Cómo desangran a los griegos

Los medios tradicionales cuando hablan de Grecia dicen que están endeudados porque “no cumplen sus obligaciones financieras” y crean una imagen de que el recorte fiscal es porque por décadas hubiesen gastado más dinero que el que tenían

Cómo desangran a los griegos

Autor: Mauricio Becerra

Los medios tradicionales cuando hablan de Grecia dicen que están endeudados porque “no cumplen sus obligaciones financieras” y crean una imagen de que el recorte fiscal es porque por décadas hubiesen gastado más dinero que el que tenían. Un análisis más fino de la deuda da cuenta de cómo el FMI, la Unión Europea y el Banco Central Europeo son agencias del neoliberalismo que prestan dinero a la banca privada a tasas del 1% anual y luego los mismos bancos se lo prestan a Grecia a tasas superiores al 12%. Los acuerdos de Maastricht y Lisboa prohíben que el dinero sea prestado directamente al Estado, lo que sólo hace aumentar la deuda. Sepa acá más detalles de la tragedia griega.

La desinformación económica hace estragos, se nos miente, y muy pocos se atreven a denunciar la mentira. La prensa mexicana de hoy publica una nota de la agencia Reuters que dice lo siguiente:

“Grecia ha admitido que aún enfrenta una difícil tarea para persuadir a la Unión Europea y al FMI de que la salven de la bancarrota, aún después de que su Parlamento aprobó duros recortes presupuestarios, lo que provocó una noche de incendios y saqueos en el centro de Atenas”.

Ni la UE ni el FMI van a salvar a Grecia de la bancarrota. Muy por el contrario: la UE y el FMI llevaron a Grecia a la quiebra, para utilizar el lenguaje mentiroso tan a la moda. Los países no quiebran, ni caen en bancarrota. No hay ningún síndico de quiebras que los disuelva, liquide lo que quede y lo distribuya entre los acreedores.

Para que Grecia entrase en la zona euro, la UE aceptó que un banco privado, Goldman Sachs, falsificase las cuentas públicas griegas. Ello sometió a Grecia a la camisa de fuerza impuesta en Maastricht: imposición de un libre mercado sin trabas, “autonomía” del banco central, uso de la moneda única sobreevaluada que aplasta a los países cuya productividad es menor, límite del déficit público a un 3% del PIB, etc. Todas estas reglas fueron impuestas para limitar el “gasto público” y un endeudamiento excesivo, así como para controlar la inflación. Las reglas de Maastricht fueron el cepo que privó de la poca libertad que les queda a gobiernos reducidos a someterse a los dictados de la “comunidad financiera”. Los resultados están a la vista. Hoy por hoy el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, es un ex funcionario de Goldman Sachs, y se sabe que el primer ministro griego Lucas Papademos no fue ajeno a la falsificación de las cuentas públicas mencionadas más arriba. ¿Quién lo recuerda? Las reglas de Maastricht debían asegurar la estabilidad financiera y el crecimiento económico, y asistimos a un resultado exactamente opuesto. ¿Dónde están los economistas que engendraron este engendro? ¿Quién reconoce que lo obrado fue irresponsable, el producto de la incompetencia supina y de mentes dominadas por un dogma?

CRISIS SUBPRIME

La crisis de los créditos basura (subprime) puso a la banca europea en una situación insostenible: dedicados a especular, perdieron hasta la camisa. Todos, sin excepción, fueron salvados con dinero público, lo que ya es una curiosa forma de aplicar la dura ley del libre mercado. La crisis provocó una recesión combatida con un aumento de la inversión pública con el consiguiente incremento de la deuda soberana.

Llegados a ese punto, la UE, el FMI y el BCE inician su labor de “salvataje” o de rescate, con el éxito que paso a describir ahora. La deuda griega era de 104 mil millones de euros en el año 2007. En esa época ella representaba aproximadamente el 100% de su PIB.

Es necesario precisar que entre el año 2000 y el 2007 la economía griega era una de las más dinámicas de Europa y conocía un crecimiento promedio superior al 4% anual. Gracias a la “ayuda” de la troika, -la UE, el FMI y el BCE-, la deuda aumentó a 123 mil millones de euros en el 2010, y a 130 mil millones de euros en el 2011. En este momento la deuda pública griega representa más del 159% de su PIB, y en vez de crecimiento Grecia ve reducirse su economía a tasas de un 5% cada año. Las recetas del FMI, la UE y el BCE, agravaron la recesión a límites insostenibles, lo que en algún momento me llevó a escribir una nota titulada: “¡No me ayude compadre!”

Sin embargo, un niño de la enseñanza primaria, conocedor de los elementos básicos de la aritmética, podía hacer los cálculos que mostraban la imposibilidad para Grecia de rembolsar su deuda en las condiciones que le fueron impuestas: tasas de interés usureras y políticas presupuestarias recesivas.

El BCE, del cual forma parte el banco central griego, le presta dinero a la banca privada a tasas del 1% anual, ¡Y luego estos bancos privados se lo prestan a Grecia a tasas superiores al 12%! ¿Por qué razón el BCE no le presta directamente a Grecia al 1% para facilitar el pago de la deuda? Porque está prohibido por los acuerdos de Maastricht y Lisboa: es “inconstitucional” que el BCE financie un déficit público. De ese modo crearon el negocio filibustero de la deuda soberana.

Si la deuda pública griega fuese de unos € 100 mil millones (tomando una deuda igual a 100% del PIB), tasas de interés del 12%, le agregan cada año 12 mil millones más al pesado fardo.

Ahora bien, Grecia rembolsa con los dineros provenientes de la recaudación fiscal. Esta es del orden del 35% del PIB, y representaba pues en este caso una suma del orden de € 35 mil millones de euros cada año. Esa recaudación financia la educación, la salud, la policía, el ejército, las infraestructuras, etc. ¿Cuánto de ese monto puede ser consagrado al pago de la deuda? Utilicemos una parte muy importante, por ejemplo el 20% lo que es enorme (el presupuesto de la educación no excede el 7%…).

El 20% de € 36 mil millones da € 7 mil millones, es decir no cubre ni siquiera los intereses de la deuda. Ésta aumenta pues en modo ininterrumpido. Hace falta dedicar más dinero al pago de la deuda. La solución consiste en recortar los otros empleos de esos recursos: reducir los salarios, las pensiones, los servicios públicos y por vía de consecuencia los funcionarios públicos, la salud, la policía y por consiguiente la seguridad pública, etc. Todo aquello reduce el poder adquisitivo, o sea la demanda, y profundiza la recesión económica. La recesión reduce a su vez la recaudación fiscal… y la espiral es infernal para el pueblo griego.

Pero aún así no basta. Alemania sugirió que Grecia privatizase el patrimonio público, incluso algunas de sus islas. Mejor aún, el ministro de finanzas alemán hasta sugirió que el ministerio de Hacienda griego fuese intervenido por un tecnócrata de la UE, para que una porción aun mayor de la recaudación fiscal fuese dedicada a pagar la deuda. De ahí a enviar la Wermacht…

Porque, dice “Merkozy”, el gasto público griego es excesivo e irresponsable. Sobre todo en el ámbito de la defensa que representaba en el 2009 un 4% del PIB, mientras ese gasto era sólo del 2,4% del PIB en Francia, 2,7% en Gran Bretaña, 1,4% en Alemania, 1,1% en Bélgica. En el 2010 Grecia le compró a Francia seis fragatas de guerra por un valor de € 2 mil 500 millones, y helicópteros de combate por € 400 millones. Al mismo tiempo le compró a Alemania seis submarinos por un total de € 5 mil millones… ¿Quién se beneficia de la deuda griega?

En resumen: el FMI, la UE y el BCE no han hecho sino desangrar a los griegos, agravando el problema de la deuda. Soluciones desde luego hay. Pero tienen un defecto mayor: todas ellas implican terminar de una vez por todas con un sistema financiero rufián y con un modelo económico neoliberal al que el destino de los pueblos le importa muy poco. Y desde luego el reemplazo de la costra política parasitaria, -que vive de su sumisión a los intereses financieros-, por una generación que sea realmente representativa del Soberano: del pueblo griego.

Luis Casado

El Clarín

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