La deuda y la energía terminarán sepultando al neoliberalismo

En su debut ante el congreso de Estados Unidos, el nuevo presidente de la FED, Jerome Powell, señaló que  las perspectivas económicas de Estados Unidos siguen siendo «fuertes» y que «nuevos aumentos en las tasas federales de interés permitirán alcanzar mejor los dos objetivos» de la entidad, que son el pleno empleo y una inflación […]

La deuda y la energía terminarán sepultando al neoliberalismo

Autor: Wari

En su debut ante el congreso de Estados Unidos, el nuevo presidente de la FED, Jerome Powell, señaló que  las perspectivas económicas de Estados Unidos siguen siendo «fuertes» y que «nuevos aumentos en las tasas federales de interés permitirán alcanzar mejor los dos objetivos» de la entidad, que son el pleno empleo y una inflación estable.  La información proveniente de la FED, y la que se origina en entidades financiera privadas como Goldman Sachs, son las que orientan la construcción de la realidad que viven los norteamericanos, es decir, la forma en que se organiza el poder del dinero, unido por un hilo muy fino entre lo privado y lo público, de lo cual Jereme Powell no es ajeno, porque también fue un alto ejecutivo de Goldman Sachs. Una “inflación estable” de 2% o más, nunca será beneficiosa para el trabajador, porque destruye los pequeños aumentos salariales del trabajo.

El enorme gasto que realizan las fuerzas armadas de EEUU, de casi US$ 900.000 millones anuales, que continuará aumentando, según a señalado Donald Trump, por requerirlo el financiamiento de su programa y por el creciente déficit comercial. La explicación del gasto se sustenta en un largo aprendizaje que han realizado los humanos descubriendo el poder para dominar a sus oponentes. Así, primero fue el uso de sus manos, luego fue agregando elementos externos, que podían extender el poder de brazos y manos mediante el uso de palos, piedras, lanzas, etc.  A través de los siglos, se fue ampliando la capacidad de respuesta y ataque, abarcando la organización de los hombres en tribus, feudalismo, los viejos  imperios, etc., hasta nuestros días, en que  grandes países disponen de sofisticados sistemas de armas y una vasta organización militar con capacidad para destruir el mundo varias veces en pocos días.

Paralelamente el poder se fue instalando en áreas del dinero, el comercio, el crédito, el rol bancario, la información, la innovación, la inteligencia artificial, etc. Solemnes instituciones financieras levantaron ostentosos edificios, franqueados por grandes columnas que imitan el simbolismo de los viejos imperios, donde secretamente deciden la suerte de millones de personas a través de la economía y las finanzas. El rol de estos templos sagrados del dinero es magnificar un mensaje silencioso que aplasta la voluntad del ciudadano común cuando acceden a ellos. Una especie de barrera psicológica que envía un mensaje no hablado que parece decir «¡tú no vales nada!».

El diseño político neo liberal de nuestra época, ha fomentado el desastre del  pensamiento humano en lo individual, familiar, social, político, económico, para alimentar la avaricia de unos pocos que lo rentabilizaron todo.  Ni los muertos pueden descansar en paz. Los empresarios a cargo de los cementerios aprendieron a rentabilizan el dolor. Mediante la letra chica, los que no pagan hasta el fin de los siglos la mantención del pasto donde yacen sus deudos, éstos son sacados y lanzados a la fosa común y luego la fosa rescatada vuelve a venderse.  El poder del dinero ha ido expropiando el rol del ciudadano en las sociedades democráticas, instalándose en la gran banca privada y en sus conexiones con los poderes fácticos.

La libertad que cita el neo liberalismo, igual como la que señala el nuevo presidente de Chile, Sebastián Piñera, es un mito. Los discursos oficiales de campaña con objetivos que dicen beneficiar a las personas, van sufriendo extrañas metamorfosis dialécticas que terminan por convertirse en decretos o leyes que aumentan las concesiones a las inversiones extranjeras. Nuevas licitaciones de la infraestructura pública costarán un ojo de la cara a los usuarios, más cobre que seguirá vendiéndose como concentrado de cobre que incluye oro, plata, molibdeno, renio, azufre, selenio, etc. Prolongar los beneficios  a SQM de Julio Ponce L. para que siga explotando el litio hasta el 2030, se llaman “recuperar” el litio para Chile, que parece un chiste de mal gusto.

Después del triunfalismo militar norteamericano de la II G.M., la posición privilegiada de los Estados Unidos les permitió imponer el ordenamiento  mundial  en materia de comercio, producción industrial, créditos, energía, exportaciones, orientación política,  etc., y su moneda, el dólar. El modelo industrial y económico norteamericano se extendió a Europa y a parte de Asia, acompañado de una cultura consumista ligada al crecimiento infinito.  Sus efectos en la sociedad civil, perduraron en los 50´s, 60´s e incluso parte de los 70´s, cuando incluso el aparato industrial presentaba características de obsolescencia. Sin embargo, los beneficios logrados fueron enormes permitiendo financiar las guerras y el consumo interno. El desequilibrio económico finalmente llegó y provino de los conflictos por el control del Medio Oriente entre países árabes e Israel, que reveló el gran problema de fondo, la batalla por la energía y sus constantes aumentos de precio del petróleo.

Hasta 1973, el barril de petróleo costaba US$ 20, luego, como consecuencia del embargo del petróleo en 1975 había subido a US$ 50 dólares. Recordemos que el consumo de petróleo en Estados Unidos, se había duplicado entre 1945 y 1974, y ocurrió una recesión. Desangrado por la guerra de Vietnam, fue en el período de R. Nixon en 1971, cuando aparece el primer déficit en la balanza comercial.  Nixon termina con el régimen de libre convertibilidad del dólar y el oro, cambiando la historia financiera del dólar hasta nuestros días.

La crisis de Irán en 1980 volvió a subir el petróleo a más de US$ 110 el barril y creó otra recesión. La solución que  encontró el gobierno de Ronald Reagan, fue aumentar la deuda que subió al 30% del PIB.  Los siguientes gobiernos de Bush padre e hijo, desataron nuevas guerras y la deuda aumentó al  87% del PIB. Desde entonces  la deuda ha crecido a los actuales US$ 20,8 billones, cifra que sobrepasa  el 105% del PIB. Para la crisis del 2008, el petróleo llegó a subir casi US$ 150 el barril, para caer a los actuales US$ 62 el barril, después de 10 años de una crisis soterrada.

Cuando EEUU., abandona los tratados de Bretton Woods y termina con la convertibilidad del dólar en oro, sentenció la credibilidad del dólar para siempre y desató las manos de la FED para imprimir dólares a destajo. De acuerdo al  informe financiero anual 2017, publicado por el gobierno de Estados Unidos, al revisar sus propios activos y pasivos para calcular el «patrimonio neto», es decir, el total de  sus activos, como aviones, tanques, portaaviones, las tierras fiscales, cada centavo en el banco, etc., y luego restando sus enormes obligaciones como la deuda nacional, el resultado arroja menos US$  19,3 billones, el patrimonio neto del gobierno disminuyó aproximadamente un 6% año tras año. Si liquidaran el país, no tendrían con qué cumplir sus compromisos.

Pero no es todo, al calcular el gobierno sus pasivos a largo plazo, la Seguridad Social (gasto en pensiones) y Medicare (gasto en salud), el  «valor presente total de los gastos futuros, exceden los ingresos futuros». Para la Seguridad Social y Medicare faltan US$ 49 billones para equilibrar las cuentas. En total son US$ 70 billones que le faltan al gobierno de Estados Unidos para equilibrar sus cuentas, no obstante que algunas deudas son de largo plazo. Hoy existen dificultades para financiar el pago obligado de pensiones y salud, respecto a las que se devengan anualmente, porque el ingreso en dichos rubros no alcanza para pagar eso compromisos.

Si el gobierno de D. Trump intenta ajustar  el desequilibrio interno vía guerra comercial, cometerá un grave error. Lo dicen prestigiosos economistas, porque disminuirá el comercio y producirá una recesión mundial, además de los efectos inflacionarios internos. Gran parte de los componentes que agregan valor a las empresas dentro de Estados Unidos, provienen del extranjero. Las multinacionales  norteamericanas que producen en filiales externas verán subir sus costos y afectará negativamente el PIB de Estados Unidos.

El acuerdo  implícito entre los Estados Unidos y China que creó el déficit crónico fue que, norteamericana entrega dólares y China les entrega bienes baratos (automóviles, juguetes, cortadoras de césped, acero, etc.), es decir, por lo menos son cuatro décadas en que Estados Unidos ha vivido de colocar deuda en el extranjero y no es locura decir que el PIB actual de los EE.UU., pueda estar sobreestimado en al menos un 50%. La clave del problema, el origen de los conflictos y las guerras ha sido la energía, para lo cual los Estados Unidos han entregado papeles verdes que intercambia por petróleo, incluso con papeles pagaderos a plazo, como los bonos del Tesoro.

Gran parte del PIB de EEUU. no es real, porque infla los precios de los activos que originan las burbujas creadas con una deuda impagable, que aumentó en US$ 1 billón en apenas seis meses y que continuará aumentado en US$ 1,5 billones para financiar el programa de D. Trump, sin perjuicio de un déficit comercial de alrededor de US$ 600 mil millones anuales, que se financia con más deuda, y otra más que se requerirá para pagar los intereses que devenga el aumento de ella. Vender bonos de EEUU para colocarlos en gobiernos extranjeros o en inversionistas privados, está encontrando dificultades,  más aún, si la política de Trump desata una guerra comercial.

Las fuentes oficiales estiman que el Producto Interno Bruto (PIB) de los EE. UU., superará los 20 billones de dólares este año, el cual requiere de una gran cantidad de energía y trabajo para producir todos los bienes, materiales y los alimentos requeridos. Expertos en energía como Steve St. Angelo, señalan que a partir de 1975, se observa que la línea del PIB mundial es mayor que la producción mundial de petróleo, lo cual quiere decir, si en “el 2000, EE.UU., consumió un total de 98,8 Quadrillion de BTU (Quad BTU) de energía para producir US$ 10,6 billones de PIB, sorprendentemente, en 2017, los EE.UU., solo quemaron 97,9 Quad BTU para generar $ 19,4 billones en el PIB. Es aquí donde se aprecia que el componente deuda deforma el PIB  que se produce. El PIB de los Estados Unidos no puede aumentar si el consumo de energía se mantiene estable. Por lo tanto, “el aumento del PIB de los Estados Unidos se ha basado en la inflación de los activos”, que corresponde a la formación de burbujas, bonos y vivienda.

Está anunciada la emisión de nueva deuda para pagar la deuda que vence, más la emisión para pagar el déficit anual, y se ha fijado un extenso programa de retiro de los US$ 4,5 billones del QE3 adquiridos en valores del tesoro e hipotecas. El riesgo de inflación es evidente y por consecuencia, podría surgir la necesidad de subir agresivamente las tasas, lo que provocaría una nueva recesión, más grave y más extendida que la de 2008 si se da en un contexto de guerra comercial, considerando los montos involucrados. Lo señalado no debe extrañar a los conocedores; se vuelve a repetir la historia.  No está demás agregar que existen US$ 20 billones de dólares creados bajo la forma de expansión monetaria emitidos por los principales bancos centrales, entre los cuales está el QE3 por US$ 4,5 de EE.UU.,  antes señalado,  que junto al resto sigue provocando desequilibrios en el mundo.

Por Mario Briones R.


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