Luego de 11 años de lucha de cientos de asociaciones internacionales LGTBI (lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales), la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció que la transexualidad no es una enfermedad mental, tras excluirla de la primera actualización de su Clasificación Internacional de Enfermedades.
Durante una rueda de prensa, el director del departamento de Salud Mental y Abuso de Substancias de la OMS, Shekhar Saxena, explicó que “no hay evidencias de que una persona con un desorden de identidad de género deba tener automáticamente al mismo tiempo un desorden mental«.
En ese sentido, envió un mensaje a la comunidad LGBTI: «Queremos que las personas con estas condiciones puedan obtener la ayuda sanitaria cuando la necesiten».
Respecto a la decisión del organismo, Saxena enfatizó que «si a las personas con un desorden de identidad de género se las identifica automáticamente como alguien con un desorden mental, en muchos países se les estigmatiza y puede que se les reduzca las oportunidades de buscar ayuda».
De esta manera, en la nueva actualización la transexualidad pasa a formar parte de un epígrafe nuevo denominado «condiciones relativas a la salud sexual» y a denominarse «incongruencia de género».
Con el objetivo de retirar a los transgénero de la clasificación de la OMS de trastornos mentales, investigadores mexicanos presentaron un estudio para apoyar la teoría de que no se trataba de una enfermedad o desorden psiquiátrico, sino de una identidad sexual.
El resultado fue que el 90% de las personas que participaron afirmaron que tuvieron conflictos en su círculo social, familiar, laboral o académico debido a su identidad trans. En tanto, la investigación determinó que las afectaciones psiquiátricas que sufrían surgieron por el rechazo y la discriminación que vivieron, no por su condición sexual.