El en sureste del estado de Pará, en el noreste del gigante sudamericano, Brasil, se encuentra el campamento de Frei Henri des Roziers. Es un predio que simboliza la lucha del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST).
Frei Henri (Frey en castellano), era un abogado y religioso dominico de vocación que formaba parte de la Comisión Pastoral de la Tierra. Defensor de los trabajadores rurales en la frotera de la amazonía, Frei Henri fue el autor de las denuncias que permitieron hacer justicia en el caso del asesinato de dos líderes campesinos de la zona.
El campamento que lleva el nombre del religioso se ubica en dirección de la localidad de Curionópolis y está rodeada de los latifundios que aún ejemplifican la absoluta y absurda inequidad en el tema de la tenencia de la tierra, en un país de tan amplias proporciones como Brasil.
La lucha
Luego de varios años de resistencia, conflictos, tensión y batallas judiciales, el MST logró vencer y consiguió la desapropiación de las tierra de Fazendinha, ubicada entre los municipios de Curinópolis y Paarauapebas, que estaban ilegalmente registradas a nombre de un poderoso latifundista. Fue en el año 2001, que los trabajadores rurales sin tierra se trasladaron a esa haciendo para realizar su ocupación.
Los recuerdos de los días de lucha entre los sin tierra y los hacendados de la región, aún está viva para Ayala Ferreira, de la dirección nacional del MST en Marabá. Ella relata que fueron diversos episodios entre los avances y retrocesos para ocupar el espacio, porque del lado de los hacendados les disparaban o bloqueban con camiones las vías principales de acceso.
Al final, después de varios día, la intervención de la policía desbloqueó la carretera y los sin tierra consiguieron seguir adelante hacia la hacienda e instalar el campamento. Para Ferreira esa fue la primera conquista que marcó a una generación entera de agricultores.
«Siete años de lucha en ese territorio marca a una generación de militantes del MST por todo, por las posibilidades, y también por las limitaciones. Es todo a la vez, en nuestra convicción, en la creencia que tenemos en este proyecto de reforma agraria, de emancipación de los campesinos y de la clase trabajadora como un todo», señala Ferreira.
La dirigente del MST cuenta que la ocupación de la hacienda también fue una respuesta de que el movimiento no iba a desmoralizarse, luego de los asesinatos del 6 de marzo de 1998, de Onalício Araújo Barros y Valentim Silva Serra, Fusquinha e Doutor, como eran conocidos dentro del MST.
El crimen fue cometido por instrucciones del ganadero de la hacienda Goiás 2, de donde las familias habían sido desalojadas después de una ocupación. Dos años antes había ocurrido otra emboscada de los latifundistas que causó la matanza de 21 trabajadores rurales sin tierra.
Un campamento de lucha
La lucha por la reforma agraria en la Amazonía también significó grandes desafíos, equiparados a sus vastas extensiones territoriales. Por ejemplo, Charles Trocate, miembro de la Coordinación del Movimiento Nacional por la Soberanía Popular Frente a la Minería (MAM), apuntó a dos problemáticas: la visión que el brasileño medio tiene la región, la disputa por sus recursos naturales y los conflictos generados. Otra, relacionada con la situación de los propios amazonenses, que no consiguen una correlación de fuerzas debido a las presiones instaladas.
Con todo eso enfrente, considera Trocate que la lucha de los campesinos organizados son el evento mas moderno de los últimos 50 años en la Amazonía, y en este caso, específicamente, dice mucho respecto a la construcción del MST en el estado de Pará.
Una construcción histórica que puede ser contada a través de la vida de Raimundo Ferreira, de 60 años, mas conocido como Neguinho, de la dirección estatal del MST. En la década de los ’80, con la explosión del oro en Sierra Pelada, Neguinho se tornó en garimpeiro. «No tuve un golpe de suerte», narra, usando la expresión que indica el enrriquecimiento por medio de los «garimpos» (campamentos mineros ilegales) en la Sierra Pelada.
Neguinho nació en Curionópolis. El municipio era gobernado por el entonces mayor Sebastián Curió, oficial enviado por el gobierno militar para mantener el contro de los campamentos del oro. En la práctica el era una especie de interventor del estado.
Figura autoritaria en los campamentos mineros, Sebastián Rodrigues de Moura usaba diversos nombres falsos y apellidos para infiltrarse en la región durante las acciones militares secretas, Curió fue el nombre que usó durante la óperación de exterminio de la guerrilla de Araguaia, a inicios de la década de 1970.
En esa época, recuerda Neguinho había mucha represión en la región. El esposo de una tía que habitaba en Marabá, era gerente de la hacienda Fortaleza y rememora que para que los funcionarios no fuesen confundido con guerrilleros todos vestían con ropas blancas.
El oro en la Sierra Pelada atrajo un gran flujo migratorio para la región, sumado a la política de incentivo de la ocupación e integración de la Amazonía durante la dictadura. Era una «tierra sin hombres, para hombres sin tierra».
«Nunca trabajé para los hacendados», dice orgulloso Neguinho. Él, como muchos nordestinos, en gran porcentaje campesinos, fueron excluídos de las políticas gubernamentales. Por muchos años trató de organizar a los mineros en los garimpos, hasta que el oro comenzó a ser escaso en la zona. En 2007 se unió al MST.
Trocate relata que el MST en el sur de Pará, nace en conjunto con el polo de lucha radicalizado, vinculado al ideario de la guerrilla de Araguaia y de la presencia de individuos que necesitaban organizarse en una identidad de lucha política, para enfrentar a los grandes hacendados y a los grandes proyectos instalados en la región, como por ejemplo el Proyecto Grande Carajás, el mayor yacimiento mineral del mundo, descubierto en la segunda mitad de 1960.
Así como otros campamentos, el Frei Henri carga a cuesta con ese acumulado histórico. La desapropiación del área ocupada ilegalmente por los latifundistas representa un marco de lucha, como argumenta Trocante. Por muchos años tuvo que permanecer clandestino y sufrió amenazas de muerte.
«El campamento Frei Henri, es un territorio pequeño, pero conquistamos muchos millares de hectáreas de importancia geográfica. Además fue simbólico por la batalla que se dio contra un grupo que siempre nos combatió de forma armada, siempre conspiró en los grandes gabinetes de la política y de la policía para eliminar a nuestros dirigentes».