Román Chalbaud escribe memorias de su niñez en el libro «Querubín de hojalata»

También termina de escribir una nueva obra de teatro llamada "Espíritus animales", que montará el director venezolano de raíces griegas Costa Palamides. El reconocido director de cine y televisión, y destacado dramaturgo, confiesa, además, su pasión por la lectura

Román Chalbaud escribe memorias de su niñez en el libro «Querubín de hojalata»

Autor: Félix Eduardo Gutiérrez

Cuando Román Chalbaud, el reconocido cineasta y dramaturgo venezolano de 86 años de edad, tenía tan solo 8 años, su familia decidió emigrar de Mérida a Caracas. «Cogimos un autobús de la RC que duraba cuatro días y cuatro noches en llegar a Caracas», recordó el director de «El pez que fuma» (1977), «La oveja negra» (1987) y más recientemente «La planta insolente» (2017) y «Zamora, tierras y hombres libres» (2009), entre otras.

Su familia, compuesta solo por mujeres, decidió hacer una escala en Barquisimeto, en ese largo viaje de Mérida, en Los Andes venezolanos, a Caracas, la capital del país suramericano, en una distancia, en aquella época, de más de 700 kilómetros.

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En Barquisimeto, en el centro-occidente de Venezuela, su mamá y abuela, tenían unas amigas. «Nos quedamos viernes, sábado y domingo», recordó. Una mañana, contó, «nos fuimos a bañar en un pozo. Cuando llegamos había un borracho», que como todo borracho estuvo impertinente durante el tiempo de estadía de Chalbaud y su familia en el lugar.

«En una de esas el borracho me agarró por el pelo y me tiró en el agua, yo no sabía nadar», acotó. «Me hundí. La primera vez que me sumergí me pareció bellísimo lo que vi, pececitos de colores» y todo un mundo submarino asombrosamente desconocido para aquel niño de 8 años.

Salió a la superficie mientras movía sus piernas y sus brazos, y observó su mundo conocido, aquel día rodeado de un maravilloso bosque, aunque de mujeres que gritaban porque un niño se ahogaba.

«Me volví a hundir y otra vez contemplé aquel maravilloso mundo submarino bellísimo». Dijo que emergió por segunda vez con menos aire en sus pulmones. «A la tercera vez que sucede esto, una persona que se está ahogando, se queda allí para siempre», advirtió.

Dijo que entre las mujeres que gritaban estaba su mamá, que le había caído a golpes al borracho para que hiciera algo. «El borracho se lanzó, me agarró por el pelo y me sacó antes de que me hundiera por tercera y última vez», aseveró Chalbaud.

El cineasta venezolano que ha visto centenares de imágenes cinematográficas en sus 86 años de vida y cerca de 30 películas de cine y televisión realizadas, identifica este curioso episodio de su niñez en el que estuvo cerca de la muerte, como la primera imagen cinematográfica de su vida.

Este episodio forma parte de un libro autobiográfico que escribe actualmente titulado «Querubín de hojalata», en el que cuenta las memorias de su niñez y que espera publicar próximamente.

Pulgas y garrapatas, los espíritus animales

Chalbaud, además, está por terminar de escribir una nueva obra de teatro, que montará el director venezolano de raíces griegas Costa Palamides.

La obra es una comedia con pinceladas de drama y tragedia, inspirada en el amor que tiene Chalbaud por los perros y en una experiencia personal con los canes.

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«Siempre he amado a los perros», confesó. «Tenía cuatro, pero se fueron muriendo. Ahora tengo dos, Croe y Bigote», el primero hembra, el otro macho.

«Todos mis perros han sido recogidos en la calle. A Croe y a Bigote los buscamos en Patas y rabos», un lugar de albergue de animales en Caracas

«Cuando fui a firmar el acta de adopción vi con sorpresa que Croe había nacido el mismo día que yo, el 10 de octubre, tenía 2 meses de nacida. Para que Croe tuviera compañero me llevé también a Bigote».

Reveló que los perros «duermen conmigo y un día me empecé a rascar, a rascar y a rascar. Toda mi cama estaba llena de pulgas y garrapatas».

Dijo «no se imaginan lo terrible que es eso. La gente de la Villa del Cine (casa productora cinematográfica de Venezuela) me mandó gente, fumigaron e inyectaron a los dos».

A cuatro meses de aquel episodio «me sigo rascando, a ellos los han vacunado dos veces y todavía aparecen en mi casa algunas pulgas y garrapatas, ellas son los espíritus de los perros».

De esta experiencia personal, agregó, «me inspiré para escribir ‘Espíritus animales’, que estoy por terminar. Es una comedia con un poco de drama y tragedia».

Chalbaud , los libros y la lectura

Chalbaud recordó que su mamá era bibliotecaria en Mérida y su abuela vendía estampillas en la sede del correo de aquella hermosa ciudad de Los Andes venezolanos.

«En mi familia había puras mujeres», dijo. Su papá había abandonado a su mamá cuando él tenía un año y su mamá estaba, otra vez embarazada, en esta ocasión de unas morochas(Nancy y Nelly), aunque una de ellas, la segunda, nació muerta como consecuencia de una tosferina.

También había una bisabuela materna llamada Josefa Cortez de Godoy, que había quedado viuda. Su marido hacía prótesis dentales «y aunque esa no era un oficio de mujeres (para aquella época) ella siguió haciendo planchas», agregó.

Señaló que su abuela, la madre de su mamá, Elvia Hortencia Godoy de Quintero, «es la culpable de que yo sea quien soy», uno de los cineastas más emblemáticos de Venezuela y América Latina, así como dramaturgo y director de televisión, pero por sobre todo, enfatizó, «soy un lector apasionado».

Recordó que su abuela, a los 8 años, lo llevaba al cine en Mérida, «veíamos películas francesas, ella estaba enamorada del famoso actor francés Charles Boyer» (1899-1978).

Charles Boyer: Foto Web

A esa edad vio películas de Marcel Carné (1906-1996), director de «Les Enfants du paradis», «Hôtel du Nord» y «El muelle de las brumas», entre otras.

También las de Charles Chaplin (1889-1977), especialmente recuerda la película «Tiempos modernos», que vio con su abuela en uno de esos antiguos cines de Mérida. «Y no solo me llevaba al cine, leía mucho, le gustaba el francés», precisó.

Agregó que «la abuela tenía siempre en su mesa de noche varios libros, ella los leía, yo heredé esa costumbre. No me puedo dormir en las noches sin haber leído al menos 30 páginas de un libro».

De hecho, Chalbaud, recordó que le quitaba los libros a la abuela. «A los 8 años leí por primera vez ‘Doña Bárbara’ (de Rómulo Gallegos, un clásico de la literatura venezolana y latinoamericana), ‘El correo del zar’ de Julio Verne y ‘Los miserables’ de Víctor Hugo».

La abuela de Chalbaud, destacó con orgullo, «es la culpable de que me haya dedicado al cine, a la dramaturgia, a la literatura y que sea lo que soy hoy. A través de mi abuela aprendí a leer, a ver cine, a vivir y a pensar”.


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