En el 2013, en las elecciones presidenciales del 14 de abril, Nicolás Maduro ganó con el 50,01% de los votos la presidencia de Venezuela. Obtuvo 7.587.579 sufragios.
Su más cercano contrincante, Henrique Capriles Radonski, alcanzó 7.363.980 votos, lo que significó el 49,12%., una diferencia numérica de 223.599 de opiniones electorales y 08,09% de diferencia porcentual (menos del 1%).
Su principal adversario político, Capriles Radonski, desconoció los resultados y dejó penosamente para la historia el famoso llamado a los seguidores de la oposición a “descargar toda su arrechera” (enfado excesivo), que dejó como resultado 7 muertos, la mayoría seguidores del chavismo que celebraban en las calles la victoria electoral.
Este domingo 20 de mayo Nicolás Maduro Moros fue reelegido como presidente de Venezuela con 6.190.612 sufragios, reveló el segundo boletín del Consejo Nacional Electoral (CNE), máxima instancia comicial de Venezuela.
Esta cifra representa el 68% de los votos emitidos, un 47% de diferencia a su más cercano competidor, Henri Falcón, que obtuvo 1.917.036 votos, el 21% de los sufragios.
Del 08,09% (menos del 1%) de diferencia a su más cercano rival que consiguió en el 2013 al 47% que obtuvo de su más inmediato oponente en el 2018, significa un logro electoral destacable, a tal punto que su Jefe de Campaña y actual ministro para la Información y Comunicación, Jorge Rodríguez, enfatizó que se trata de la conquista electoral más holgada que ningún candidato había conseguido en la historia política venezolana
No cabe duda que la abstención jugó a favor de Maduro, como lo reconocieron sus dos principales rivales, Henri Falcón (Avanzada Progresista-MAS-COPEI) y Javier Bertucci (Esperanza por el cambio).
La abstención, en esta oportunidad, se trató de una renuncia política a la que se plegó un sector de la oposición, constituida por los partidos Primero Justicia (PJ), Acción Democrática (AD), Voluntad Popular (VP) y Un Nuevo Tiempo (UNT), que tuvo como resultado una victoria electoralmente aplastante de Maduro sobre Falcón y Bertucci.
Más porcentaje, menos votos
No obstante, Nicolás Maduro este 20 de mayo obtuvo 1.396.967 votos menos en comparación con las elecciones presidenciales del 14 de abril de 2013.
Para estos comicios el padrón electoral era de 20.725.172 ciudadanos con derecho al sufragio, 1.820.808 electores más en comparación con el padrón electoral del 2013, que fue de 18.904.364 ciudadanos con derecho al sufragio.
Esto significa que Maduro no pudo aumentar su patrimonio electoral, más bien disminuyó un importante caudal, a pesar de que más ciudadanos tenían derecho a asistir a la contienda electoral de este 2018.
Los 10 millones de votos prometidos por Maduro y su comando de campaña para las elecciones de este domingo 20 de mayo, quedaron lejos, muy lejos.
La “arrechera” de Donald Trump
Claro, el esquema de sanciones financieras internacionales, bloqueo económico, hiperinflación inducida a través del dólar paralelo y extracción de su moneda física hacia Colombia y otros países, jugó un papel crucial en este proceso electoral.
Estas acciones han provocado mayores penurias y necesidades para el pueblo venezolano, factor que seguramente influyó en el voto evasivo a favor de Maduro.
Tras los resultados comiciales en Venezuela este 20 de mayo, el gobierno de los Estados Unidos (EE.UU.) desconoció la resolución del pueblo venezolano y reforzó el bloqueo financiero contra la principal industria venezolana, Petróleos de Venezuela S.A. (Pdvsa)
El texto en sí es una extensión de la Orden Ejecutiva firmada por Donald Trump en agosto de 2017, que tiene como marco el decreto de Barack Obama del 2015 que declaró a Venezuela como una «amenaza inusual y extraordinaria» para la seguridad de los EE.UU.
Esta nueva sanción reafirma la prohibición a Pdvsa y otras empresas nacionales de emitir deuda o negociarla dentro del mercado de capitales estadounidense, una acción dirigida a limitar la entrada de recursos frescos para la recuperación económica de la nación suramericana, y seguirla asfixiando.
Las acciones agregan nuevas restricciones, como la prohibición de adquirir o pagar las cuentas por cobrar de Pdvsa por sus exportaciones, medida que podría derivar en un embargo selectivo de recursos financieros venezolanos dentro de EE.UU. y que deberían ingresar legítimamente al país caribeño.
Igualmente prohíbe la transferencia o venta de activos del Estado venezolano en EE.UU., así como el uso de los mismos como garantías colaterales.
El Grupo de Lima, conformado en su mayoría por gobiernos latinoamericanos de derecha y aliado de los EE.UU., mediante un comunicado, también desconoció las elecciones venezolanas y advirtió que iniciaría la reducción de las relaciones diplomáticas con la nación andina.
En esta ocasión, en los comicios del 2018, en comparación con el 2013, el contexto internacional es mucho más virulento, demasiado virulento, agresivo, malicioso contra el gobierno y el pueblo venezolano.
La “arrechera” de Henrique Capriles Radonski por los ajustados resultados electorales del 2013, trajo como consecuencia 7 muertes violentas en Venezuela, la «arrechera» de Trump, Macri, Piñera, Peña Nieto, Temer, Santos, Varela por la resolución popular de este domingo 20 de mayo, ha traído, por ahora más sanciones y más injerencia extranjera en la nación bolivariana.
Veremos si esa «arrechera» de la «comunidad internacional» que desconoce la soberanía del pueblo venezolano, pasa a otro escenario como lo sugiere el «golpe maestro», documento que habría preparado el almirante de la Armada de los EE.UU. y comandante del Comando Sur, Kurt Walter Tidd, denunciado por la periodista argentina Stella Calloni, como un plan para agredir militarmente a Venezuela.