Un nuevo estudio reveló que no hay mucha diferencia entre las dietas bajas en grasa y las bajas en carbohidratos. En ambos casos las personas observadas perdieron aproximadamente la misma cantidad de exceso de peso.
Se alentó a los participantes no solo a optar entre reducir los carbohidratos o las grasas, sino también a buscar reemplazos saludables y nutritivos. Al finalizar el estudio, las actitudes de los participantes hacia la comida habían cambiado para mejor.
Es posible que a una persona no le funcione el mismo régimen de alimentación que en otra persona sí es efectivo. Esta investigación demuestra que probablemente no existe una solución única para perder peso y que hacer dieta es un desafío muy personal.
Cuando se trata de la pregunta en boga sobre si es mejor reducir los carbohidratos o la grasa, una nueva investigación de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, ha descubierto que no hay gran diferencia entre una u otra opción.
El estudio, publicado en Journal of the American Medical Association, siguió a 609 adultos con sobrepeso de entre 18 y 50 años, mitad hombres y mitad mujeres, que durante 12 meses recibieron una dieta baja en grasas o bien baja en carbohidratos. Alrededor del 20% de los participantes abandonaron el régimen debido a las circunstancias.
Los resultados mostraron que las personas que reducen los carbohidratos o la grasa, mientras mantienen una dieta en general saludable, redujeron aproximadamente la misma proporción de sobrepeso.
Para tener en cuenta las diferencias individuales, los participantes realizaron dos actividades previas al estudio. Se secuenció su genoma en busca de patrones genéticos específicos que podrían mejorar o inhibir la pérdida de peso y también se le realizó pruebas de niveles de insulina, la hormona producida por el páncreas.
En general, el genoma y los niveles de insulina no afectaron el éxito de una persona en ninguna dieta.
«Todos hemos escuchado historias de un amigo que siguió una dieta, funcionó muy bien, y luego otro amigo probó la misma dieta y no funcionó en absoluto», dijo Christopher Gardner, profesor de medicina y autor del estudio. «Es porque todos somos muy diferentes y estamos empezando a comprender las razones de esta diversidad. Tal vez no deberíamos preguntarnos cuál es la mejor dieta, sino ¿cuál es la mejor dieta para quién?»
En lugar de permitir alimentos etiquetados como dietéticos, se alentó a los participantes del estudio a seguir dietas saludables y bajas en grasa y en carbohidratos.
«Nos aseguramos de decirle a todos, independientemente de la dieta en la que estaban, que fueran al mercado de agricultores y no compraran comida procesada», dijo Gardner. «Además les aconsejamos que hicieran dieta de una manera que no [pasaran hambre]; de lo contrario, es difícil mantener la dieta a largo plazo», explicó.
«Queríamos que eligieran un plan de dieta bajo en grasa o en carbohidratos que pudieran seguir para siempre, en lugar de una dieta que dejaran al terminar el estudio», agregó Gardner.
Al completarse los 12 meses, los participantes perdieron casi 6 kilos (13 libras) en promedio, pero algunas personas perdieron más de 25 kilos (60 libras), mientras que unas pocas ganaron alrededor de 7 y 9 kilos (15 o 20 libras). La conclusión de los investigadores es que el camino más conveniente son las dietas saludables y nutritivas de por vida.
«A las personas que habían perdido más peso las escuchamos decir que les habíamos ayudado a cambiar su relación con la comida y que ahora estaban más atentas a la forma en que se alimentaban», dijo Gardner.
El Ciudadano, vía IFLScience