Torturas, abusos sexuales y detenciones marcaron una actuación de la policía contra la Villa 21 de Buenos Aires

La comunidad del sector, considerado uno de los más empobrecidos de Buenos Aires denuncia la reiterada violación de derechos humanos por parte de las fuerzas de seguridad a cargo del gobierno de Mauricio Macri

Torturas, abusos sexuales y detenciones marcaron una actuación de la policía contra la Villa 21 de Buenos Aires

Autor: Chevige González Marcó

La Villa 21, es denominada por los medios dominantes argentinos como la más grande y peligrosa de la ciudad de Buenos Aires. Villa es el denominador local de lo que en otros lugares de la región se conoce como barriadas populares o favelas.

Casi siempre es noticia para hablar de los delitos y pocas veces para denotar los niveles de exclusión social. Este fin de semana no fue un tema para los grandes medios, a pesar de la cruenta represión y de las violaciones a los derechos humanos que relatan sus habitantes.

Un fotógrafo del medio alternativo (ya también agrupación social) La Garganta Poderosa se encuentra detenido y testigos afirman que fue torturado. Balas de goma contra vivienda, una mujer abusada y crueles tratos a los comunidad también se anota en la jornada cuyos protagonistas no fueron bandas de delincuentes comunes, sino las fuerzas de seguridad oficiales.

Las fuerzas responsables de los atropellos fueron las de la Policía Nacional Argentina, bajo el mando de la ministra de Interior argentina, Patricia Bullrich.

Los horrores contra la Villa 21

La Villa 21 está ubicada en la jurisdicción de una Prefectura que se encuentra en juicio por las denuncias de torturas contra dos adolescentes. El sábado, los testigos relatan que los cuerpos de seguridad fueron a cobrar la «afrenta».

El diario Página12 informó que el sábado por la noche hubo nuevos hechos de violencia policial coontra otros dos adolescentes. Ello «derivó en balas de goma contra la casa de Iván –militante de La Poderosa torturado y uno de los denunciantes del juicio–, siguió con el ingreso a las patadas en la casa de Maru, madre de uno de los adolescentes golpeados el sábado, el secuestro de la misma, el abuso contra una hermana, Jesi, la paliza a Roque, fotógrafo de la Garganta Poderosa que intentaba grabar la escena de violencia, y a Pablo, el cuñado de la secuestrada que intentó interceder».

Añaden que cerca de una hora después, la mujer secuestrada y sin que se supiera dónde había sido llevada, fue liberada. El fotógrafo y su cuñado continúan detenidos. La causa abierta en la comisaría 32 describe el cuadro: a ambos se los procesa por “tentativa de hurto” en su propia casa, durante un allanamiento ilegal y violento, realizado por una banda de uniformados. Hoy a las 10 de la mañana serán indagados por la jueza Carina Rodríguez. Según la curiosa interpretación del propio juzgado, la presunción de inocencia es una garantía constitucional y como tal “será respetada al momento de su indagatoria”. Mientras tanto, sin antecedentes ni pruebas, sigan presos.

«El relato, este relato, porque no es único y está seriado, empezó el sábado pasado alrededor de las once de la noche, cuando dos adolescentes de la villa 21 volvían en un colectivo 70 a su casa después de jugar al fútbol. Un retén de la Prefectura subió al colectivo y “empezaron a bardear a los pibes”, dijo un vecino de la misma villa. Cuando bajaron, frente a la Casa de la Cultura, sobre la calle Iriarte 3500, y frente a la casa de Iván, uno de los denunciantes en el juicio que tiene en el banquillo a seis prefectos (ver aparte), los uniformados los siguieron agrediendo. Los gritos provocaron la salida de los vecinos», informa la nota de Página12.

Abusos contra una mujer

“Me apretaron el cuello, me patearon las piernas y me dieron con sus palos, hasta que uno me puso contra la pared, manoseándome las tetas. Aterrada, grité: ‘¡Soltame, me estás tocando!’. Y peor, me estrujó como una bestia: ‘Callate, puta de mierda. ¡Callate, la re concha de tu madre! Negra de mierda, sucia, bocona’”, fue el testimonio dado por Jesica Azcurraire  (la hermana de Iván).

“No es un hecho aislado –dijo Nacho Levy, vecino de la 21 y militante de la Poderosa–. Hacemos denuncias recurrentes, identificamos constantes agresiones, es una práctica represiva que se repite. Estuvo en nuestro barrio el relator (especial sobre tortura) de las Naciones Unidas (Nils Melzer) que reconoció nuestro trabajo de denuncia. Entre abril y mayo presentamos seis casos de denuncias de torturas a chicos del barrio ante la Procuvin, todos realizados con los mismos métodos, gas pimienta, horas de tenerlos arrodillados, simulacros de fusilamiento. En las denuncias tienen miedo entonces se preservan sus identidades, pero cuando hubo dos que se animaron porque de esa manera resulta más creíble, que es el juicio iniciado por Ivan y Ezequiel, ahí mismo los empiezan a apretar. A Ezequiel, el viernes pasado lo siguieron y le iban diciendo desde atrás ‘buchón’ y lo amenazaban.”

 


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