En ocasiones creemos que dormir -y soñar- es una condición inmutable sin importancia o simplemente un estado en el que el cuerpo «no hace nada». Sin embargo, el sueño es una ocupación del cerebro que, incluso, puede ser más importante que estar despiertos. A pesar de la inactividad física, el sueño es un estado cerebral sumamente preponderante para nuestra salud.
En el momento en que nos entramos en ese trance inconsciente que llamamos «sueño», nuestro cuerpo y nuestra mente siguen totalmente activos: cuando dormimos nada está quieto. Es en ese instante de inacción cuando se producen cambios bioquímicos, hormonales, de temperatura y cambios metabólicos esenciales para el restablecimiento del vigor necesario para despertar fortalecido.
¿Qué gano con soñar?
El sueño resulta «reparador» de todas las funciones de nuestro cerebro, cuerpo y mente. La serotonina, definida como un neurotransmisor que se encarga de brindar la información necesaria a las diferentes partes del cerebro, es una de las piezas claves para mantener una buena higiene del sueño.
La serotonina regula muchos de los sistemas vitales del cuerpo: cardiovascular, inmunológico y digestivo. Asimismo, directa o indirectamente, controla las funciones de la mayor parte del cerebro, como el estado de ánimo, la función sexual y los ciclos de sueño.
Al soñar reparamos tejidos, producimos proteínas, descansamos músculos, disminuimos la presión neurológica y restauramos nuestras facultades cognitivas, la capacidad de concentración, atención, memoria y aprendizaje. Hasta nuestra capacidad de defensa inmunológica depende de un sueño adecuado.
En el proceso del sueño existe un ciclo, la última etapa, denominado: «el sueño REM», por su nombre en inglé, «rapid eye movements«, y es una de las más importantes. Al respecto, Rosa Peraita Adrados, jefa de la Unidad de Trastornos del Sueño del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid (España), explica que «el sueño REM» reorganiza aquellos sistemas involucrados en el mantenimiento de un humor optimista, energía y confianza en uno mismo, además de los sistemas de la atención y de la memoria.
«El sueño es necesario para la vida y juega un papel restaurador para el organismo y ello se deduce de la sensación de recuperación que se siente después de una buena noche de sueño», expresó.
¿Cuánto tiempo debo soñar?
A ciencia comprobada, no se puede definir en cuántas horas se concreta el ciclo de los sueños y por tanto es difícil calcular cuántas horas debe dormir exactamente una persona, aunque algunos especialistas recomiendan dormir por las noches entre 8 y 9,5 horas.
Juan Antonio Pareja, neurólogo de la Fundación Hospital Alcorcón, también de Madrid, sostiene que «el tiempo de sueño que cada ser humano es variable, y «cada quien debe ser consciente de cuántas horas precisa para estar plenamente descansado y operativo al día siguiente«.
Sin embargo, para lograr un sueño reparador se pueden tomar algunas consideraciones:
- Ls cama se debe utilizar para dormir y para la actividad sexual.
- Evitar comer, leer, ver televisión o escuchar radio mientras estás acostado en cama.
- Tratar de no prolongar las horas habituales de sueño durante el fin de semana.
- No ingerir cafeína ni hacer ejercicio justo antes de acostarse.
Esos son algunos de los peores hábitos que podemos tener si queremos conseguir un sueño de calidad. Por ello, vale la pena recordar que, si no dormimos bien, tarde o temprano habrá consecuencias, y se verán reflejadas de forma directa o indirecta en nuestra salud, así como también en el desempeño de la vida cotidiana.