Luego de vivir los embates de la guerra por más de 3 años lo habitantes de Mosul en Irak vuelven a vivir destellos de normalidad, desarrollando su cultura cotidiana en los restos de la devastada ciudad. En junio de 2014 el ISIS tomó Mosul y la nombró capital de su califato. Cientos de miles de ciudadanos fueron expulsados y otros fueron ejecutados por no renunciar a su civismo.
Desde que la ciudad fue liberada en julio de 2017, poco a poco han ido retornando los exiliados y con ellos sus costumbres y prácticas de cotidianidad. Los jóvenes han vuelto a organizar encuentros todos los viernes, en los espacios abiertos de la ciudad, donde se realizan corridas de autos como deporte, una de las muchas cosas que el grupo extremista limitó.
De igual manera, este año los cristianos de Mosul celebraron su primera navidad tras el éxodo de los traedores de guerra. La iglesia de San Pablo, aún en escombros y a cuya limpieza ayudaron jóvenes musulmanes, estuvieron presentes las 60 primeras familias cristianas que han regresado a la ciudad.
Estas son pruebas fehacientes que una de las principales ciudades que controlaba el Estado Islámico y que fue casi reducida a cenizas, está reconstruyendo poco a poco su tejido cultural y de vuelta a la normalidad.
Especialistas afirman que la ciudad a pesar de la destrucción que ostenta, paulatinamente, con ayuda de sus antiguos habitantes, irá retornando a la tranquilidad por lo que la tercera entidad más grande de Irak, recuperará su brillo y será tan prospera como lo fue años atrás.