Desde Concepción, el presidente del Consejo Nacional de Televisión habló con El Ciudadano sobre la TV chilena y la esperada TV digital. Con más de 30 años de experiencia en este medio, afirma que la gente quiere una televisión con más sentido.
Su extenso currículo se hace notar. Sus palabras son mesuradas, cautas y analiza cada pregunta antes de responder. Uno de los fundadores y pioneros de la televisión pública en Chile, Jorge Navarrete, presidente del Consejo Nacional de Televisión (CNTV) responde tranquilo las consultas. El tiempo es corto, los organizadores de un seminario en el que participa como conferencista en Concepción apuran y presionan.
Fue fundador y primer gerente general de Televisión Nacional (TVN). Previamente se desempeñó como representante de la Democracia Cristiana en el recordado programa “A esta hora se improvisa”. Colaboró inicialmente con la dictadura militar como agregado cultural en Londres, cargo al que renunció para sumar filas contra el régimen de Pinochet.
Con este bagage a cuestas y 62 años de vida, se supone que tiene mucho que decir, mucho que opinar ante una televisión cada vez de peor calidad. Y estas son sus apreciaciones.
– ¿Cómo define actualmente a la televisión chilena?
– El aprecio del público por la TV ha ido disminuyendo y hay algunos aspectos que son particularmente criticados por los televidentes. Uno de ellos es la falta de alternativas, no porque escaseen los canales, sino porque la fuerza de mercado los ha llevado a tener una programación franjeada que no es muy distinta de un canal a otro. Por lo tanto, la posibilidad natural de elegir, que te da el hecho de tener varios canales, se ve bastante limitada. Si en un canal estás viendo farándula y pasas al siguiente, hay más farándula y pasas a otro y hay aun más farándula.
– ¿Cuán satisfecha estará entonces la gente con la TV chilena?
– La gente siente que hay un abuso no justificado del lenguaje; digamos no apropiado. Además, se percibe falta de programación cultural, pero en el sentido que la gente entiende esa palabra. O sea, cultural no significa programas de alta cultura, sino que significa una televisión que deje algo; pueden ser mayores conocimientos, mayor capacidad de razocinio y, por lo tanto, puede ser cultural un noticiero, puede serlo también un reportaje cualquiera y no sólo los programas que la elite chilena considera cultural. Lo que la gente pide es que la TV no sea tan desechable.
– ¿Por qué entonces eso no se ve en la TV? ¿A qué se debe?
– Los canales señalan que lo que la gente contesta es distinto a lo que la gente hace. Y una parte de verdad hay en ese argumento. Como en todo sistema de interrogar a la gente sus opiniones, hay una tendencia a decir lo políticamente correcto o lo que se espera por parte del entrevistador que uno debiera decir, pero es una parte muy limitada de la explicación. El resto está en que la gente no puede elegir cosas que no se le ofrecen; entonces, este es un argumento tautológico, a mí me va bien con este rating, por lo tanto le ofrezco lo mismo. Por otra parte,, el papel de los medios de comunicación nunca ha sido entregar lo que el público quiere en cada minuto, sino que llevar de alguna manera el proceso.
– ¿Qué tan democrática es la TV en Chile?
– No sé si la palabra democrática es la forma más adecuada de caracterizar el sistema. Tenemos que partir por definir qué sería un sistema de televisión democrático y eso resulta ambiguo.
– ¿Cómo ve el panorama de la TV digital?
– Es complejo. Las generalizaciones siempre son difíciles porque ponen todo en el mismo nivel. Si uno tiene que mirar la televisión en su conjunto en Chile, desde luego hay temas de incertidumbre respecto de cuándo realmente se puede iniciar la transición al sistema digital, que fue la razón que se dio para congelar la frecuencia UHF, para preparar el espacio necesario para esa transición, pero ésta se aleja cada vez más, y no se ve claro que no fuera conveniente quizás levantar esa restricción, de modo que puedan aparecer más canales analógicos durante el período hasta que esté definida la norma y empiecen a operar el simulcasting”.
– ¿Fue la mejor opción congelar la UHF?
– El hecho de congelar la UHF fue precisamente para poder ordenar el espectro y hacer ahora otra sesión digital. Como eso se ha demorado, cuando se dictó el decreto se pensaba que la televisión digital estaba mucho más cerca, es que se están proponiendo ideas que se reabre para nuevos operadores en TV analógicas y que pueden empezar a funcionar sin tener que esperar toda la tramitación de la ley, y eso es posible porque ellos no estarían pidiendo una segunda, sino una analógica.
– Pero la decisión ha afectado el desarrollo de la TV…
– No me cabe duda, o sea, por definición, al haber congelado la UHF, permite el desarrollo de televisión regional solo hasta que se cope la banda BHF, porque nosotros no podemos otorgar en este momento UHF, eso ciertamente ha limitado. Ahora, no es la explicación de la limitación, porque hay muchas partes donde hay frecuencias que están disponibles, lo que sí sucede es que a la larga el verdadero limitante puede ser un limitante económico, es decir, si el mercado da para sostener más canales.
Vienen más preguntas, pero la hora se termina. Navarrete se esfuma entre la multitud. La insistencia, esta vez, no ganó.
Por Julio Sánchez