Frivolizando el empoderamiento femenino, desde el 20 de abril, el gigante del juguete Mattel lanzará al mercado internacional 17 muñecas pertenecientes a la colección “heroínas”, entre las que se encuentra una Barbie inspirada en Frida Kahlo.
El anuncio ha levantado polvareda y a una semana de compartir los nombres de las mujeres frivolizadas, actrices como Salma Hayek han alertado que la muñeca conserva el diseño original de la Barbie (proporción y medidas). “No puedo creer que lo hayan hecho con nuestra Friducha que nunca trató de parecerse a nadie y siempre celebró su originalidad”, escribió en su cuenta de Instagram, obviando uno de los legados más importante de la artista: su ideología. Como si todo fuese solo cuestión de estética.
Uniformando la belleza y satanizando las diferencias, valores contrarios a la igualdad de género, se borra además de golpe y porrazo el sentir revolucionario de la pintora y poeta, entre cuyas máximas obras figura: “El maxismo dará salud a los enfermos” y en cuyas frases yacen sentimientos de igualdad como en aquella que rezaba: “Deseo cooperar en la revolución para la transformación del mundo en uno sin clases, para llegar a un ritmo mejor para las clases oprimidas”, claramente en contra del capitalismo salvaje al que apuesta Mattel quien venderá la muñeca en casi 30 dólares, ubicándola en su gama exclusiva.
La familia de la artista también ha emitido un comunicado en el que apenas se reconoce el malestar por llevar a Frida a este terreno comercial, diluyéndose en lo que parece un tema económico por encima de uno ideológico.
Utilizada y aprovechada, bajo el beneplácito de la empresa que ganó derechos para explotar la imagen de la artista en la producción de cualquier cantidad de productos (la Corporación Frida Kahlo con sede en Miami), quizá la artista se revuelva en su propia tumba ahora que divulgan frases de su discurso como “Debo luchar con todas mis fuerzas para que lo poco positivo que mi salud me deje ayudar a la revolución. La única razón real para vivir” sean reducidas a cenizas e ignoradas por un tema económico.
Lo cierto es que la réplica de Mattel honra a la pintora que ellos conocen superficialmente o que ellos celebran y quieren destacar como objeto de culto e inspiración para mujeres y niñas: una sin bigote, rasgos redondeados y alejada del comunismo.
No es de extrañar entonces que en unos años Mattel presente un Ken del ex presidente venezolano Hugo Chávez, sin verruga, de rostro perfilado y con cuerpo bastante atlético.