Mauricio Redolés: «Si yo fuera dictador prohibiría la televisión»

Sigue metiendo ruido con guitarra en mano, su canto destemplado y sin pelos en la lengua


Autor: Director

Sigue metiendo ruido con guitarra en mano, su canto destemplado y sin pelos en la lengua. Con la misma voz por la que lo echaban de educación musical en el liceo apenas abría la boca, una vez más –con 55 años- dice libremente lo que piensa sobre movimientos sociales, música, derechos de autor,  drogas y su propia trayectoria.

Hace algún tiempo lanzó un cd y dvd que ha presentado con éxito en varios escenarios. Sin embargo, la banda con que grabó y presentó el disco, Ruido Bustos, se disolvió. Ahora, con una nueva formación, está de nuevo tocando sus temas tradicionales, junto a Javier Urbina en la batería; Joel Retamal en bajo; Sergio Mazardo y Adrián Díaz en guitarras eléctricas. Sobre la nueva formación dice que “no tiene otro nombre que Redolés, porque además queremos ahorrar tinta; antes ocupábamos toda una cuadra en el afiche. Aunque internamente podemos llamarnos Ruido Justos, o algo parecido”. También dice que los nombres responden al personaje que él mismo se va inventando. “Ruido Bustos originalmente era para mí una persona, un viejo. Yo me presenté en TVN con ese nombre el año 2003, en febrero, con el gorro marino y hablando en tercera persona de Redolés. Ruido Bustos era una especie de militar retirado, músico y pastor evangélico. Sus prédicas no dejaban títere con cabeza. De hecho estuvo mucho tiempo haciendo una campaña contra gente que me estafó: Pilar Bravo y Ricardo Castro, estudiantes de la UTEM. Además me insultaron y me huevonearon, entonces Ruido Bustos empezó una perorata contra estos estudiantes de un movimiento que se llama la Absurda (Surda). Hay ciertos movimientos de izquierda a los que no les creo nada. El personaje nació para reclamar contra ellos”.
POETA SOCIOLÓGICO


¿Sus estudios de sociología han permeado su trabajo artístico?

Yo creo que si y no mucha gente se da cuenta. De hecho, a mi me lo tuvieron que decir para notarlo. En Londres le dije a mi tutor, Mister John Cowley, que me gustaba la sociología, pero más me gustaba la poesía. Él me dijo que quizás yo escribiría sociological poems. Y eso resultó ser profético. Años después, en un café en Peñalolén, una mujer me dijo: tus poemas son sociológicos y yo me caí de raja. Creo que tenía razón.

¿De qué manera se ha manifestado esa influencia de la sociología?

Hay una tendencia general en mis poesías que apunta a eso. Pienso que me divirtió mucho haber encontrado en cierto momento estudios sociológicos tan poéticos. Me interesó un lado más antropológico de la sociología y de ahí la influencia en mi trabajo. He hecho además muchos talleres en cárceles y otros donde mis estudios en sociología me han ayudado mucho. Existe cierta nostalgia de ese momento, pero no es algo que me apasione para volver a ejercer.

¿Cómo comenzaste a trabajar en cárceles?

Hace poco se suicidó el hombre que me sugirió que hiciera talleres, Osvaldo Ulloa. Yo no creía que pudiera hacer un taller de literatura, porque no había estudiado eso y me sentía muy ajeno a dirigir a un grupo de gente que escribiera. Además, no creía en las direcciones; había militado 18 años en el PC y estaba alejándome de todo lo que fuera decirle a la gente qué hacer. Osvaldo me había invitado a un par de talleres donde me había entretenido mucho; unos meses después estaba haciendo mi primer taller. Mi enfoque principal al hacerlo es aprender, compartir.

¿Dónde reside tu interés en la poesía?

En la calle, en la música. Hay gente que se ha ido de mis talleres disgustada porque yo no dominaba la poesía de Garcilazo; claro que no la domino, no es mi interés. Curiosamente, quienes me llaman para entrevistarme de universidades es gente que estudia audiovisual o música. Nunca me llaman estudiantes de literatura; no existo en el mundo de la literatura, o no soy visto.

¿Te aproblema el tema de la visibilidad?

Me interesa la difusión, no lo voy a desconocer. Quizás he sido un mal difusor de mí mismo. De alguna forma he sido excluido, como muchos otros artistas de este país. Excluido de ciertos círculos y de ciertas convocatorias, tanto en el mundo de la música como en el de la literatura. Al principio sentí que era injusto, pero un periodista uruguayo que conocía mi obra me dijo una vez que si yo soy un francotirador, no puedo esperar salir indemne, tengo que jugar con ese destino.

¿Poco reconocido?

Lo que pasa es que muchas veces el sello discográfico, la editorial, las ferias de música, del libro y las cumbres del rock se basan en el negocio. Yo no participo directamente de eso porque tengo un sello propio: Beta Picture tiene cinco discos de mi catálogo -otro lo tiene Sony, otro Alerce y otro Oveja Negra- y la Feria del Disco no te compra porque no eres miembro de la Cámara de Comercio y, más encima, se quedan con tus discos;  las radios no te tocan porque no estás metido en esta máquina de moler carne. Pero de alguna manera me convencí de que más que escribir o cantar en función de crearle a la gente la visión de una aventura, es mejor vivir la aventura. Con 55 años uno se da cuenta que las cosas no duran para siempre. Etapas muy bonitas que viví con otros grupos musicales como Los Pescados, Los ex Animales Domésticos; el tiempo que grabé Gaete con Cuti Aste y Álvaro Enríquez pasan y nadie se acuerda al parecer. Por ejemplo se terminaron los Animales después de 10 años y nunca nadie me ha preguntado por qué se acabaron los Ex Animales Domésticos. Es divertido y es penoso también.

¿Por qué se disolvieron los Animales?

Ja ja, la primera vez que me lo preguntan. Yo creo que se había cumplido una etapa. Además surgió en el grupo cansancio por no ser reconocidos. Nosotros tocábamos con otras bandas y sonábamos muy bien, con muy buenos músicos, buenos arreglos, buenas letras, mejor que muchas otras que tenían más cobertura. Entonces vino el cansancio, además de los otros proyectos que cada uno tenía. Y la falta de un estímulo económico creó una situación en que les pedí que dejáramos la banda hasta ahí; yo iba a formar una más chica, como Ruido Bustos, que duró un par de años.

¿Subes mucho a los escenarios?

Cuando vale la pena y me están pagando claro, es mi trabajo. Gratis, muy poco.
Pero el 2006 tocaste gratis para los «pingüinos» Ahí vale la pena. En cualquier movimiento sindical y social yo estoy. Por la ex Cárcel de Valparaíso fui a tocar gratis; por Mauricio Hernández Norambuena, para que lo trasladen a Chile, también. Hay una dimensión de tocatas gratuitas que si puedo hacerlas, voy. Pero hay un grupo de activistas mapuches que se caracterizan por invitarte a que toques gratis y cuando tienen plata llevan a otro grupo; con esos hueones no quiero más.

¿Qué es lo mejor de ser músico o de hacer música?

Hacer música más bien, porque no soy músico. Tengo la relación que tiene cualquier ser con la música, es como la droga. Te saca de la realidad, te pone en otro plano. Hacer música con un grupo es una cantidad de energía, de sudor que te baña que es distinto a todo. No sé si lo escuché o se me ocurrió a mi pero, hacer música con un grupo es como hacer el amor entre varias personas. No importa que sean del mismo sexo, es otro tipo de sensualidad, no estoy hablando de los genitales. También puedes estar solo y no se transforma en un acto masturbatorio aunque podría llegar a serlo. Estoy hablando de un acto de entrega, de búsqueda, de seducción, de dejarse convencer y tratar de convencer.  Después de eso lo mejor es cuando te aplaude el público, cuando una niña bonita se acerca a saludarte o cuando te llega un cheque por los derechos de autor.

OTRO GALLO CANTARÍA

Probablemente fuiste uno de los primeros, 10 años atrás, en criticar con ironía y sarcasmo la institucionalidad de la Concertación. ¿Cómo ves esta coalición a 20 años del no?

Para ser justos hay de todo, cosas buenas y otras definitivamente malas. Lo que es muy malo es que no hay movimientos sociales importantes en Chile actualmente. Excepto el de los pingüinos, que fue desarmado por la Concertación. Además, reprimido fuertemente por el Estado policial. Aquí se produce un hecho muy peligroso, si la derecha llega a ganar, en realidad va a ganar la ultra derecha. Porque el espacio de la derecha está ocupado por la Concertación. El partido Comunista tuvo su fase de ultra izquierda y ya la dejó, pasó a ser un partido de izquierda; lo noto muy perdido en todo esto. Si gana la derecha va a ser un gobierno anti popular y eso podría generar movimiento y encuentro y hacer resurgir una fuerza de izquierda; como puede que no.

¿Qué es, a tu juicio, lo que tiene tan mal a la sociedad chilena?

Este país tiene dos grandes males, la televisión y la pasta base; el nivel de estupidización es increíble. El día que no haya pasta base y los pobres se den cuenta como los tienen cagados y se dejen de balazos entre ellos, otro gallo va a empezar a cantar. Cuando la gente recupere la dignidad. Y cuando cague la televisión como la caja de mentiras que es y sea un medio útil de información y sin tanto poder en las casas. Por eso me encantó el artículo de ustedes de la televisión chilena. Si yo fuera dictador en Chile lo primero que haría sería prohibir la televisión, pura radio no más. Me odiarían la UPI, la CIA, el FBI, pero la gente empezaría a escuchar piano en las tardes.

¿Fue la dictadura la que nos dejó tan mal?

Ese es un elemento marcador, pero ya es un hecho del pasado. Su sombra nos alcanza hasta hoy día, es innegable en hábitos, costumbres y miedos. Pero las nuevas generaciones no son deudoras de eso; ahí empieza a ser pasado; no para mi, claro está. Escuchas hoy a la gente que tenía 7 años para el golpe y habla con una lucidez impresionante de esa época, porque fue una época revolucionaria que alcanzó a los niños. Hay también un germen revolucionario en la gente que no vivió el golpe; ellos dicen se cagaron a nuestros mayores, se los culiaron, esa gueá no la quiero nunca más. Los gueones que hicieron eso deberían pagar, aunque tengan 90, 95 ó 110 años hay que meterlos a la cárcel igual a esos culiaos, por matar gente y para que quede como un precedente. Ese germen y ese pensamiento son nuevos.

Por lo tanto los jóvenes tienen interés político, a diferencia de lo que algunos dicen.

Claro, dicen que los pingüinos son niños, que no saben nada de política. Y saben mucho, porque la política es una actividad que tiene que ver con las necesidades del ser humano. Luego dicen que no se inscriben, ¡chucha gueón!, primero los castigan por tener opiniones políticas y después los acusan por no inscribirse. Si la gente que no vota lo hiciera, y votara por los cambios, los interesados en destruir los barrios y hacer carreteras lo pensarían dos veces, porque en el fondo ellos han usado a Chile para “desarrollarlo”, entre comillas, para los automóviles y para lucrar, por supuesto.

¿Qué dejó el movimiento de los pingüinos?

Esa protesta nacional llevó a que la gente empezara a tener más fe en su propia fuerza. Y hoy se ve en la huelga del Registro Civil, de los subcontratistas mineros. En todos los movimientos está el movimiento de los pingüinos atrás, dejó esa creencia de que se puede.

¿Y puede seguir creciendo con el tiempo?

Pienso que son movimientos que nacen y mueren, pero nacen otros y eso posibilitó que se desarrollaran otros procesos y mayor conciencia en los más jóvenes. He estado pensando en cuándo el engaño empezó a ser parte de nuestra idiosincrasia… Cuando el Ministro de Justicia sale abrazándose con los dirigentes de una huelga, como la del Registro Civil, y a la mañana siguiente aparece diciendo que volvimos al punto en que estábamos hace dos semanas atrás. Pero cómo, pregunta Paulsen con su cara de Condorito y su olfato periodístico. Si el ministro antes de abrazar al dirigente le dice que estamos igual que hace dos semanas yo creo que le pega un combo en el hocico. El engaño con los estudiantes, la comisión fue un puro cuento. Como me dijo el Rucio Alejo, un preso de la cárcel de Valparaíso, Chile siempre ha sido cuenteado profe, eso no es nuevo.

DROGAS

¿Qué opinión tienes de las drogas lícitas y no lícitas?

Creo que el copete es una droga muy dura, se habla poco de ella porque todo el mundo chupa. Es la droga social permitida y muchas veces se transforma en un desastre y la gente termina inconsciente. A mí también me gusta tomar a morir, pero en el fondo es una gueá destructiva.

¿Qué hay de la marihuana?

La yerba debería ser legalizada de todas maneras; la gente tomaría menos. Aquí la marihuana no porque no, porque lo dice la Iglesia. Si la gente pudiera plantar su propia planta para fumar se acabaría el narcotráfico. Lo estúpido es que dicen que se traficaría más. Por el contrario, menos gente fumaría pasta base. Y la cocaína es un problema aparte. Además de un problema de salud existe el tema de los impuestos, se le genera un problema al Estado de cómo recabar impuestos, donde se produciría, donde se vendería. Milton Friedman creo que en eso tiene razón, si se legalizaran todas las drogas se acabaría el problema de la drogadicción y el Estado recabaría más impuestos. Hay también un riesgo social, que la gente se quede pegada en la heroína y muera por eso. Pero ¿cuánta gente muere por copete al año? El baterista de mi primer grupo murió de cirrosis hepática en julio. ¿Cuántos han muerto por exceso de consumo de pitos? nadie. La legalización también permitiría mayor control de ciertas drogas. Creo que hay que ponerle patas a un movimiento por la despenalización de la marihuana, porque es un hecho cultural enorme en este país. En el fondo hay un problema con la industria del alcohol, porque disminuiría el consumo de alcohol, creo.

La prensa no se muestra favorable a esta posición sobre las drogas.

Es que no hay prensa  libre. En Chile hay una dictadura en la prensa. El esfuerzo que hacen ustedes como periódico, la Radio Placeres de Valparaíso y la revista Cáñamo, son esfuerzos que debieran ser alentados por el Estado. Vivimos en un país de hueones asegurados, si estás hablando de lo que hablan todos estai bien, si hablas algo distinto estai mal. Hay temas de los que simplemente no se habla.

ANTIPIRATA

¿Es importante el  rol juega la piratería en la difusión de la música?

Es relativo, porque también es importante que el autor tenga dinero para pagar sus necesidades. Si te piratean mucho, no te están ayudando, están ayudando a enterrarte. Eso a nivel latinoamericano. ¡Qué sentido tiene que Madonna reclame que le pirateen sus discos, es multimillonaria!. Pero si a mí me pirateen me liquidan. Porque nadie me está pagando por el estudio que tuve que arrendar, por los músicos a los que les pagué, el ingeniero, el diseñador de la carátula, etc.

Pero también la piratería contribuye a que una obra viaje o se difunda más, sobre todo cuando se editan pocos discos.

El otro día una profesora de pedagogía me decía que pirateaba toda mi obra para mostrársela a los futuros profesores y así me difundía. Yo le dije que no me difundiera tanto. Prefiero ser más secreto pero que no me roben. Uno trabaja con códigos culturales y esos se suponen son free. Pero también debiera ser free el agua, el café y la locomoción. Yo lo hago para expresarme y si a alguien le gusta como me expreso es bueno que pague, esa es mi lógica. Y si pienso que lo quiero regalar lo pongo en internet, como puse Michelle y Los Pingüinos, que está gratis. En el futuro es posible que lo haga con algún libro. Pero es una opción que la tengo que tomar yo, no me gusta que alguien me meta la mano al bolsillo y me diga yo voy a tomar la opción de sacarte 10 lucas del bolsillo; no por favor, no.

¿Absolutamente en contra de la piratería?

Creo que la piratería se justifica cuando el producto no está. Si alguien me piratea en Londres, adelante, allá no están mis discos, pero que me pirateen en Plaza de Armas al lado de Discomanía donde están todos mis discos, no.

Ahora se está legislando sobre los derechos de autor, ¿qué piensa de ello?

Aquí las principales victimas son los artistas y la gente. Si no se te reconoce tu trabajo, vas a tener que dedicarte a hacer otra cosa. Y eso significa hacer menos arte, por lo tanto, matar el arte. Es distinto cuando son empresas que hacen las canciones y los jingles o forman grupos. Esas empresas no pierden nada, son impirateables, están hechas para ser pirateadas y ya tienen el cuento vendido. Pero el artista independiente no. No puedes poner a Madonna y Redolés al lado.

El escenario ha cambiado con el desarrollo tecnológico.

Sí, con el desarrollo de la comunicación y avance de internet, cambian las condiciones de reproducción del arte. No puedo decir que no voy a poner mi música en internet, porque a nivel de superestructura el movimiento del arte va de la reproducción al arte en vivo. La tocata pasa a ser el producto de consumo y no el disco. El 80% de la música que escuchan los jóvenes es bajada de internet. Habría que repensar qué es pirateo y qué es una copia legal. Si a los 55 años no soy capaz de renovarme estoy frito. Lo que no significa abrirme de patas y decir ¡Hey este es mi esfínter! pueden introducir su pene erecto por aquí, ¡eso no lo voy a hacer!

Por Sebastián Larraín


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