Lo real maravilloso de leer a Carpentier

Saber si nació en Cuba o en Suiza no es relevante ante su obra que plasmó elementos históricos y de contenido social mediante recursos que privilegiaron lo mágico en los recursos literarios

Lo real maravilloso de leer a Carpentier

Autor: Tatiana Villegas

Sobre el nacimiento del novelista, ensayista, y escritor  Alejo Carpentier existen varias versiones: una, validada por él, en el que señalaba que nació en La Habana; sin embargo, luego de su muerte, el 24 de abril de 1980, se tejió la versión de su nacimiento en Suiza, procedente de una familia humilde que emigró a Cuba y que se instaló en Alquizar, donde el escritor trabajó como repartidor de leche.

Alejo Carpentier y Valmont, hijo de un arquitecto francés y una profesora rusa, inició estudios de arquitectura en 1921, que abandonó dos años más tarde, pasando a ejercer como periodista en la revistas HispaniaSocial Carteles. Su formación en escuelas de Francia, Austria, Bélgica y Rusia le dio bases suficientes para llegar a ser una de las figuras más destacadas de las letras hispanoamericanas.

En 1924 fue nombrado redactor jefe de la revista Carteles. Encarcelado en 1927 por su actividad política de oposición al dictador Machado, en 1928 abandona Cuba para establecerse en París. Allí se dedica a actividades relacionadas con la música, siendo corresponsal de diversas revistas culturales cubanas.

En contacto con la vanguardia, especialmente con el surrealismo, colaboró en la revista Révolution Surréaliste de André Breton. En 1933 publicó en Madrid su primera novela ¡Ecué-Yamba-Ó!, aunque la que marca su madurez literaria es El reino de este mundo.

Inició su actividad literaria en simultáneo con la musicología. Sus primeros pasos en las letras los dio en 1933 pero fue en 1944, con la compilación de cuentos titulada Viaje a la semilla, que vio sus primeras luces. Escribió también antes de su siguiente novela un ensayo titulado La música en Cuba (1946) y finalmente, en 1949, aparece El reino de este mundo, un ejercicio de narrativa de una gran carga histórica sobre el surgimiento de la República negra de Haití.

Carpentier fue el creador de la figura de «lo real maravilloso», expresión sinónima de «realismo mágico», que contrastaba con el «realismo puro» que caracterizó las primeras décadas de la narrativa hispanoamericana y que, desde su perspectiva, es incapaz de reflejar la complejidad del continente. Por eso creía necesario integrar lo real con lo fantástico.

Sí, junto a Arturo Uslar Pietri (Venezuela) y Miguel Angel Asturias (Guatemala) fue uno de los precursores del realismo mágico, que en los años 60 destacó las figuras de Julio Cortázar y Gabriel García Márquez, entre otros grandes maestros de las letras.

La narrativa de Carpentier no se caracterizó por los análisis psicológicos, dada la vastedad de una propuesta que planteaba más bien la diversidad de lo real. No mostró los aspectos de la vida individual, más allá de arquetipos como el libertador, el opresor o la víctima. Su propósito central fue cambiar la perspectiva del lector, trasladarlo hasta un universo más amplio, un cosmos donde la tragedia personal queda adormecida dentro de un conjunto más profundo.

 


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