El Banco Central de Chile no quiere reconocer la realidad

El Banco Central, en su informe de política monetaria de diciembre 2011, si bien disminuyó su estimación de la tasa de crecimiento para el año 2012 no asumió la magnitud con que la caída de la actividad global, que tiene su expresión más aguda en la recesión de la eurozona, está golpeando a la economía […]

El Banco Central de Chile no quiere reconocer la realidad

Autor: Director

El Banco Central, en su informe de política monetaria de diciembre 2011, si bien disminuyó su estimación de la tasa de crecimiento para el año 2012 no asumió la magnitud con que la caída de la actividad global, que tiene su expresión más aguda en la recesión de la eurozona, está golpeando a la economía chilena.

Su previsión que va de 3,75% a 4,75%, se ubica por debajo de los datos que la propia institución está entregando de lo sucedido en el segundo semestre del año en curso.   Para que se alcanzase su previsión de expansión para el próximo año debiese darse en el futuro próximo un viraje positivo, en circunstancias que la generalidad de los estudios sobre la evolución de la economía mundial son negativos y tardíamente e insuficientemente se adoptan en el país  políticas económicas  que lo hagan menos vulnerables a fenómenos externos y no existen aún políticas monetarias, fiscales y cambiarias anticiclicas.  La disminución de la tasa de inflación que pronostica el informe de 3,9% a 2,7%, de fines del presente año a diciembre de 2012, por lo demás es ante todo una consecuencia de la desaceleración económica y del incremento, por tanto, de factores productivos no utilizados.  Se repite así el mismo fenómeno  de la elaboración del presupuesto 2012 que se presentó y aprobó con proyecciones que no tuvieron en cuenta la realidad.  Lo grave de ello es que desinforma a la opinión pública y posterga o hace más lenta la adopción de medidas que busquen a la brevedad frenar el proceso de desaceleración

El Informe de Política Monetaria del Banco Central de diciembre (IPoM), constatando la desaceleración que está experimentando la economía chilena, al cifrar el crecimiento del producto en 2012 en una amplia franja de 3,75% a 4,75%, inferior al 4,25 a 5,25 de su previsión de septiembre, se coloca por encima en su estimación promedio de la generalidad de los estudios externos e internos y de las cifras que el propio instituto emisor ha venido proporcionando.  Cuando se entregó el informe, Consensus Forestcast –que expresa la opinión de agentes financieros- había reducido por quinto mes consecutivo su estimación de crecimiento para 2012, cifrándola en 4%, y la Encuesta de Expectativas Económicas del instituto emisor hablaba de un 4,2%.

Más aún, el indicador mensual de octubre (Imacec) del Banco Central  cifró el crecimiento con relación al mismo mes del año anterior en 3,4% (inferior al piso de su proyección para 2012), mientras que su PIB desestacionalizado del tercer trimestre anotó un crecimiento de apenas 0,6% con relación a abril-junio, que proyectado en doce meses muestra que la economía ya estaba creciendo en ese momento a un ritmo de 2,4%.

Su estimación para 2012 resulta aún más alejado de la realidad dado que constata la recesión a producirse en la eurozona, a la cual le asigna una caída promedio de 0,1%, un bajo crecimiento para EE.UU. (1,8%) y una desaceleración de la economía china que se reduciría en casi un punto porcentual con relación a la proyección del año 2011, bajando de 9,1% a 8,2%.  “Somos una economía pequeña –manifestó el nuevo presidente del Banco Central, Rodrigo Vergara-, lo que está sucediendo afuera nos va a afectar y ya nos está afectando”.  No hay duda que Chile es pequeño, pero el impacto en el país de los fenómenos externos provienen ante todo de que es una economía extraordinariamente abierta, tanto en el plano comercial como al movimiento de capitales, que en la coyuntura actual mundial tienen una extraordinaria volatilidad y, por tanto, consecuencias muy fuertes.  Deja la impresión que en su proyección  el instituto emisor intentó no alejarse demasiado de la irreal previsión efectuada por el Ejecutivo en el presupuesto 2012 (5%).  Este fue el debut de Rodrigo Vergara como nuevo presidente del Banco Central, nominado entre los consejeros por Piñera

Sobre el curso de la economía global en 2012 existe la opinión generalizada de que se deteriorará.  Desde luego, sobre la magnitud en que ello acontezca, hay visiones diferentes.  El economista de la Universidad de Nueva York Nouriel Roubini, para citar una formulación, llamó a ajustarse “los cinturones de seguridad que va ser un año lleno de baches”.  Considera que se producirá “recesión en Europa, crecimiento económico en el mejor de los casos en EE.UU. y una abrupta desaceleración  de China y en la mayoría de las economías emergentes” (18/12/11).  De  ser así, obviamente, el impacto en la economía chilena será muy superior a la estimación del informe dado por el Banco Central.

El IPoM considera, además, que “el escenario externo más adverso tendrá consecuencias para la inflación, así como para la orientación de política monetaria”.  El IPC finalizará el 2011 según sus estimaciones  con una tasa de 3,9%, para descender en diciembre de 2012 a 2,7%.  El descenso de la inflación es otra consecuencia de la contracción en la actividad económica.  El crecimiento del producto se colocó claramente por debajo del indicador de tendencia de variación en la actividad económica, que expresa el ritmo a que se expanden los factores productivos.  Ello significa que crecen los recursos sin utilizar, una de cuyas expresiones es el nivel de desocupación, lo cual conduce a que no se expresen presiones inflacionarias más allá de las originadas en la devaluación del peso.  En consecuencia, ya no se justifica mantener por más tiempo la tasa de interés de política monetaria en 5,25% nominal anual, nivel en el cual se encuentra desde el mes de julio, cuando se detuvo su curso al alza dado que la economía entró en una fase descendente.

Desde entonces su nivel se mantuvo inmodificado.  Como señaló Aldo Lema, de Inversiones Security, “el Banco Central está yendo detrás de la curva, no está yendo delante de los hechos.  La desaceleración de la actividad y el gasto, y la mayor restricción de crédito y liquidez ameritan un cambio de sesgo más rápido” (18/12/11).  A su turno el gerente de Estudios de Gemines, Alejandro Fernández, expresó que resulta preocupante “la apatía con que el Banco Central está reaccionando a los acontecimientos externos.  (…)  Se requiere –subrayó- de una política monetaria que se acomode de manera más decidida a la desaceleración en la actividad que ya está aquí y que se  manifiesta en un crecimiento nulo de la economía entre junio y octubre” (25/12/11).

Se trata en ambos casos de observaciones provenientes efectuadas desde un pensamiento de derecha.  El Banco Central debería haber rebajado durante los últimos meses del año su tasa de interés y adoptar otras medidas de estimulo monetario y no lo hizo.  Actúa con la misma lentitud del ministerio de Hacienda que continuaba al finalizar 2012 preparando el “maletín” de medidas de emergencia a adoptar si la situación se agrava.

Era tan evidente la necesidad de disminuir la tasa que     Vergara, en un hecho poco usual, adelantó que “la tasa de interés seguirá en el corto plazo una trayectoria comparable con las encuestas”  al mercado, anticipando así su reducción.  La carencia de medidas se hizo aún más notoria dado que las líneas de financiamiento del exterior estaban resultando más caras y contrayéndose.  La crisis de la eurozona, por tanto, también se expresaba en la esfera financiera y los bancos comerciales comenzaron a captar en el mercado fondos a tasas más altas que, obviamente, trasladaron a sus clientes.  Por eso, el 21 de diciembre ofreció financiamiento a los bancos comerciales a 19 días y como ello fue insuficiente tres días después se implementó un nuevo programa de compra de pagarés con pacto de retroventa de hasta 91 días a ofertar los martes y jueves de cada semana hasta el 7 de febrero.  Pocas horas más tarde el ministerio de Hacienda informaba que comenzaría a licitar depósitos en dólares.   Constituyeron las primeras acciones adoptadas por las autoridades económicas para reaccionar frente a la crisis externa.

La reducción de tasas se hará tardíamente, con la característica adicional que en fase de decrecimiento económico su efecto sobre la actividad económica es reducido.  La tasa de interés se disminuyó a 0,5% nominal anual en julio del recesivo año 2009, que registró un fuerte descenso en la inversión productiva, ratificando así – como se muestra también en la realidad de las economías industrializadas-  la asimetría de las políticas monetarias observadas por el keynesianismo  en períodos de bajo crecimiento al no cumplir por lo general el papel reactivador que se le asigna.  Peor aún,  si el Banco Central reacciona con rezago a lo que indican los hechos, debe tenerse presente como es conocido que sus repercusiones en el mejor de los casos son diferidos en el tiempo.

Tasas de interés de referencia de la política monetaria 2009-2011
(Fuente:  Banco Central.  Tasas nominales anuales, base 360 días)

En 2012  se produciría, de acuerdo a los antecedentes contenidos en el IPoM, varios hechos económicos negativos.  Uno de ellos es que la demanda interna descenderá bruscamente, de un crecimiento estimado en 2011 de 9,5%  a 3,7% en 2012.  Ello confirma, a la vez, que en materia fiscal el manejo ha sido con un criterio marcadamente restrictivo, en un lapso que persisten grandes demandas sociales insatisfechas.  Michelle Bachelet en el informe que presentó en la sede de la OIT planteó con razón que debe irse a crear un “piso de protección social”, que al estar muy lejos de alcanzarse es uno de los factores explicativos del descontento y del alto nivel de endeudamiento de los hogares que, de acuerdo  a los antecedentes proporcionados por el Banco Central, alcanza actualmente a un 62% del ingreso disponible.

Otro hecho negativo, consecuencia también de la crisis externa, es que los términos de intercambio del país, es decir su relación promedio entre los precios de exportación e importación, pasó a ser negativo, experimentando ya una cifra de menos 2,9% en 2011 y que el Banco Central considera será de 3,5% en 2012.  Desde luego ello incide sobre el ingreso nacional bruto disponible real que a su vez repercute en la demanda interna y, por tanto, sobre el producto.  La altísima cotización del cobre y otros rubros de exportación de un período reciente, así como en parte de la segunda mitad de la década de los noventa, el país no lo aprovechó.  Fiscalmente los superávits generado por el alto precio del cobre con relación a su estimación de mediano plazo, que es el componente de esos ingresos que no se pueden gastar, se ahorraron unilateralmente en el exterior, salvo el momento que se destinó a gasto público el año 2009 para hacer frente al proceso recesivo.  A su vez los consorcios privados presentes en la gran minería del cobre sacan al exterior un porcentaje significativo de los excedentes que le proporciona el precio del cobre,  restándolos así también a la economía nacional.

Variables del IPoM diciembre 2012
(Fuente:  Banco Central.  En porcentajes de variación anual)

Por Hugo Fazio

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