“La operación fue un mensaje claro al régimen del presidente sirio, Bashar al-Asad, a Rusia e Irán, que lo apoyan. Mostró que la opinión internacional no se puede quedar sentada al margen, sin voz”, fue el mensaje reaccionario declarado por el secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Jens Stoltenberg en una entrevista con la emisora turca NTV, que recoge el portal de noticias HispanTV.com.
Avalando la operación ejecutada por occidente, ha dicho que la misma tenía como objetivo “si no eliminar la posibilidad de que se usaran armas químicas en el futuro, por lo menos reducir esas capacidades”.
De visita en Ankara, la capital turca, felicitó a Turquía por unirse a las voces en favor del ataque, repudiado internacionalmente al no contar con el visto bueno del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
El embajador sirio ante las Naciones Unidas, Bashar al-Jaafari, por su parte, se manifestó el domingo 15 de abril exigiendo a la comunidad internacional, «si es que existe, que condene este ataque que no hace más que aumentar la tensión en la región y constituye una amenaza a la paz y a la seguridad de todo el mundo».
Según Al-Jaafari, 110 misiles se lanzaron contra Siria la madrugada del 14 de abril, muchos de ellos derribados por Damasco. Aulas, laboratorios, perdidas materiales y tres civiles heridos, fue el saldo de uno de estos cohetes que parecían querer borrar las huellas de una gran mentira infundada sobre Siria, justo antes de que un equipo de la Organización Para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) comenzará a realizar sus pesquisas para esclarecer los hechos.