Cada acción, pensamiento y obra tienen que ser pensados dentro de su propia época, ya que ahí es donde se va a poder apreciar el verdadero valor o intención que escondía el protagonista. En el caso de Roberto de las Carreras,una suerte de dandy uruguayo nacido en 1863, analizarlo en su tiempo es lo que le da un doble carácter: revolucionario por una parte y conservador por otra, como se puede ver en la reciente y valiosa reedición de su libro Amor libre (Criatura, 2018), publicado originalmente en 1902 con el sugerente título Amor Libre: interviews voluptuosos con Roberto de las Carreras.
Bajo el formato de falsos reportajes, de las Carreras realiza una suerte de ensayo que a la vez sirve de manifiesto sobre el amor libre, la construcción de los vínculos sentimentales y el desarrollo de la sexualidad. Para eso, toma como ejemplo un caso tan cercano como tentador para el lector: su propia experiencia de engaño. Berta, su flamante esposa, es sorprendida por el escritor uruguayo mientras se encontraba en la cama con su amante. En vez de reaccionar como la época se lo demandaba, de las Carreras aprovechó para dar su visión del mundo.
“El Marido es una institución que morirá por el ridículo… Tengo de mi parte a las mujeres… ¡He prendido fuego a las faldas!”, escribe de las Carreras en la segunda de las tres falsas entrevistas que se recogen en este libro. Ahí, se puede evidenciar dos aspectos que nos interesan destacar de este libro: el costado revolucionario del dandy montevideano y su costado conservador visto al día de hoy. En otras palabras, de las Carreras es un claro impulsor de la revolución sexual femenina, al mismo tiempo que cae en lo que hoy llamamos como “mansplaining”.
Pensar el amor libre a principios del siglo XX
Resulta interesante ver a un burgués intelectual de fines del siglo XIX definirse como “feminista” y hablar de todo lo que implica una relación de amor libre en ese contexto, donde los Estados Nación y la Iglesia regían aún con más fuerza en el goce del pueblo. Al respecto, de las Carreras, reconocido anarquista, era tajante: “¡La Anarquía sin amor libre no es Anarquía”. Poco después, va a complementar: “El Marido, el macho legal, fue secundado tenebrosamente en su obra por una religión contranaturaleza, inquisición de la Carne, ¡aberración idealista que se extendió sobre el mundo como una lepra! “
Furibundo contra la religión y las leyes, de las Carreras sentencia que “la Castidad ocupó el lugar de Venus” en nuestros comportamientos sexuales y afectivos, viéndonos obligados a controlar nuestros deseos y reprimir nuestros impulsos. Como siempre, y sobre todo en la época en la que este libro fue escrito, la mujer se llevaba la peor parte: un engaño femenino era pagado con una crucifixión social. Es por eso que el dandy uruguayo decide mostrar en primera persona su historia, donde es la mujer la que lo engaña a él. Lejos de humillarla públicamente, va a usar el caso como un ejemplo de que las cosas tienen que cambiar. Nobleza obliga, vale reconocer mucho de los argumentos esgrimidos por de las Carreras pueden resultar revolucionarios para muchas personas al día de la fecha.
El excéntrico uruguayo este libro se mueve a sus anchas, demostrando su pensamiento disruptivo, pero al mismo tiempo su componente machista propio de la época en la que está escrito. El exponente de lo que se dio a llamar la “generación del novecientos” en Uruguay no puede concebir el engaño de Berta, su esposa, sino como una consecuencia de “su enseñanza”, poniéndose, de manera constante, a sí mismo en una posición de “Maestro”. En su óptica, vale repetir: propia de fines del siglo XIX, el hombre es quien debe liberar a la mujer, el que debe enseñarle a ser “tan anarquista” y “tan buena en el amor libre” como son los hombres.
Si bien hoy en día dicha actitud sería imperdonable, ese momento escondía algo de valor y utilidad. Después de todo, es el propio de las Carreras quien afirma: “La libertad de la mujer es nuestra agonía. ¿Tendremos el heroísmo de proclamarla hasta el final?”. A pesar de sus modos, de las Carreras propone una nueva mujer que abandone su rol de “bestia incondicional de reproducción y de afecto” de una buena vez por todas para ser un ser deseante, invitando al hombre a convertirse a su vez en un ser reflexivo. Sin embargo, cabe aclarar que en el libro no se habla de otras sexualidades no hegemónicas, quizás reafirmando el lazo que existe entre una obra y su momento de producción.