El paquete de medidas en reforma tributaria que el presidente Sebastián Piñera dio conocer anoche –jueves 26 de abril-, en una cadena nacional, causó diversas reacciones. Opiniones que van desde que “es la reforma más importante de la historia”, hasta que es “mucho ruido y pocas nueces”, coparán la agenda el día de hoy.
“Chilenas y chilenos, muy buenas noches. Hoy quiero compartir con ustedes dos reformas, íntimamente relacionadas y que tendrán un impacto muy positivo en la calidad de vida, las oportunidades y el futuro de todas las chilenas y chilenos, pero muy especialmente en los jóvenes”. Así comenzó la cadena nacional emitida por los canales estatales el día jueves 26 de abril a las 21.00 horas, instancia en donde Sebastián Piñera, presidente de Chile, presentó una serie de medidas para una reforma tributaria que entre otras cosas, espera destinarse al financiamiento de la Educación, según manifestó el mandatario.
Piñera explicó a los chilenos y chilenas, que el objetivo de la reforma educacional, busca recaudar hasta mil millones de dólares que financiarían así, la educación pre escolar, escolar y superior. “El cien por ciento de los mayores recursos que recaude esta reforma tributaria, se destinarán a financiar la reforma en la Educación”, precisó el mandatario.
En el anuncio figuraron además, un alza impositiva a los licores de mayor graduación; un cambio al vigente impuesto a las bencinas por un mecanismo flexible, el cual evite grandes alzas; un bono para taxistas y transportes escolares; y la chance de descontar hasta el 50% de los impuestos de los gastos de familias que tributan hacia la educación.
Además, el mandatario recalcó el alza en un 20% a los impuestos permanentes a las utilidades de las grandes empresas.
Entre el 10 y el 15% de la reducción de tasas marginales al impuesto a la renta de las personas; el impuesto verde que busca proteger el medio ambiente; y la baja de un 0,6 a un 0,2% del impuesto de Timbres y Estampillas, fueron, entre otras, las medidas anunciadas por Piñera.
Con la solicitud dirigida hacia las y los parlamentarios, del Gobierno y la oposición, para que aprueben oportunamente ambas reformas, la cadena televisiva paró sus emisiones.
A la espera de lucha de egos políticos, y flechazos desde la oposición, el Gobierno encontró sorprendentemente en Hernán Larraín, senador de la Unión Demócrata Independiente (UDI), uno de los primeros detractores de la reforma.
“Mucho ruido y pocas nueces” y “La educación seguirá esperando”, fueron algunos de los twitts que sorprendieron de parte del político.
Luego manifestó “que la oposición no se avive”, precisando que “no hicieron reforma tributaria, sólo subieron el IVA, castigando a los más pobres. ¡No sean oportunistas!”, manifestó Larraín, reivindicando la pugna oficialismo-oposición.
Respecto a la opinión del senador Larraín, Rodrigo Hinzpeter, ministro del Interior, salió al paso, asegurando que Larraín apoyará la reforma.
“Confiamos en que su voto esté, aunque no tenga necesariamente una empatía conceptual 100% con la reforma”, enfatizó Hinzpeter.
En tanto, el ministro de Economía, Pablo Longueira, expresó que a pesar de que “todo es insuficiente, todos queremos más”, esta reforma es la más importante de la historia para la familia chilena, echándole así una mano al presidente.
La afirmación de Longueira fue respaldada por Francisco Lyon, experto de la agencia de auditorías KPMG, estableciendo que “es la reforma más grande desde los ’90, más que por recaudación, por la cantidad de contenidos que abarca. No es tan sólo una reforma que eleva tasas, también busca incentivar conductas, por ejemplo, de reciclaje, y cierra espacios a la evasión”.
De cierta manera, podría decirse que el Gobierno, piensa que le “dio el palo al gato”, con esta serie de medidas, incluyendo también la anunciada -estratégicamente antes de la marcha estudiantil del miércoles- el día lunes por el ministro de Educación, Harald Beyer, la que le quita el manejo de los créditos a la banca y los deja en manos del Estado.
Desde el otro lado, la noción de que las medidas son insuficientes o responden al gatopardismo –hecho de “cambiar algo para que nada cambie”, el cual tiene su origen en la paradoja expuesta en la novela ‘El Gatopardo’, del escritor italiano Giuseppe Tomadi di Lampedusa- se ha instalado fuertemente, lo que propone un escenario difícil para la aprobación de la reforma, la cual se espera que entre en vigencia el 1 de septiembre de este año.
Eugenio Rivera, doctor en Ciencias Económicas estableció que esta reforma continúa favoreciendo a los sectores con mayor ingreso de la población.
“En lugar de arreglar este sistema tributario tan injusto que propone reducir las tasas marginales del impuesto de segunda categoría a las personas, pero favorecerá más o menos al 12% de la población más rica, porque el 88% de los chilenos y chilenas, es decir, los pobres y la clase media, ya están exentos. Todas las personas que hoy ganan 530 mil pesos, no pagan impuestos, entonces no se les baja ninguno”, sentenció.
En tanto, el presidente de la Confederación de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (Conapyme), Juan Araya, estableció que este anuncio es “la nada misma”.
“No hay que olvidar que todos los chilenos pagamos dos mil millones de dólares en impuesto específico y esto es un tercio del impuesto específico, o sea, es la nada misma, es muy poquito. La intención está buena, pero vamos a ver qué pasa en el Congreso, porque tampoco conocemos la letra chica de este proyecto”.
Gabriel Boric, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech), indicó que si hoy se discute la reforma, es fruto de las movilizaciones estudiantiles.
Reafirmó, además, la opinión de algunos sectores del estudiantado, los cuales estiman que la iniciativa gubernamental sólo apunta a cambiar para que todo siga igual, puesto que para cambiar realmente la desigualdad en este país, las reformas deben ser mucho más profundas, por lo que el estudiantado continuará movilizado.
Desde el sector político, el líder del Partido Progresista, Marco Enríquez-Ominami, expresó que esta reforma baja de acuerdo a lo que necesita el país, teniendo responsabilidad la derecha y la Concertación.
A esta reforma aún hay que verle la letra chica, y hay detrás de ella un esmero en que la aprobación del mandatario suba del 29% en la que se encuentra hoy en día; o quizás el perpetuado uso del gatopardismo instale la noción de que los cambios deben ser profundos, y no constituir medidas parches.
Foto: Diario Pyme
Por Francisca Salinas Fernández
El Ciudadano