Encontrarse por los barrios de Santiago Sur con propuestas como los talleres de arte callejero que imparte la corporación “Nuestro Espacio”, y por estos días en los que el calor se apodera del cemento, aparece la alegría de saber que hoy, gracias a estas iniciativas, hay un niño haciendo malabares, bailando, trepando cuerdas o tocando en una banda.
El miércoles 16 de noviembre pasado (2011), a las 17:00 horas, por los barrios de Santiago Sur, Combo Ginebra, Chorizo Salvaje, Challa Carnavalito, La deuda, Batería y el cuerpo de baile La Pincoya, entre varios otros artistas, se tomaron las veredas en el “Carnaval por el Derecho a la Creatividad”. La batuta la llevaba un escenario móvil donde la banda de la corporación “Nuestro Espacio” animaba a los vecinos a salir de sus casas. La convocatoria, que a la vieja usanza de los cirqueros se realizó por altoparlantes, fue un éxito: Los niños y niñas de la corporación fueron los y las protagonistas.
En esta propuesta está la corporación “Nuestro Espacio” (NE), proyecto que se inició en Curacaví, donde un grupo de alumnos de la Universidad Católica comenzó a vincularse con niños, niñas y, sobre todo, con el arte callejero. “De ahí ya han pasado varios años, los que han permitido co-construir, dar forma y caminar hacia un proyecto sólido”, comenta Samuel Erices, director de la corporación.
Al ser consultado por la relación entre el alumno universitario y el arte callejero Samuel aclara: “Si bien la mayoría de los profesores en la corporación son universitarios, se dedicaron al arte callejero, al trabajo comunitario. Son personas de gran sensibilidad por los temas sociales. Ahí está la constante autocrítica y la mirada multidisciplinaria de los talleres. Ningún saber está relegado en nuestro espacio, y eso nos ha servido, porque ahí llega el aporte de la comunidad y de quienes nos rodean; ahí aparece la participación de artistas netamente callejeros que confluyen en esa mixtura entre el arte puro y el trabajo en la población.
-¿Cómo surge el nombre “Nuestro Espacio”?
-Eso nace de los niños, con ellos se buscó, ellos fueron los creadores, al igual que la construcción del logo, cada detalle se conversó y muchas veces cambió porque no les parecía. Finalmente a todos les gustó el resultado. Como te puedes dar cuenta, siempre está presente la idea de la apropiación de este proyecto. Fomentar que esto es de ellos y que pueden aportar con ideas nuevas o mejorar las existentes.
-Ustedes convocaron a un carnaval por “el derecho a la creatividad” ¿Crees que la creatividad de los niños es restringida?
-Creo que esta pegunta se puede abordar desde lo positivo, me explico. Podría decirte que sí y que por eso realizamos un carnaval. Pero yo siento que en el campo de la creatividad son importantes las restricciones o los límites. Ya que en la práctica hemos podido observar que somos aún más creativos cuando nos imponen algún límite. Existe una exigencia en el medio social que nos hace responder de forma ingeniosa. Si bien para otros el ideal es la creación libre, esta libertad también se puede dar de otras formas. La creatividad para algunos es trabajar, elaborar, desarrollar distintas acciones sin restricciones, y claro, ese es el escenario ideal, pero en las situaciones sociales actuales ese no es el escenario.
Nuestro carnaval se decide a realizar como parte de un derecho declarado, en la convención de los derechos de los niños proclamada por la Unicef. Y que tiene directa relación con lo que hacemos: “el derecho a la creatividad”.
-¿Qué talleres tienen en la corporación y en qué lugares trabajan?
-En el centro cultural: Acrobacia en telas; está “la banda Nuestro Espacio”; grupo batucada NE; grupo circo NE; todos una vez por semana.
En las escuelas de Renca (Escuela Lo Velásquez) y La Florida (Áreas Verdes), tenemos este año talleres de danza, música y circo; al igual, todos una vez por semana.
-¿Qué tiene que hacer un niño para participar?
-No mucho más que tener las ganas de participar y mirar; en el fondo es un lugar abierto a quien lo desee; la idea es facilitar espacios en el que ellos se sientan parte y puedan desarrollar habilidades que tal vez no sepan que poseen, y, así mismo, que otros niños puedan desarrollar las que ya tienen. En nuestro espacio la idea no solo es entregar un espacio físico sino de encuentro.
Por Amanda Durán
Cultivos Chilenos, suplemento arte & cultura
El Ciudadano Nº116, segunda quincena diciembre 2011