Critican que ex ministra de Piñera asuma como «directora independiente» de Barrick Gold

“Barrick está comprando una llegada al sistema político y al mundo empresarial que pueda respaldar las próximas acciones que pretende emprender tanto en Chile como en Argentina”, sostiene el ambientalista y director de OLCA, Lucio Cuenca. Por Javier Karmy Bolton

Critican que ex ministra de Piñera asuma como «directora independiente» de Barrick Gold

Autor: Javier Karmy

El reciente anuncio de la compañía canadiense Barrick Gold de nominar como «directora independiente» a la ex ministra de Medio Ambiente del primer gobierno de Sebastián Piñera, María Ignacia Benítez, fue calificado como una estrategia “muy agresiva” de nivel internacional para “incidir en las esferas más altas de los gobiernos”. Así lo expresó a El Ciudadano Lucio Cuenca, director del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA).

Cuenca sostiene que Benítez probablemente tiene un bagaje técnico como consultora ambiental, pero que paralelo a ello cuenta con vínculos del mundo empresarial y políticos en el actual gobierno que «seguramente es lo que a Barrick le interesa tener a su disposición con la incorporación de la ex ministra en su directorio”, señala. En ese sentido, argumenta que Barrick Gold es “muy agresiva en manejar las influencias políticas, cooptar estos apoyos para aceitar sus proyectos y desactivar conflictos”.

El ambientalista releva igualmente que la conformación del directorio de la compañía canadiense es transversal, ya que se encuentran el primer ministro de esa nación, Brian Mulroney; José María Aznar, ex presidente de España, o personalidades como John Ruggie, ex asistente consejero y director de planificación estratégica en las Naciones Unidas del Secretario General, Kofi Annan, quien -dice- construyó los “principios relativos a la responsabilidad de las empresas de respetar los derechos humanos”, para luego pasar a ser parte de la transnacional. También se encuentra el chileno Andrónico Luksic en el consejo internacional, por lo tanto para Cuenca la incorporación de esta ex ministra responde a una estrategia “muy agresiva de cooptación para llegar a ciertas esferas del poder en nuestros países y resguardar los intereses de Barrick en la región”.

La incorporación de Benítez coincide con los intereses que tiene Barrick en América Latina, tanto con Veladero (Argentina) como con Pascua Lama (binacional), proyectos que están en la Cordillera de los Andes presentando graves problemas en el ámbito medioambiental. Pascua Lama se paralizó en la mitad de su construcción y la intención de la compañía canadiense -postula Lucio Cuenca- es “tratar de reflotar esos activos” porque la ex ministra Benítez “en su tiempo estuvo muy vinculada a estas grandes inversiones energéticas y mineras en nuestro país”.

De hecho, el ambientalista recuerda que María Ignacia Benítez en su rol como ministra “estuvo defendiendo Castilla” y que elaboró “toda la estrategia que intentaba revalidar el cuestionado y rechazado proyecto termoeléctrico en la evaluación ambiental”. Es más, denuncia que la ex secretaria de Estado estuvo detrás de todos los cambios de autoridades para tratar de revertir la decisión del ministerio de Salud. Hubo cambios de seremis y de directores de Salud en la región de Atacama, todo con la intensión -espeta Cuenca- «de cambiar la situación del proyecto Castilla”.

Fue tanto que la ex ministra Benítez en su momento se vio envuelta en una polémica con la Corte Suprema, pues a partir del fallo que rechazaba Castilla, Benítez acusó que el máximo tribunal se dedicaba a hacer activismo ambiental. Eso le valió una declaración de un pleno extraordinario donde calificaron sus dichos como una “intromisión indebida e inaceptable en las atribuciones que exclusiva y excluyentemente la Constitución entrega a los Tribunales de Justicia”.

En definitiva, para Lucio Cuenca, Benítez es una persona que no solo tiene redes de influencia en el sector empresarial, sino que -señala- “tiene fuertes vínculos políticos con el gobierno de Piñera de esa época y, por lo tanto, también con el actual”. En el fondo, el ambientalista plantea que “Barrick está comprando ese tipo de servicios: una llegada al sistema político y al mundo empresarial que pueda respaldar las próximas acciones que pretende emprender tanto en Chile como en Argentina”.

Las polémicas de la ex ministra

Benítez como secretaria de Estado enfrentó iniciativas emblemáticas de forma muy polémica. En febrero de 2011 defendió a los proyectos de Isla Riesco y Castilla, afirmando que Chile necesitaba que se desarrollaran pero “no a cualquier precio” y que su cartera velaría para que se hicieran de forma sustentable. Al tiempo, se vio envuelta en la disputa con la Corte Suprema por Castilla.

En junio de 2012 se manifestó en contra de establecer restricción vehicular en la Región Metropolitana a los automóviles con sello verde, argumentando que “se restringe la libertad de uso”, pese a la calidad del aire que se estaba respirando ese invierno.

También fue parte de la crisis que enfrentó el gobierno de Piñera en Freirina, región de Atacama, con el proyecto de Agrosuper. Entonces, María Ignacia Benítez fue duramente cuestionada pues la consultora Gestión Ambiental Consultores (GAC) -donde trabajó como gerenta de Finanzas- le había realizado el Estudio de Impacto Ambiental a la faenadora de cerdos. Entonces, la ex ministra salió a desmentir cualquier relación con la tramitación de la iniciativa, expresando que “la empresa tramitó el estudio, pero no lo aprueba». Junto con ello aseguró que como gerenta de Finanzas no tenía nada que ver con la evaluación del proyecto.

Tras dejar el cargo en junio 2014 -ya en el segundo gobierno de Michelle Bachelet-, Benítez manifestó que HidroAysén era muy relevante, calificándolo como uno de “energía limpia”. También señaló que el país debía tratar que estas iniciativas se pudieran desarrollar “compatibilizando el lugar donde se encuentran con medidas de mitigación y compensación adecuadas”. Tanto así que declaró: “no entiendo las razones del rechazo”. Además, apuntó a que si los grupos ecologistas se oponen a cualquier tipo de proyecto, “queda claro que no podemos seguir avanzando como país».


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