La Confederación Sudamericana de Fútbol quiere lavarse la cara de organización mafiosa y corrupta que se labró en los últimos años, tras el escándalo del Fifa-Gate que destapó en 2014 la olla de ilícitos, coimas, tráficos de influencia y lavado de dinero en paraísos fiscales, en el que estaban involucrados los dirigentes de la entidad, encabezada entonces por el uruguayo Eugenio Figueredo.
El 69° Congreso Anual del organismo concluyó este viernes con la reelección del dirigente paraguayan Alejandro Domínguez, quien fue reelecto para el cargo de presidente con la promesa de iniciar una nueva etapa de «cuentas claras» para la máxima entidad del balompié suramericano.
«Agradezco los votos de confianza y asumo la responsabilidad, pero no puedo dejar de recordar que dos años atrás, cuando teníamos estas elecciones, nos encontrábamos con una organización que había perdido su rumbo, que estaba en quiebra moral, que se había olvidado del fútbol», rebobinó Domínguez sobre el crítico panorama que encontró en la Conmebol tras el Fifa-Gate
Figueredo había sido apresado en Suiza, junto a otros directivos de la Conmebol, como el presidente de la Federación Venezolana de Fútbol, Rafael Esquivel, y que produjo el desmantelamiento de todo la dirigencia de Conmebol.
El ex presidente de la Asociación Nacional de Fútbol de Chile, Sergio Jadué, renunció a su cargo en 2015 y se declaró culpable en Estados Unidos de las acusaciones de corrupción para recibir una rebaja de la condena.
Por eso, Domínguez pidió ayer a los dirigentes «pasar la página» y anunció que su gestión trabajará para que «todos los montos de dinero que se generen en esta administración sean transparentes y van a ser transferidos al fútbol, donde siempre tuvo y tiene que ir».
En el nuevo Consejo de la Conmebol fueron elegidos el venezolano Laureano González como vicepresidente primero, el argentino Claudio Tapia como vicepresidente segundo y el chileno Arturo Salah como vicepresidente tercero.