Un estudiante muerto, decenas de líderes mapuche heridos y niños asfixiados, periodistas golpeados, tres personas que ya han perido un ojo y otras tantas con balines en el cuerpo. Numerosos muertos en plena democracia.
El denominador común: Carabineros de Chile, los custodios de la sociedad, vienen dejando tras lumazos y disparos el recuerdo vivo de la dictadura que ya debió terminar.
Desde distintos espacios, las víctimas defienden su derecho a la protesta social y critican la impunidad que se ampara en el abuso de la justicia militar.
–
“Esto es lo mismo que pasó con mi hermano”, declara Gerson Gutiérrez. Hace seis meses, Manuel Gutiérrez, de 16 años, recibió un disparo desde el arma del suboficial Miguel Millacura, mientras observaba las protestas de la paralización nacional convocada por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) el 25 de agosto de 2011. Hoy, Gerson -quien estaba con Manuel cuando éste fue atacado por el entonces carabinero en ejercicio, falleciendo a las pocas horas- visitó a Teófilo Haro, el aysenino que perdió su ojo tras el impacto de un proyectil también disparado por carabineros.
El joven no esperaba encontrarse, a la salida del Hospital El Salvador – donde está internado Haro- con un tumulto de gente que esperaba noticias de un estudiante también agredido por carabineros. Sebastián Pedraza, de 16 años, quien llegó ayer al mismo recinto hospitalario con un TEC cerrado tras haber participado de una manifestación en apoyo a la lucha del pueblo de Aysén.
Los relatos de abuso policial son encarnados por diversos protagonistas, que se multiplican en cada protesta, justo cuando el ministro vocero de Gobierno, Andrés Chadwick, declara que «Carabineros cuenta con el apoyo irrestricto del Gobierno».
–
QUÉ DIRÁ EL SANTO PADRE
A partir de la noche del 25 de agosto, Manuel Gutiérrez Reinoso pasaría a la historia como el primer muerto en una jornada de protestas de un año agitado para Chile. En plenas movilizaciones estudiantiles y en el contexto de un paro de dos días convocado por la Central Unitaria de Trabajadores, Gutiérrez –quien no participaba activamente de política- acudió junto a su hermano, Gerson, y un vecino a observar las protestas que a esa hora detonaban en Peñalolén. Tras pocos minutos, uno de tres disparos impactó directamente el tórax del joven, quien cayó junto a su hermano discapacitado para morir en un centro asistencial horas más tarde.
Tras el incidente, Gerson -el hermano- apuntó a la responsabilidad de la institución policial en la muerte del estudiante, pero Carabineros desmintió su versión rotundamente, negándose a iniciar una investigación interna.
Sin embargo, la verdad saldría a la luz. El ex carabinero –ahora dado de baja pero en libertad- Miguel Millacura asumió su responsabilidad en la muerte de Gutiérrez, desnudando la mentira de la que fueron partícipes sus compañeros de institución, quienes negaron que algún carabinero hubiera disparado.
Hoy, Millacura se encuentra procesado y un descubrimiento reciente de la prensa permitió conocer que 3 de los 9 carabineros dados de baja por el caso se encuentran aún en ejercicio.
“Primero dicen algo y después salen con otra cosa. Yo creo que definitivamente los mandan, que las instrucciones vienen de arriba. Esto da pena, nuestra idea es que nunca vuelva a pasar algo como lo que le sucedió a Manuel, son niños, no lo merecen. Nadie lo merece”, declaró Gerson Gutiérrez.
Sin embargo, durante la noche de ayer se conocería un nuevo episodio de abuso policial contra un estudiante. Sebastián Pedraza, de 16 años, quien participó de las manifestaciones convocadas desde ayer en apoyo al Movimiento Social de Aysén. Según la versión que el mismo Pedraza dio a conocer a su padre, Sergio, éste habría tratado de huir de carabineros subiendo a la pandereta de una empresa, momento en el que fue empujado por el policía y cayó al suelo, donde además fue golpeado.
“Lo primero que dijeron por teléfono es que habían encontrado a un niño que se había caído de un techo y lo trajeron hasta el hospital. Cuando Sebastián despertó, me dijo llorando ‘papá, los carabineros me pegaron’”, declara el padre de Sebastián. “Si las cosas hubieran sucedido como ellos dicen, según el procedimiento debieron llamar a una ambulancia, inmovilizarlo”.
Respecto a la participación de su hijo en las protestas, Sergio Pedraza declaró: “Estoy de acuerdo con mi hijo. Solidarizo con su causa. Sebastián cree en una sociedad más justa, bajo esos valores ha sido criado. Nosotros solidarizamos con lo que sucede en Aysén, con las demandas de los mapuche y de los estudiantes”. Agregó, además, que “ya es hora de parar, los carabineros siguen las mismas lógicas y doctrinas que hace 30 años atrás”.
Durante la protesta de ayer, otro estudiante, llamado Marcelo Trincado, recibió en su cabeza el impacto de una bomba lacrimógena. Un video detalla lo ocurrido.
LACRIMÓGENAS EN LAS CASAS DEL WALLMAPU
Si existe un pueblo conocedor de la represión policial, ese es el pueblo mapuche. En pleno Wallmapu, aislados de la ciudad y víctimas del cerco informativo, han padecido durante los últimos años múltiples allanamientos a sus hogares y la violencia desatada por parte de carabineros. Durante el último tiempo, las bombas lacrimógenas de la policía han sido lanzadas al interior de las casas de las comunidades mapuche que lideran procesos de recuperación territorial. Además, jóvenes weichafe como Matías Catrileo, Alex Lemún y Jaime Mendoza Collío han muerto a causa de una bala policial.
“Ustedes han visto cómo las muertes de todos nuestros hermanos han quedado en la impunidad, nadie asume su responsabilidad. Por ello a los carabineros no les tirita la mano a la hora de matar a alguien, saben que están protegidos”, señala Natividad Llanquileo, ex vocera de los presos mapuche de la Coordinadora Arauco Malleco. “Aquí alguien debe asumir responsabilidad política”.
Según Natividad, el rol que ha asumido la institución de carabineros ante las diversas movilizaciones ocurridas en Chile apunta a “acallar la protesta social, pero en algunos casos sucede lo contrario. En el pueblo mapuche el miedo ha logrado que más gente se movilice”.
La represión en la región de Aysén desde que se inició el Movimiento Social ha sido enorme. Observatorios de Derechos Humanos han denunciado la fuerza abusiva que ha ejercido la policía contra los ciudadanos del sur del país.
Un grupo de observadores viajaron hasta la zona y tras evidenciar algunas prácticas represivas, las recopilaron en un informe, destacando acciones como el disparo de balines de acero a quema ropa, bombas lacrimógenas al interior de las casas, y la irrupción de carabineros al interior de estas.
Para Rodrigo Triviño, coordinador regional del observatorio de Derechos Humanos, la llegada de fuerzas especiales a la zona, revela que a pesar de haber transcurrido casi 40 años de la dictadura, esta sigue estando presente a través de la policía militar que comanda el Ministerio del Interior.
“El balín de plomo, de goma, de fierro, en fin: el tema es que están apuntando hacia las cabezas. Y eso tratan de justificarlo”. Y agregó que la misma justicia militar, órgano que supone una sanción a los actos de violencia que realiza carabineros, “está diseñada bajo la misma lógica autoritaria dictatorial del gobierno militar”, dejando fuera la participación ciudadana.
Triviño enumeró tres formas de represión que ha advertido en la región de Aysén. La primera se refiere al “clima global” que predomina en la zona. “Ahora mismo hay un hércules sobrevolando el aire, y siempre llega más contingente militar… todo eso forma un cuadro que justifica la represión de la noche. Crea un clima de terror”, aseguró.
Segundo, las poblaciones. El observador de derechos humanos sostiene que las familias forman barricadas cerca de sus casas. “Mientras estas se divierten con sus hijos a cualquier hora del día, son sorprendidos por fuerzas especiales que arrasan el lugar. Llegan a provocar, y esa es una forma de violar los derechos de las personas”.
Por último, se refiere a la violencia directa y física hacia una persona. Recordó el caso de “un tipo atropellado, que luego carabineros remató en el suelo pegándole con bastones”. Uno de los casos más brutales es el de Teófilo Haro, quien perdió un ojo tras recibir un escopetazo en el rostro y luego en el pecho, cuando ya estaba tirado en el suelo.
Patricio Segura, vocero del Movimiento Social por Aysén, aseguró que el mismo gobierno da carta blanca a que la policía actúe con “dureza” en la manifestación. Además, criticó que el gobierno -como es de costumbre- ha criminalizado la protesta social y la ha relacionado directamente con el acto delictivo, mientras que Carabineros descarta la violencia desproporcionada por parte de la institución policial, cuando son los mismos hechos que demuestran lo contrario.
–
REPRESIÓN EN LA PRENSA
El viernes 24 de febrero, en plena “Marcha en apoyo a Aysén”, el periodista Felix Madariaga fue brutalmente agredido por carabineros de Fuerzas Especiales. El resultado: hemorragias, lesiones e hipertensión. Tuvo que ser trasladado hasta la Posta Central. Ahora tiene cuatro puntos en la cabeza.
Madariaga, encargado de comunicaciones de la Corporación de Promoción y Defensa de los Derechos del Pueblo (Codepu), era uno más de los cientos de manifestantes que ese día avanzaban por la Alameda en apoyo a las demandas de los pobladores de sur del país. Cuando el periodista llegó a Ahumada, fue víctima de la represión policial.
“Ese día hubo despliegue increíble en contra de la gente que se estaba manifestando de manera pacífica. Yo estaba sacando fotos y vi cómo reprimían. Cuando le sacaba una foto a un gráfico que el chorro del carro lanza aguas le había roto la cámara, recibo un golpe entre la nuca y la oreja. No vi quién fue mi agresor, pero observadores de derechos humanos dicen que fue carabineros. Yo recuerdo haber visto un rato antes un piquete. Cai knock-out al piso”.
Madariaga relató que una vez que despertó, estaba ensangrentado y el carro seguía lanzando agua. La gente lo estaba cubriendo. “Carabineros intentó sacarme de ahí pero la gente fue muy solidaria y no dejó. Yo creo que me querían detener”.
“Una persona que estaba conmigo llamo al taxi -prosiguió- y la gente me sube en andas al auto. El taxista se mete por el bandejón que está en ese cruce de peatones y el carro lanza agua le tiró un chorro, pudiendo haber provocado un accidente. El taxista me llevó a la posta y en un gesto noble no cobro su carrera. Demasiada solidaridad”, confesó Madariaga.
En el hospital llegó carabineros, quienes le solicitaron que realizara la denuncia correspondiente y dijera que ellos no lo habían golpeado. Petición que el periodista rechazo de plano. “Yo dije que no, que presentaría una denuncia cuando tuviera más antecedentes”.
Madariaga aseguró que el salvajismo de carabineros responde directamente a instrucciones emanadas desde el ministerio del Interior. “Son políticas de gobierno, son las mismas que utilizan contra estudiantes que exigen educación gratis, las mismas en contra de los mapuches en el sur, las mismas políticas represivas en contra de los ciudadanos de Aysén”.
Este caso se suma a la serie de acosos que ha sufrido la prensa a fines del 2011 y comienzos de este. El informe presentado por la Organización No Gubernamental (ONG) Reporteros Sin Fronteras (RSF) es revelador: Chile bajó 47 número -del 33 al 80- en materia de libertad de prensa por la violencia que han sufrido los medios de comunicación -periodistas y reporteros gráficos al momento de cubrir manifestaciones-, por parte de la policía uniformada que ha descargado toda su fuerza en contra de quienes ejercen su derecho a informar.
foto: fotomorfosis.cl
Por Vanessa Vargas Rojas y Esteban Acuña Venegas
El Ciudadano
VIDEO: DECLARACIONES DEL PADRE DE SEBASTIÁN PEDRAZA (sin editar)