En la ‘U’, pero detrás de un biombo: La discriminación que enfrentó Eloísa Díaz para ser la primera médica chilena

Se graduó en la Universidad de Chile en el año 1887, convirtiéndose en la primera cirujana titulada de Latinoamérica. Sin embargo, tuvo que asistir a clases acompañada por su madre y debía permanecer separada de los hombres.

En la ‘U’, pero detrás de un biombo: La discriminación que enfrentó Eloísa Díaz para ser la primera médica chilena

Autor: Felipe Menares

Este lunes el presidente Sebastián Piñera firmó el proyecto de reforma constitucional que establece, como deber del Estado, promover la igualdad de derechos entre mujeres y hombres y evitar toda forma de discriminación. El acto realizado en el Palacio de La Moneda es uno de los intentos de respuesta, por parte del Gobierno, al tsunami feminista que mantiene universidades y colegios tomados y/o en movilización por una nutrida agenda de igualdad de género.

En su intervención, Piñera mencionó una serie de mujeres que -destacó- “contribuyeron a construir un Chile mejor”. Gabriela Mistral, Elena Caffarena, Violeta Parra, Michelle Bachelet y Daniela Vega fueron algunas de las nombradas, en una lista que también consideró a Eloísa Díaz Insunza. Ella fue la primera mujer profesional chilena que se graduó de la carrera de Medicina en la Universidad de Chile el 3 de enero de 1887, convirtiéndose además en la primera cirujana titulada en Latinoamérica.

Piñera firma proyecto de reforma constitucional. Junto a él, Gonzalo Blumel, Cecilia Morel e Isabel Plá.

No es la primera vez que el Presidente menciona a Eloísa Díaz ante la coyuntura marcada por las demandas del movimiento feminista. En eso se fijó Clarisa Hardy, ex ministra de Planificación, quien citó en el programa “Estado Nacional” de TVN el libro Del Biombo a la Cátedra. Igualdad de Oportunidades de Género en la Universidad de Chile, realizado por la dirección de igualdad de género de dicho plantel y publicado en el año 2014.

La ex secretaria de Estado concertacionista contó que había consultado a Carmen Andrade, también ex ministra y coordinadora de la investigación, por el origen del título. A partir de esa conversación, Hardy relató en TVN que la entonces estudiante Eloísa Díaz “entraba a la sala de clases, la sentaban al final y le ponían un biombo traslúcido». «Ella se formó como médico detrás de un biombo traslúcido para no distraer la atención de los hombres. Claramente han cambiado las cosas, no así las discriminaciones”, apuntó la ex secretaria de Estado.

No solo debía escuchar las clases de anatomía separada de los hombres por un biombo. Eloísa Díaz también tuvo que asistir a las cátedras acompañada por su madre. “Fue el costo para convertirse en la primera médica chilena”, sostuvo la vicerrectora de Extensión y Comunicaciones de la Casa de Bello y Premio Nacional de Periodismo, Faride Zerán, durante una conferencia magistral realizada en el año 2016.

Sonia Montecino.

La doctora en Antropología y Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales, Sonia Montecino, sostiene que la experiencia de Eloísa Díaz estudiando detrás de un biombo es una de las expresiones resultantes de la exclusión de las mujeres de aquello que denominamos ciencia.

“Cuando las mujeres ingresan al campo académico de las ciencias también son discriminadas. Y conocemos los inicios, sabemos que las mujeres ni siquiera podían acceder a fines del siglo XIX a la universidad. Tenemos ese ejemplo simbólico, tan metafórico y tan interesante de Eloísa Díaz estudiando en la Escuela de Medicina detrás de un biombo. Creo que esa metáfora del biombo muestra mucho, porque es decir: ‘tú puedes entrar, pero vas a entrar separada y a la vez vas a ser única, vas a ser otra respecto al resto de tus compañeros’”, señaló la académica en una entrevista del año 2014.

Ernestina Pérez Barahona.

“El biombo –agrega– se ha ido corriendo, de alguna manera se ha ido poniendo más transparente. Uno puede mirar para el otro lado, pero sin embargo eso no significa que las mujeres hayamos alcanzado un sitial patente al interior de ese mundo. Generalmente se dice que ‘ya, si ahora las mujeres están obteniendo los premios nacionales, se las está premiando, se las está reconociendo’. Claro, pero somos una entre muchas otras que quedan discriminadas, entonces en ese sentido, soy bien enfática al decir que uno no puede engañarse”.

El caso de Eloísa Díaz no fue único. Siete días después de su graduación en la Universidad de Chile, le llegó el turno a Ernestina Pérez Barahona. Tenía 19 años de edad cuando se recibió de médica cirujana y decidió continuar sus estudios en Alemania, país que en ese momento no aceptaba mujeres en las universidades, por lo que tuvo que asistir a las clases separada de sus compañeros por un biombo.


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