Se duplica la presencia de mujeres en el Gabinete de Nicolás Maduro

Este jueves, Delcy Rodríguez se convirtió en la segunda mujer en la historia de Venezuela que ocupa la Vicepresidencia Ejecutiva de la República. Se trata de una responsabilidad de gobierno que se usó entre 1811 (Independencia), hasta 1863 y luego volvió a figurar en el tren de gobierno a partir del año 2000. La primera vicepresidenta fue Adina Bastidas, quien ocupó el cargo en el período 2000-2002, cuando se encontraba en el gobierno el comandante Hugo Chávez (1999-2013).

La designación de Rodríguez es parte del nuevo signo que caracteriza al gobierno de Nicolás Maduro, quien anunció la renovación de una parte importante de su Gabinete. En total, realizó 12 designaciones y 6 mujeres asumirán responsabilidades ministeriales. Ellas son: Marleny Contreras, ministra de Obras Públicas (antigua ministra de Turismo); Yomana Koteich, ministra de Comercio Exterior; Mayerlin Arias, ministra de Agricultura Urbana; Stella Lugo, ministra de Turismo; Caryl Bertho, ministra de la Mujer; Evelyn Vásquez, ministra de Atención de las Aguas. Además de la ya mencionada, Delcy Rodríguez.

Antes de estos cambios, el gabinete estaba conformado por 31 ministerios, a cargo de 27 hombres y 4 mujeres. Ahora se adiciona una cartera ministerial y la relación queda de la siguiente manera: 24 ministros y 8 ministras. Un crecimiento de 100%, pero aún muy lejos del concepto de igualdad de género que ha sido promovido extensamente desde el inicio de la Revolución Bolivariana en el año 1999.

Logros incompletos

En los últimos años, la mujer venezolana ha alcanzado importantes conquistas,  entres ellas la Ley Orgánica para el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, en el año 2017. También, ese mismo año, se promulgó la Ley de Protección, Promoción y Apoyo a la Lactancia Materna y la nueva Ley Orgánica de Trabajadores y Trabajadoras (LOTT), que amplió las licencias pre y posparto.

No obstante, en la representación de la mujer en órganos deliberativos y de elección popular, aún está muy lejos la intención de una representación paritaria. Generalmente, los partidos políticos recurren a triquiñuelas legales para evadir dicha obligación.