«Aspiran a seguir controlando el estómago de los pueblos»: Fusión de Bayer con Monsanto genera duras críticas

La Comisión Europea autorizó la integración de ambas compañías, en una operación de US$66 mil millones que, a juicio de la periodista Lucía Sepúlveda, de la ONG RAP-AL, pone en evidencia "cómo avanza el dominio global de las corporaciones por sobre los estados”. Por Javier Karmy Bolton

«Aspiran a seguir controlando el estómago de los pueblos»: Fusión de Bayer con Monsanto genera duras críticas

Autor: Javier Karmy

Bayer comprará por US$66 mil millones a Monsanto, alterando de forma radical y permanente la economía de los alimentos, la agricultura y el medio ambiente. El 21 de marzo la Comisión Europea aprobó esta transacción, creando la compañía de semillas de hortalizas y algodón, fabricante y vendedor de herbicidas, propietaria intelectual y de patentes de rasgos de semillas transgénicas tolerantes a herbicidas e investigador de semillas más grande del mundo.

Para la periodista Lucía Sepúlveda, de la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas en América Latina (RAP-AL), esto muestra cómo “avanza el dominio global de las corporaciones por sobre los estados”. En ese sentido, agrega que es una muestra del “éxito del lobby empresarial”, ya que la Unión Europea se había mostrado “bastante dudosa” respecto a esta fusión. Incluso, apunta, enfrentó presión de la sociedad civil europea que envió millones de firmas en contra de la fusión, logrando que se abriera una investigación sobre las consecuencias que tendría la compra de Monsanto por parte de Bayer.

Sin embargo, fue eso mismo lo que activó un “furioso lobby” por parte de las transnacionales de semillas, el que apuntó a convencer a la autoridad sanitaria europea y al sistema de gobierno de que esto no iba a tener consecuencias de tipo monopólico. “Los campesinos y quienes llevaron adelante esta campaña han reaccionado con indignación absoluta”, asevera Sepúlveda.

Para la también integrante de la Plataforma Chile Mejor Sin TLC, esta decisión de la Comisión Europea “defrauda la confianza en los organismos de seguridad de la Unión Europea”, ya que -argumenta- las consecuencias no son solamente económicas. “También son políticas, porque el poder de estas dos empresas es enorme y con la fusión se fortalece”, señala, agregando que significa que Bayer-Monsanto “van a seguir influyendo en la decisión de los países”.

Lucía Sepúlveda plantea que esto encamina al mundo a una concentración absoluta del modelo de producción de semillas de fórmula industrial y con agrotóxicos, y deja a Bayer-Monsanto controlando una cuarta parte del mercado mundial de semillas y plaguicidas que -postula- “lamentablemente aspiran a seguir controlando o fortaleciendo el control del estómago de los pueblos”.

La fusión fue aprobada con condiciones que a juicio de Sepúlveda “son bastante ridículas” y aún falta saber qué ocurrirá en Estados Unidos con esta operación millonaria, que enciende las alarmas en términos de monopolios del mercado, pero no de la economía de los alimentos. “Hay pocas posibilidades de que pongan problemas en Washington, por lo tanto, esto no es una buena noticia”, sintetiza la dirigenta.

Tras esta compra, que es considerada como una de las más grande de la historia, continúa el camino de la concentración del modelo agroalimentario. Primero se fusionó Dow con Dupont, luego siguió China con Syngenta, dando origen a ChemSyngenta, y esta noticia de Bayer-Monsanto termina por coronar la concentración mundial transnacional de los alimentos y las semillas.

Agricultura sin agricultores

La agricultura en los últimos años ha sido transformada radicalmente por la necesidad de este tipo de transnacionales, que buscan controlar las diversas variables del proceso productivo para aumentar la obtención de utilidades, minimizando las pérdidas al máximo. Para ello han ideado una serie de artefactos tecnológicos, creando así la “agricultura digital” o “Big data”, que se utiliza principalmente en la agricultura industrial, en los grandes monocultivos.

“Este es un modelo de agricultura sin agricultores y ahora los computadores reemplazan a los campesinos y su sabiduría”, sostiene Sepúlveda, quien enlista una serie de compras que realizó Monsanto desde el año 2012.

Por ejemplo, enumera que ese año la compañía compró Precision Planting,  uno de los únicos dos fabricantes de equipos de plantación de precisión de alta velocidad en Estados Unidos; al año siguiente adquirió Climate Corporation, una plataforma de agricultura digital global líder en el mundo; el 2014 Monsanto / Climate Corporation compraron una división de análisis de suelos de la empresa Solum y ese mismo año adquirieron 640 Labs, una empresa de tecnologías móviles y computación en la nube que se especializa en el uso de GPS, tecnologías inalámbricas y móviles para proporcionar a los agricultores datos detallados sobre sus cultivos y equipos; la transnacional se hizo el 2016 de VitalFields, una compañía europea de software de gestión de predios agrícolas, y el 2017 adquirió Hydrobio, dedicada al análisis de datos, centrada en el riego.

Las inversiones del fondo de capital riesgo de Monsanto incluyen a AgSolver , una compañía de software y análisis para la gestión de la tierra, y a Blue River Technology, que desarrolla tecnología para el desbrozo de precisión y la aplicación de herbicidas.

En tanto, Bayer anunció el 2016 una asociación con Planetary Resources, una compañía aeroespacial especializada en imágenes satelitales que le proporcionaría la base para recetar plaguicidas con instrucciones individualizadas.

En definitiva, este cuadro muestra cómo la fusión Bayer-Monsanto busca tener cultivos totalmente tecnologizados, usando datos meteorológicos actuales e históricos, en combinación con otros satelitales de rendimientos, presencia de clorofila en las plantas y mediciones de biomasa

Lucía Sepúlveda critica que este es un “modelo absurdo” que muestra “hasta qué extremo puede llegar la concentración del poder global” y que apunta a estimular el uso de los mismos productos que ellos fabrican, porque Bayer tiene producción de alimentos, semillas, medicinas, entre otros. “Te generan el cáncer y después te venden, además del paquete tecnológico, el remedio de última generación para contener los tumores”, grafica la activista.

«Más que abatirnos, este tipo de noticias nos tiene que llamar a fortalecer un modelo alternativo de producción de alimentos”, sostiene Sepúlveda, agregando que la agroecología es el modelo que va a responder a las necesidades del mundo para detener el hambre. Los pueblos han decidido abandonar este tipo de alimentación controlada por las semilleras transnacionales, pues entienden que lo que realmente se debe fortalecer es la agroecología, que -explica- “se ampara en el respeto a la tierra, a los ciclos naturales y a técnicas ancestrales de cultivos”.


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