El último tesoro hallado en la antigua ciudad romana de Pompeya es un caballo sepultado en unas cuadras desde la erupción que acabó con la urbe y que era “de las razas más nobles” a juzgar por los adornos de bronce de su testuz, anunciaron los gestores del yacimiento. Información del portal web HispanTV.
El hallazgo tuvo lugar en una villa ubicada en la zona de Civita Giuliana, en la periferia norte de Pompeya, la ciudad romana sepultada por la erupción del Vesubio del 79 d.C.
Conforme a los expertos, este animal fue un ejemplar distinguido en primer lugar por su altura de metro y medio, mucho más que los caballos de la época, más pequeños que los actuales, lo que permite suponer que nació fruto de “cuidados” cruces entre especímenes.
Por otro lado, indican que el caballo “debía pertenecer a la raza más noble”, a buen seguro “un animal de representación” que pese a su valor sufrió el mismo destino que otros muchos equinos en el momento de la tragedia.
El animal aparece recostado sobre el lomo izquierdo y luce en la parte del cráneo adornos y pequeños ornamentos metálicos, como el bocado en hierro o partes en bronce al parecer de correas de cuero ya desaparecido, “una presencia que podría indicar el valor y rol del animal”, apuntan los arqueólogos.
Los expertos del yacimiento de Pompeya indican que el caballo de Cività Giuliana “debía pertenecer a la raza más noble”, a buen seguro “un animal de representación” que pese a su valor sufrió el mismo destino que otros muchos equinos en el momento de la tragedia.
El fuego, el humo tóxico y la ceniza acabaron con la vida en esta próspera urbe romana del Golfo de Nápoles pero los expertos han demostrado que, tras el desastre, se produjo “una reocupación del lugar” donde se encontraba esta villa.