Quién iba a pensar que los puntos rojos, esos tolditos colocados en las adyacencias de los centros electorales donde había cuatro mujeres de aspecto aparentemente inofensivas, sentadas en una sillas plásticas y anotando los datos de las personas que salían de ejercer su derecho al voto, era el secreto escondido del chavismo para haber resultado victorioso en más de 20 elecciones en los últimos 20 años.
De acuerdo con el descubrimiento de Falcón, los puntos rojos vienen a ser algo así como la melena de Sanson, quien sólo pudo ser debilitado y derrotado una vez que se descubrió que el pelo era el secreto de su fuerza descomunal.
Los puntos rojos fue una verdad que se mantuvo herméticamente escondida a lo largo de 20 años, y miren que los laboratorios de Estados Unidos le metieron lupa al asunto y hasta llegaron a pesar que era verdad que los cubanos espiaban a los venezolanos a través de los bombillos ahorradores y que los médicos y deportistas que haba en el país no eran tal cosa sino espías profesionales.
Me dicen que hasta Manuel Rosales, que ya es bastante decir, se quedó boquiabierto cuando escuchó al candidato de la oposición Henri Falcón, decir la noche de este domingo 20 de mayo que el candidato oficialista, Nicolás Maduro, había actuado con ventajismo, por permitir la presencia de los puntos rojos en las cercanías de los centros y que por eso él no iba a aceptar la derrota y menos aún, reconocer la victoria del candidato rojo.
Nada dijo Falcón de sus amigos de la derecha que le negaron el voto, no pronunció una palabra de su pésima campaña, de sus atroces propuestas (como aquella de entregar el país al Fondo Monetario Internacional) o la de la dolarización de la economía; de su negativa a aliarse por lo menos con el evangélico millonario, Javier Bertucci y mucho menos tocó el tema de los cuatro millones de votos que le había sacado Maduro de diferencia, información que ya el manejaba, así como también la conocían los otros cuatro candidatos, porque el CNE se los había comunicado minutos antes. En fin, fueron los puntos y punto, los causantes de la derrota.