El Papa Francisco ha pedido perdón a todos los cristianos que compran sexo a mujeres, diciendo que los hombres que frecuentan prostitutas son criminales con una «mentalidad enfermiza» que piensan que las mujeres existen para ser explotadas.
«Esto no está haciendo el amor. Esto es torturar a una mujer. No confundamos los términos», insistió Francis.
El Papa hizo los comentarios durante una sesión íntima de cuatro horas de duración con 300 jóvenes invitados por el Vaticano a Roma.
El propósito de la sesión fue ayudar a los líderes de la iglesia a aprender sobre las actitudes de los jóvenes hacia la Iglesia Católica.
La bendición Okoedion, quien fue forzada a la prostitución pero escapó, le preguntó a Francis cómo la iglesia podría permitir que los católicos sean clientes de las muchas mujeres nigerianas en Italia que, como ella, fueron víctimas de la trata de personas.
«Me pregunto, y le pregunto: ¿es la iglesia machista capaz de preguntarse sinceramente acerca de esta gran demanda de los clientes?
Francisco, quien ha hecho de la lucha contra la trata de personas y las esclavas sexuales de hoy en día una prioridad de su pontificado, instó a los jóvenes a emprender la lucha contra el tráfico y la prostitución forzada.
«Esta es una de las batallas que les pido a los jóvenes que hagan, por la dignidad de las mujeres», dijo.
El pontífice dijo que la prostitución forzada nació de una «mentalidad enfermiza» que ninguna forma de feminismo ha logrado eliminar de la sociedad, una que piensa que «las mujeres deben ser explotadas».
En declaraciones directas a Okoedion, concluyó: «Quiero aprovechar este momento, porque hablaste de bautizados y cristianos, para pedir tu perdón, de la sociedad y de todos los católicos que hacen este acto delictivo».
La reunión del lunes fue una preparación para un gran sínodo de obispos en octubre para ayudar a los jóvenes a encontrar sus vocaciones en la vida.
Francisco ha insistido en que los jóvenes adultos, católicos y no católicos, sean parte integral del proceso al informar a la jerarquía de la iglesia, que de otro modo sería masculina, célibe y bastante antigua, sobre el futuro de la iglesia.
«Los jóvenes deben ser tomados en serio», dijo.
Se llenó de ganas cuando abrió la reunión instando a los jóvenes a hablar con valentía, sin vergüenza ni anestesia para embotar la verdad.
Nicolás López, un ministro de campus universitario de Texas, le dijo a Francisco que los jóvenes de hoy se enfrentan al racismo, la pobreza y la violencia de pandillas, así como a «leyes de inmigración injustas que amenazan con separar a los niños de las familias».
Angela Markas de Australia le dijo a Francisco que los jóvenes quieren un debate en la iglesia sobre la sexualidad, la atracción hacia el mismo sexo y el papel de la mujer.
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