Aunque los volúmenes y la frecuencia han disminuido en las últimas décadas, todavía hay derrames de petróleo devastadores. Se ha propuesto varios métodos para ayudar a resolverlos, pero las depuraciones mecánicas suelen ser engorrosas. Un nuevo descubrimiento, en el mundo microbiano, sugiere un paliativo increíblemente eficaz.
La investigación de un equipo del Instituto Nacional de Investigación Científica (INRS) en Quebec, Canadá, analizó la eficacia de la bacteria Alcanivorax borkumensis, que «come» hidrocarburos, incluidos los del petróleo. El secreto de su éxito reside en sus poderosas enzimas, que han demostrado biodegradar minuciosamente los derivados del petróleo en ambientes terrestres y en oceánicos simulados.
Según el artículo publicado en Biochemical Engineering Journal, una variedad de hidrocarburos -incluido aceite de motor, hexadecano, benceno, tolueno, etilbenceno y xileno- pueden descomponerse mediante enzimas purificadas de A. borkumensis. Además, el proceso de biodegradación es notablemente eficiente, particularmente en comparación con las enzimas similares de otras bacterias.
Puede sorprender que las habilidades de esta especie bacteriana no sean únicas. Como apuntan los autores del estudio, ya se sabe que existen varias especies que pueden biodegradar el petróleo, las que ya han sido probadas en una variedad de ambientes.
Pero A. borkumensis tiene importantes ventajas: está en todo el mundo, puede asimilar una amplia gama de hidrocarburos y «se cree que desempeña un papel importante en la biorremediación de los derrames de petróleo», como dicen los autores. Además, al no ser patógena, es incapaz de causar enfermedades.
Aunque «comer» petróleo puede parecer extraño, lo cierto es que las bacterias pertenecen a un dominio completamente diferente al nuestro. Hay extremófilos que viven solo de agua y de minerales irradiados que liberan azufre. Otros pueden consumir grandes cantidades de plástico oceánico, pero esto aún no está probado del todo.
El A. borkumensis suena como un esquema viable, eficaz y ecológico, pero en la actualidad este es solo un estudio de prueba de concepto. Para la definitiva se requiere una confirmación práctica real a gran escala.
Aún así es un estudio esperanzador. Nuestras aguas costeras y abiertas no podrían estar más dañadas por la contaminación y el cambio climático antropogénico. Por lo tanto, tener estas bacterias de nuestro lado sería indiscutiblemente algo positivo.
Fuente, IFLScience