El Gobierno mexicano ha lamentado «profundamente» la decisión de la Administración Trump de imponer aranceles a las importaciones de acero y aluminio provenientes de México, Canadá y la Unión Europea por razones de seguridad nacional.
Tras el anuncio de la Casa Blanca, el Gobierno mexicano ha fijado una medida arancelaria equivalente sobre un abanico de productos de origen estadounidense: aceros planos, lámparas y varios alimentos (piernas y paletas de puerco, embutidos y preparaciones alimenticias, manzanas, uvas, arándanos, diversos quesos) por un monto equivalente.
La disposición de la Administración Trump, con la que ya había amenazado a principios de marzo, enturbia aún más la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), sin avances en las últimas semanas y que ya mira a 2019 como fecha probable de conclusión.
Dos horas después de que Washington hiciese público el arancel, el peso -uno de los mejores termómetros de riesgo de la economía mexicana- se depreciaba casi un 1,5% frente al billete verde.
El país latinoamericano es el principal comprador de aluminio y el segundo de acero de la primera potencia mundial, según las cifras de la Secretaría (Ministerio) de Economía mexicana, dos productos que tienen un papel esencial en dos de las mayor industrias transfronterizas: la automotriz y la electrónica.
La guerra comercial que promueve Trump sube de decibles y pudiera extenderse. China ha denunciado formalmente a Estados Unidos ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) por la decisión de la administración Trump de imponer aranceles al acero y al aluminio chinos, según un documento publicado este martes por el propio organismo.