Si alguna vez ha intentado armar su árbol genealógico, sabrá lo difícil que es incluir a todos los parientes y ancestros. Normalmente son los abuelos los que tienen la llave de la información privilegiada y si ellos no están, la tarea es aún más exigente.
Pero la tecnología viene al rescate. Gracias a la multitud de datos que recopilan los sitios web de genealogía, ahora es más probable hallar a los ancestros perdidos.
Un grupo de investigadores, en colaboración con uno de estos sitios, ha logrado reconstruir un árbol familiar muy interconectado, formado por más de 13 millones de personas, uniendo sus historias y genética en los últimos 500 años.
El proyecto es el árbol genealógico con respaldo científico más grande hasta la fecha, creado a partir de los bancos de datos de 86 millones de perfiles públicos en Geni.com, un sitio web privado de genealogía y redes sociales.
Sus hallazgos, publicados esta semana en la revista Science, detallan cómo la información cultural y genética se ha extendido por Europa y Norteamérica durante los últimos 500 años y a través de 11 generaciones.
«Los 13 millones de individuos en el árbol genealógico están conectados al menos con alguien», le dijo a IFLScience la autora del estudio, Joanna Kaplanis, candidata a PhD en el Instituto Wellcome Sanger de Cambridge, Reino Unido.
El árbol interconectado abarca amplias aristas socioeconómicas que se entremezclan con la historia y que solo se pueden comprender usando grandes bancos de información. Por un lado, es posible ver los efectos de eventos importantes en el árbol genealógico, como las altas tasas de mortalidad en edad militar durante la Guerra Civil Americana, la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial.
Por ejemplo, los autores descubrieron que antes de 1750 la mayoría de las personas habían encontrado un cónyuge dentro de un promedio de 10 kilómetros de su lugar de nacimiento. Pero entre 1800 y 1850 las personas viajaron más lejos que nunca para encontrar un compañero de vida; casi 19 kilómetros en promedio.
«Este cambio en la distancia conyugal se ha señalado anteriormente como la razón por la cual las personas también comenzaron a casarse con personas con quienes estaban menos relacionadas. Antes de 1850, la relación genética promedio de una pareja era del orden de 4 primos», dijo Kaplanis.
«Sin embargo, los datos de este estudio muestran que hay un retraso de 50 años antes de que esto comience y que entre 1800 y 1850 las personas continuaron casándose con parientes, a pesar de nacer más lejos de su futuro cónyuge», agregó la autora. «Esto sugiere que probablemente fueron los cambios culturales -en lugar de los cambios en el transporte- lo que condujo a esta disminución de la relación [de parentesco] en las parejas».
La longevidad de las personas suele estar en tensión entre la naturaleza y la crianza. Con todos los datos genéticos que obtuvieron, los investigadores se propusieron descubrir el alcance del rol de los genes en la longevidad de una persona. Los resultados indican que los genes solo pueden influir en el 16% de la duración de la vida de una persona y, al parecer, el resto tiene que ver con la crianza y el estilo de vida. Eso se acerca al límite inferior de las estimaciones anteriores, que tienden a oscilar entre el 15 y el 30 por ciento.
El estudio reunió su conjunto de datos épicos que ahora está disponible para otras investigaciones académica a través de FamiLinx.org.
Sin duda este tipo de investigación genealógica de macrodatos llegó para quedarse, escribe Tom Hale en IFLScience, con un gran potencial para proporcionar conocimientos nunca antes vistos sobre la historia humana y la genética.
El Ciudadano, vía IFLScience