Martin Luther King, activista social que recibió el Nobel de la Paz en 1964 por ser «la primera persona del mundo occidental que ha demostrado que una lucha puede ser ganada sin violencia«, moriría de forma contraria a lo que predicaba. El 4 de abril de 1968 James Earl Ray, segregacionista blanco, segó su vida tras propinarle varios disparos que le alcanzarían en un balcón del Lorraine Motel en Memphis, Tennessee, donde se encontraba.
Este 4 de abril se cumplen 50 años de aquel acontecimiento, en tiempos en los que se continúan debatiendo los derechos civiles de los afroamericanos en Estados Unidos, cuyo impulso fue logrado por King tras la aprobación de dos importantes leyes: la de Derechos Civiles de 1964 y la del Derecho al Voto de 1965, ambas contra la discriminación de las minorías. Con miras a acabar con el racismo estructural y las tensiones raciales, hoy la lucha se centra en la brecha económica entre blancos y negros, lo mismo que el ascenso de la tasa de pobreza y criminalidad.
Nacido el 15 de enero de 1929, su padre, al igual que él, se desempeñó como pastor protestante comprometido con el cristianismo, tanto así que ambos cambiaron su nombre de pila, Michael, en homenaje al reformador de la Iglesia, Martin Lutero.
Gandhi, inspiró su convicción de la no violencia, la reconciliación y la igualdad.
Entre los progresos alcanzados en medio siglo figuran que hoy 90% de los jóvenes negros acaban el instituto, y en la universidad se gradúan el doble que antes. No ocurre lo mismo con el desempleo que ha aumentado en relación a las cifras de 1968. Se mantiene igual el número de propietarios de casas que es del 41%, sin cambios desde 1968, y a gran distancia de los blancos, un 71%.
En materia de justicia el porcentaje de afroamericanos en prisión se ha triplicado desde 1968, seis veces por encima del de los blancos. Y la elección de Barack Obama como presidente de EEUU fue interpretada como un gran logro simbólico contra la discriminación, aunque los ataques de funcionarios policiales contra los afroamericanos no cesaron en el país norteamericano, más bien fueron notorios a través de los medios de comunicación social y por los pronunciamientos que se registraron en las redes sociales.
Hoy, más de 100 escuelas y más de 900 calles en Estados Unidos llevan el nombre del líder revolucionario.