel en huelga de hambre desde hace 55 días, compareció ante un juez militar sin resultar imputado ni puesto en libertad, en un caso que preocupa a organizaciones de derechos humanos.
La vista, con motivo de una apelación presentada por su defensa, concluyó esta mañana sin decisiones en un centro médico de la ciudad de Safed, en el norte de Israel, donde se encuentra ingresado, esposado a la cama y fuertemente vigilado.
Se espera que el magistrado castrense anuncie la próxima semana una decisión sobre el caso de Adnan, ex portavoz de la Yihad Islámica que lleva cuatro meses en «detención administrativa», es decir, en prisión sin cargos en su contra y de acuerdo con pruebas secretas, que ni el preso ni su abogado conocen.
Su vida peligra
En la decisión del tribunal, la jueza Dalya Kaufman afirmó que después de escuchar la evaluación del Servicio médico (IPS) de la prisión israelí, el estado de salud de Khader parece “aceptable” y no ofrece motivos para acortar o cancelar la orden de detención administrativa. Esta afirmación fue hecha independientemente de la naturaleza dudosa de la evaluación médica del IPS, ya que Khader se ha negado a permitir que el personal del hospital israelí realice sus exámenes médicos. El último reporte data del 29 de diciembre del año pasado.
Adnan, el recluso palestino que más tiempo ha mantenido una huelga de hambre, asegura que sólo volverá a ingerir alimentos cuando sea liberado, pese a haber perdido 27 de los 90 kilos que pesaba. El preso, que sí toma agua enriquecida con vitaminas, sólo acepta atención de esta ONG y del Comité Internacional de la Cruz Roja.
La ONG palestina de derechos de los presos «Addameer» advirtó mediante un comunicado que la salud de Adnan ha entrado ya en una «fase alarmantemente crítica que podría tener consecuencias irreversibles y llevar en cualquier momento a un desenlace fatal». Además, según la sección israelí de Médicos por los Derechos Humanos, desde hace diez días ha entrado en la fase considerada de alto riesgo de muerte por fallo del sistema vascular o paro cardíaco.
Una detención sin pruebas
Amnistía Internacional (AI) hizo ayer un llamamiento urgente para salvar la vida de Adnan, en el mismo día en que pudo ver a su familia por primera vez desde su arresto, ocurrido el 17 de diciembre pasado, en su casa de la localidad de Arabe, en el norte del territorio ocupado de Cisjordania.
Inmediatamente después de ser detenido, Adnan empezó la huelga de hambre como protesta por las violaciones constantes de los derechos humanos por parte de Israel, incluyendo su política de detenciones arbitrarias, torturas, tratos inhumanos y degradantes durante y después de su detención y la violación de su derecho a ser puntualmente informado de los cargos en su contra. Como castigo por la huelga de hambre, las Fuerzas de Ocupación Israelíes (FOI) pusieron a Khader en aislamiento después del cuarto día de interrogatorio y le dijeron que le prohibirían las visitas familiares los tres meses siguientes. Sin ningún otro medio para protestar por estas injusticias, Khader respondió diciendo: “Mi dignidad es más preciosa que la comida.”
El 8 de enero enero, un juzgado militar israelí le impuso cuatro meses de arresto administrativo por sus «actividades» (sin precisar) como «miembro de la Yihad Islámica palestina, que amenaza la seguridad de la región».
El palestino denuncia haber sido víctima de malos tratos e interrogatorios de dos a tres horas diarias durante su cautiverio, que ha originado muestras de solidaridad en las redes sociales y en el terreno, como la visita que hizo a su padre el primer ministro palestino, Salam Fayad.
Varios presos palestinos en al menos tres cárceles israelíes, Ofer, Megiddo y Ramón, comenzaron el pasado 2 de febrero una huelga de hambre en solidaridad con Adnan, según informó la ONG Addameer. Cabe destacar que Adnan es uno de los 310 detenidos administrativos en cárceles israelíes y el tercer caso de la campaña Presos en Peligro de Addameer.
El Ciudadano.