Por tanto hablar del agua, desde la visión Mapuche no es solo un elemento vital para el consumo humano, de los animales, el riego de las plantas, además como productora y dadora de recursos y/o la generadora de otros servicios productivos y energéticos, de esto último hacen uso más bien las grandes empresas. Para el mundo Mapuche el agua es el mollfun o savia de la Ñuke Mapu, por el agua existimos todos los seres vivientes que formamos parte de ella.
“Para el mapuche el Agua no sólo es dadora de vida, sino es vida en sí, tiene esencia o espíritu, el NgenKo, por tanto es un Newen o energía, forma parte fundamental de nuestra cosmovisión. Siendo así, no puede existir sola, tiene que ser en simbiosis con otros elementos y/o newen, constituyendo el itrofillmogen o Biodiversidad” [1].
“Desde el cosmos Mapuche se distingue una dimensión vertical (metafísica) y otra horizontal (naturaleza); destacándose el número cuatro como elemento de equilibrio: Cuatro son las divinidades sagradas. Cuatro son los cielos. Cuatro son las esquinas de la tierra. Cuatro son los elementos (agua, tierra, aire y fuego)” [2].
Para nuestros abuelos sabios, nuestras machi, el agua era sagrada. Que para atravesar un arroyo o un estero había que hacer un efku o un ruego para pedir permiso al NgenKo, espíritu protector del agua para poder pasar. Hoy nosotros la contaminamos, tiramos basura al estero, al arroyo. Y ya no la vemos cristalina, con energía y vida, la vemos oscura, sucia, estancada y contaminada con diversos desperdicios que nosotros mismos vamos arrojando cada día. Muchos años atrás, el caminante sacaba su srosronka con harina tostada y con agua del arroyo se revitalizaba la persona para proseguir su caminata. Actualmente no lo podemos hacer, porque nos enfermaríamos de inmediato.
En el Wetripantu de cada año, un ritual muy importante que se realiza con el agua al amanecer, en el epewün, tanto hombres, como mujeres y niños concurren al río, vertiente o estero más cercano para bañarse y así esperar la nueva salida del sol con el cuerpo y el espíritu renovado y limpio, y sintiendo la fuerza del Chau Trokin, Chau Ngenechen, Chau Wenumapu, Abuelito Wenteyao, y todos los newen de la Ñuke Mapu, se comienza un nuevo ciclo en la vida familiar y comunitaria en el pueblo mapuche. Y el wetripantu sucede justamente en el periodo del Pukem, tiempo de mawün, las que purifican y renuevan la Ñuke Mapu.
Nuestras machi, lawetujo, los sanadores Mapuche para hacer sus remedios para sanar al kutran, no buscaban el agua en cualquier lugar, eran sitios especiales, sagrados y resguardados, como los külaKo, los püilyisruka, de las vertientes más escondidas y limpias. Estos lugares ya casi no existen, si bien encontramos külako, pero sus aguas están contaminadas y sin newen, las vertientes se han secado, “el agua se ha escondido, y también los espíritus han huido”, dicen en las comunidades, porque para el pastoreo, la producción de huertas y el ahuyentar a zorros y pumas se ha limpiado a tala rasa todas las quebradas, donde era el curso natural de mucha agua.
Junto a nuestro olvido y deserción cultural de nuestras mentes y actitudes, el gran flagelo que enfrentamos hoy, es el de las forestales, que sin piedad arrasan la vida natural con sus plantaciones exóticas en nuestra Mapu. Miles de hectáreas de pino y eucaliptos que además de extinguir todo elemento, flora y fauna nativa, va irremediablemente secando los cursos de agua más cercanos y además de contaminarla con olores y sabores extraños, producto de fertilizantes, fungicidas y otros contaminantes y llegan los fisla a enfermar la comunidad.
Pero ello no solo es de las empresas forestales, sino también de nosotros mismos, porque como consecuencia de las políticas economicistas, se promueve que hay que plantar exóticos, porque eso da rápidamente kullin, liglo, es cierto, pero hay que tener el cuidado de cómo y dónde debemos plantar para no afectar nuestra Mapu y a nuestro Ko. Porque lo más fundamental como Rakizuam Mapuche es pensar en nuestros hijos, y los hijos de nuestros hijos, qué les dejamos a ellos como patrimonio. No podemos dejarle un desierto. Una Mapu sin vida, sin newen.
“Lamentablemente hoy quienes se dicen dueños del conocimiento de la medicina mapuche, viven en un verdadero desierto y tienen que recurrir a otros lugares para buscar el Lawén o Remedio para mejorar a otro que está en las mismas o peores condiciones. Hoy la familia en general y la mapuche en particular no forma a los jóvenes a partir de estos valores, ya no se sienta en torno al fogón a conversar sino frente al televisor a contaminar su mente y a embrutecer cada día más (.). Mientras esto ocurre, el Agua se nos escapa hacia las profundidades de la tierra o es prisionera en las miles de hectáreas de plantaciones de las forestales, y nosotros, los mapuche, la esperamos llegar en un camión aljibe a nuestra comunidad” [3].
Entonces ¿cuál es o será nuestra tarea, será solo lamentarse y esperar que nos traigan el agua de otro lugar, cuando llega la sequía cada verano?, o ¿la tendremos que comprar en el futuro?. Frente a ello será primordial que se haga nütram muy profundo y serio cada día en nuestras comunidades y en nuestras familias, porque habrá que hacer nütram (conversación, dialogo y propuestas de ideas) que sirva para revalorar nuestro kimun entorno a nuestros bosques, medio ambiente y fundamentalmente de nuestra agua para recuperarla y protegerla, repoblando con todo tipo de especies nativas nuestros cursos de aguas, principalmente las cabeceras de cada vertiente, arroyo, trayenko o río.
Por Rumian Lemuy / Comunidad Williche Kiyemtuain
22 de marzo de 2012
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[1] Domingo Rain* / Viernes 6 de abril de 2007
[2] Francisco Antonio Encina, “Historia de Chile”.
[3] Domingo Rain* / Viernes 6 de abril de 2007
Publicado en www.avkinpivkemapu.com.ar
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