Con nieve amarilla amanecieron las montañas de Sochi, al sur de Rusia, tras caer una nevada traída por un frente cargado de partículas de arena del desierto del Sáhara, el mar Mediterráneo, la isla de Creta y el norte de África, que se condensó en la atmósfera.
Esto también generó que en otras zonas de menos altura las precipitaciones cayeron en forma de lluvia rojiza, específicamente en Ucrania y Moldavia.
Según publicó la agencia de noticias EFE, los meteorólogos rusos emitieron un mensaje tranquilizador a la población que alertó a las autoridades al temer que el color de la nieva podía tener un origen químico, lo que podría representar algún peligro para la salud. En la región ucraniana de Odessa, en el litoral del mar Negro, se han observado precipitaciones de nieve rosa, mientras que en Moldavia los ciudadanos informan de nieve amarilla y naranja.
Según pruebas de laboratorio se trataba de mezcla arenosa, en la que no se han encontrado agentes químicos dañinos para la salud, escribió en Facebook el alcalde de la localidad de Ismail (Odessa), Andrei Abramchenko.