«Buenas tardes a todas y todos.
Brasil es el quinto país que mata más mujeres en el mundo. Los números asustan: en 2016 se registró un caso de violencia contra la mujer cada cinco horas en el Estado de Río de Janeiro.
Pero también sabemos que estos números son apenas parte de las mujeres que consiguieron, de alguna manera, buscar ayuda y denunciar.
Yo les pregunto: ¿Seguiremos negándonos a hablar sobre igualdad de género? ¿Hasta cuándo?
¡El debate sobre nuestra igualdad es urgente en todo el mundo, en Brasil y en el municipio de Río de Janeiro!
Dar ese debate es comprometernos con la democracia y con nuestro avance civilizatorio.
Hablar de igualdad entre mujeres y hombres, niñas y niños, es hablar por la vida de aquellas que no pueden todavía defenderse de la violencia. Y son muchas más que las 50.377 registradas en 2016 aquí en Río.
A diferencia de lo que se dice o, desgraciadamente, de lo que se acostumbra ver en Casas Legislativas como ésta, no somos una minoría. Somos la mayor parte de la población, a pesar de que estemos poco representadas en la política.
A pesar de que ganemos salarios menores, que estemos en cargos más bajos, que suframos jornadas triples, que seamos subyugadas por nuestras ropas, violentadas sexualmente, físicamente y psicológicamente, muertas diariamente por nuestros compañeros, no nos vamos a callar: ¡Nuestras vidas importan!
En Brasil, según el IPEA (2016), las mujeres negras brasileras todavía no llegan ni al 40 por ciento del ingreso total recibido por hombres blancos. Y somos nosotras, las mujeres negras, las que más sufrimos las violencias diariamente.
Quien cree eso es normal, es porque no sufrió en su cuerpo el machismo y racismo estructural. Quien cree que eso no merece ser debatido en nuestra educación, es porque se beneficia de las desigualdades.
Por eso quiero dejar registrado que esta Casa, al retirar los términos “género”, “sexualidad” y “género”, fortalece la continuidad de desigualdades y violencias de los más diversos tipos.
Hoy hablamos del plan principal para el desarrollo social de nuestro municipio: el Plan Municipal de Educación. Este plan merece que tengamos compromiso y responsabilidad.
El término “género” comenzó a ser utilizado como categoría de análisis a partir de 1970 con el objetivo de dar visibilidad a las desigualdades entre hombres y mujeres. Entonces, a partir tanto de su origen como de su uso cotidiano en debates sobre la superación de las desigualdades, hablar de “género” tiene como finalidad promover la necesaria atención y crítica a las discriminaciones sufridas por las mujeres. E intentar crear medios para que todas podamos enfrentar ese escenario.
¿Desde cuándo hablar sobre una opresión que genera tantas muertes es hablar sobre una adoctrinación?
Si se dicen tanto a favor de la vida, entonces deberían estar a favor de la igualdad de género. Y sólo se promueve igualdad a través de una educación consciente y del debate con nuestros niños para que se conviertan en adultos mejores.
¡Por eso, como parlamentarios responsables de las ciudadanas y ciudadanos de esta ciudad, debemos defender el debate en la educación!
Si es desde la escuela que nace el espacio público que queremos, es indispensable que se hable de igualdad de género. Que se hable de sexualidad, de respeto, de laicidad, de racismo, de LGBTfobia, de machismo. Porque hablar sobre estos temas es comprometerse con la vida, en sus múltiples manifestaciones. ¡Es comprometerse con el combate a la violencia y la desigualdad!
Es más que urgente que esta Casa no se calle sobre las vidas que se interrumpen día a día en este Municipio.
¡Hablar de igualdad de género es defender la vida!».