Durante la madrugada de este miércoles, un incendio terminó con la vida de al menos 357 reos en una cárcel de Honduras. El recinto, ubicado en la localidad de Comayagua, ardió durante horas, ubicándose como la peor tragedia carcelaria en Latinoamérica en 25 años. Hace poco más de un año, en Chile, 81 reos de la cárcel San Miguel murieron en las mismas condiciones.
La prensa de todo el mundo despertó con sus ojos puestos en la tragedia de Comayagua. Mientras algunos ya confirman que la cifra de reos fallecidos supera los cálculos estimados por las autoridades, otros aseguran que el estado de los cuerpos hace imposible el trabajo de reconocimiento de identidades. Sucedió otra vez: prisioneros encerrados en pésimas condiciones fallecen sin obtener ayuda a tiempo.
“No podíamos sacarlos porque no teníamos las llaves y no podíamos encontrar a los guardias que las tenían», aseguró Josué García, vocero del equipo de bomberos, a la Agencia AP. Mientras, más de 80 reclusos fueron enviados a centros de atención médica para ser atendidos por severas quemaduras.
García agregó sobre la tragedia que “algunos prisioneros se amotinaron al querer salvar sus vidas y aún no sabemos la cantidad exacta de muertos ni de sobrevivientes… y pasará algún tiempo para identificar todos los cuerpos».
Las hipótesis que se manejan respecto a la causa del incendio apuntan a un posible motín o cortocircuito. En tanto, Danilo Orellana, director de los centros penales de Honduras, aseguró que “no se trata de un motín, tomaron fuego varios módulos y se investigan las causas”. El fuego comenzó cerca de las 11 de la noche del martes, durando cerca de 40 minutos antes de ser controlado por bomberos.
Rubén García, uno de los reos sobrevivientes, aseguró al diario El Heraldo, de Honduras, que «cuando empezo el fuego les gritamos a los que tenían las llaves y no quisieron abrir, más bien nos hicieron disparos, unos se tiraron por la parte de arriba y por eso se fracturaron».
La cárcel de Comayagua cuenta con una capacidad para 400 reos, pero hasta el incendio 845 prisioneros colmaban el recinto. Además de su hacinamiento del 60%, la cárcel ya venía presentando problemas de electricidad que atemorizaban a los reos. Lo anterior refuerza la tesis del incendio provocado por un cortocircuito.
Honduras ya tiene dos grandes tragedias carcelarias en el pasado. La primera se produjo en abril de 2003, cuando 66 reos y 3 mujeres fallecieron en una matanza provocada entre pandillas al interior de un recinto. Un año más tarde, en el Penal de San Pedro Sula, un incendio terminó con la vida de 104 prisioneros.
Por estas horas, y tal como se vio tras el incendio de la Cárcel San Miguel, ocurrido en Chile el 8 de diciembre de 2010, causando la muerte de 81 presos, los familiares de los reos fallecidos esperan respuestas e información afuera de la cárcel y los hospitales. Durante esta mañana, se enfrentaron a la policía que custodia el lugar, logrando entrar a la cárcel a buscar por sí mismos a las víctimas. Luego de su entrada forzosa, fueron atacados con bombas lacrimógenas para tratar de dispersarlos.
Al igual que en Chile, gran parte de las cárceles de Latinoamérica y el mundo condenan a sus prisioneros a vivir en el hacinamiento, la tortura, la exclusión y la nula seguridad. Mientras los medios de comunicación exhiben las cifras oficiales de las grandes tragedias ocurridas al interior de las cárceles, miles de prisioneros fallecen diariamente por enfermedades, asesinatos, golpizas, depresión y otras causas que no pasan a engrosar los registros oficiales, ni son analizadas por las autoridades de cada país.
Lea la última edición de El Ciudadano, con un especial sobre las cárceles en Chile.
NOTICIA EN DESARROLLO
Fotografía: Orlando Sierra (AFP)
Vanessa Vargas Rojas
El Ciudadano